diumenge, 16 de maig del 2021

Checoslovaquia, 3- Países Bajos, 1 (Euro 76-Semifinales)

27. Zdenek Nehoda (2-1)

La selección checoslovaca fue potente durante los inicios de la década de los sesenta. Llegó a ser subcampeona del mundo en Chile 62. Después, entró en un bache del que salió gracias a la potencialidad de la parte eslovaca, reflejada en el Slovan de Bratislava campeón de la Recopa de 1969. Pero en los años setenta, a pesar de estar presente en el mundial de México, no obtuvieron representatividad en los dos campeonatos posteriores. Fue la buena mezcla entre veteranos y jóvenes la que dio como resultado la sorpresa del título de 1976. Y uno de los jóvenes, en su caso de la parte checa, era el delantero Zdenek Nehoda.

El equipo de su vida fue el Dukla de Praga, el histórico club del ejército comunista del país. Cuando él llegó, habían pasado los años dorados, entre los cincuenta y los sesenta, cuando ganó siete ligas en once temporadas, pero seguía siendo un cojunto potente que frecuentaba las competiciones europeas. El fracaso checoslovaco en México 70 propició cambios en la selección, con la entrada provisional de Ladislav Novak, que fue el seleccionador que hizo debutar a Nehoda y, sobre todo, con el binomio formado por el checo Vaclav Jezek y el eslovaco Josef Venglos.

Nehoda, un rematador puro con capacidad para asociarse con los compañeros y dotado de un buen físico, contó en el camino hacia el mundial de Alemania 74, pero Escocia cerró el paso al equipo nacional. A pesar de que no conseguía ganar ningún título con su equipo, Jezek confiaba en él. Checoslovaquia dejó a Inglaterra fuera de la Eurocopa del 76 en el grupo 1 por un solo punto. La derrota inglesa en Bratislava por 2-1, con un gol de Nehoda, fue un momento clave, al que se sumó la victoria en la eliminatoria contra la URSS. Los checoslovacos parecían el invitado de piedra en un torneo europeo en el que compartían cartel con los anfitriones, Yugoslavia, y con los protagonistas de la última final del mundial, Alemania Federal y los Países Bajos.

Serían, precisamente, los neerlandeses los primeros rivales en el duelo inaugural del torneo, en el estadio Maksimir de Zagreb, bajo una intensa lluvia. El partido tuvo de todo y, como todos los del campeonato, se tuvo que decidir tras una prórroga.


Los goles

El gran protagonista de los primeros noventa minutos fue el líbero eslovaco Ondrus, que adelantó a la selección con un buen cabezazo al inicio y que después estableció el empate de manera desafortunada con un autogol. El duelo, marcado por la intensa lluvia y por el arbitraje del galés Clive Thomas, fue muy duro. Los neerlandeses jugaron con ventaja durante 19 minutos por la expulsión de Pollak, pero no lo aprovecharon y, doce antes del final, vieron como el colegiado también enseñaba tarjeta roja a Neeskens. En el tiempo suplementario, más acciones controvertidas hasta que, en el minuto nueve de la segunda parte, llegó la acción decisiva.


Jurkemík, que había entrado en el inicio de la reanudación del tiempo suplementario, rompió el fuera de juego neerlandés por la banda derecha y, tras una gran cabalgada, envió un centro espectacular. El portero Schrijvers se quedó bajo la portería y, en el segundo palo, Nehoda mostró sus dotes de ariete y lo fusiló con la cabeza, con un espléndido remate de arriba hacia abajo. Las protestas por el origen de la jugada, con una probable falta de Panenka a Cruyff, además de las de todo el partido, supusieron la expulsión de otro neerlandés, Van Hanegem. Con el rival fundido, en el último minuto, Veselý estableció el 3-1 definitivo. La gran sorpresa era un hecho.

Y más que lo sería cuatro días más tarde, cuando Checoslovaquia se proclamó campeona europea en la final de Belgrado tras empatar con Alemania Federal (2-2) y vencer en los penaltis con el famoso disparo de Panenka. Nehoda disputó allí de nuevo los 120 minutos y anotó su tiro en la tanda, en concreto el segundo. Sería su gran momento internacional y el inicio de unos grandes meses, ya que la primavera siguiente ganaría su primera liga con el Dukla.

Ni Checoslovaquia, ni Nehoda, estuvieron presentes en el mundial de Argentina, en 1978, eliminados nuevamente por su bestia negra, los escoceses. Pero el equipo, ya veterano y ya con Venglos como primer entrenador, sí defendió título en la siguiente Eurocopa, la primera con ronda de grupos en la fase final, la de Italia 80. Allí anotó dos goles, uno particularmente importante ante los Países Bajos, otra vez, que provocó que la selección pudiera disputar el partido por el tercer puesto. Allí volvió a vencer por penaltis, ahora a Italia. Como en Belgrado, él marcó el segundo.

Nehoda disputaría una última fase final de un gran campeonato, la de su único mundial, España 82, en el que quedó eliminado en la primera fase con derrota contra unos ingleses que se vengaron de aquella fase de clasificación de 1976, que les dejó fuera y que fue vital para el título posterior del conjunto eslavo. Panenka pasó a la historia, pero el acierto de aquella formación, la que dio segurament la primera gran campanada de las Eurocopas, lo capitalizaba aquel delantero fuerte que marcó un gol esencial para dejar a una leyenda como Johan Cruyff sin su gran posibilidad de ser campeón europeo de selecciones.

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