dissabte, 8 de maig del 2021

Irlanda, 0- Países Bajos, 1 (Euro 88-Primera fase)

35. Wim Kieft (0-1)

La victoria de los Países Bajos en la Eurocopa 1988 es recordada por muchos hechos. Por los goles de Van Basten, por el liderazgo de Koeman y Rijkaard desde la defensa o por el despliegue físico de Ruud Gullit. Pero el triunfo no habría sido posible sin el gol de un delantero que, a pesar de lucir el mítico 14 de Johan Cruyff, no era considerado un prodigio de técnica, ni de habilidad, pero sí era terriblemente eficaz. Se trata de Wim Kieft.


Su historia es la de un goleador compulsivo, un rematador con una gran capacidad para situarse en el área y buscar la portería. Sus datos así lo demuestran. Ganó seis ligas y una Copa de Europa durante doce años en que quedó dos veces máximo goleador de la liga neerlandesa y llegó a alcanzar la Bota de Oro, aunque el triunfo pleno le llegó en el gran rival de su club de formación.

Kieft es de Amsterdam y, por lo tanto, tenía que crecer en la cantera del Ajax. Debutó en la máxima división en 1980, cuando aún no tenía 18 años, y fue coetáneo de la gran generación que después ganaría la Eurocopa, con Van Basten, Rijkaard, Van't Schip o Vanenburg, entre otros. Enseguida comenzó a marcar goles para el equipo de la capital. Fueron 69 en cuatro temporadas que ayudaron al Ajax a ganar tres ligas. Todo este rendimiento lo llevó a la selección, a la que entró en cuentagotas y fue víctima de la no clasificación del país para las grandes citas internacionales. Los Países Bajos se quedaron fuera de la Eurocopa 84, debido al 12-1 de España a Malta, y del mundial del 86, pero la carrera de Kieft avanzaba.

En 1983 fue contratado por el Pisa, de la Serie A. En ese momento, la liga italiana era la más fuerte del mundo y cada equipo sólo podía contratar dos extranjeros, por lo que ser elegido por uno de sus conjuntos era un honor. Kieft estuvo tres campañas en la Toscana, con dos descensos y un ascenso y 25 goles conseguidos. Cuando el equipo bajó por segunda vez lo fichó el Torino, pero su rendimiento fue irregular y, en verano de 1987, decidió volver a casa, pero no al mismo lugar de donde había salido.

Le contrató un PSV Eindhoven que estaba convirtiéndose en el dominador de la liga neerlandesa con incorporaciones espectaculares, muchas de ellas de ex jugadores del Ajax. Coincidió con Koeman y Vanenburg, entre otros, jugadores que habían salido de la factoría de Amsterdam, y la temporada fue perfecta. El PSV ganó la liga, la Copa y también la Copa de Europa en Stuttgart, por penaltis contra el Benfica. Kieft fue el máximo goleador de la liga, con 29 goles en 32 partidos, y entró en la lista de convocados de Rinus Michels para la Eurocopa, para la que los oranje se habían clasificado, por fin.


El gol

En el torneo en Alemania Federal, Kieft era un suplente claro. Los Países Bajos perdieron el primer partido contra la URSS, en el que él no actuó a pesar de que el equipo necesitaba gol. Michels había apostado por Bosman de titular y después recurrió a Van Basten, que explotó con tres goles en el segundo partido ante Inglaterra. En este duelo, Kieft debutó entrando desde el banquillo y con una asistencia de gol con la cabeza. El tercer duelo era contra Irlanda y sólo valía la victoria. Pero el equipo insular se cerró muy bien y no permitía los ataques holandeses. Todo el mundo se ponía nervioso, porque el gol no llegaba y sólo faltaban ocho minutos para el final. Y entonces, de la nada, surgió el desatascador.


Kieft había entrado a los cinco minutos de la segunda parte en el lugar de Erwin Koeman y se había situado dentro del área, junto a Van Basten. En el minuto 82, el balón acabó en los pies de Gullit, que lo cedió a Wouters. Este centró y, como durante todo el partido, el central McGrath rechazó. Pero esta vez lo hizo hacia el centro, a la posición de un Ronald Koeman que intentó el disparo a portería. Salió rebotado en el suelo y fue a parar a la cabeza de Kieft quien, de espaldas a portería, remató. El mismo efecto que llevaba el balón provocó que botara y se dirigiera hacia la red, superando la oposición de un Pat Bonner mal colocado. No fue el gol más estético del mundo, pero situaba a los Países Bajos en las semifinales y valía oro.

El delantero del PSV volvió a entrar en las semifinales contra Alemania Federal con el equipo perdiendo por 1-0 y, aunque no tuvo influencia en el resultado, colaboró ​​en la remontada y la clasificación para la final . En ésta, no jugaría ningún minuto, pero celebraría el título conseguido al vencer a la URSS por 2-0. Era el punto final de una temporada intachable.

Kieft actuó dos temporadas más en el PSV, con el que se llevó otra liga y dos Copas aunque sus cifras no fueron tan altas. Entre una lesión el primer año y el fichaje por parte del equipo de Eindhoven de un tal Romário, quedó relegado a un papel más secundario. Sin embargo, participó en el mundial de Italia 90, en el que volvió a ser revulsivo y marcó un gol, ante Egipto.

Ese mismo verano decidió volver a salir al extranjero. Lo fichó el Girondins de Burdeos. Estaba en su mejor edad, 27 años, pero no triunfó en Francia, con muy poco acierto rematador, y por eso retornó a Eindhoven. En la temporada 1991-92 se reencontró con unas buenas cifras de goles y ayudó al equipo a ganar otra liga. Aparte, disputó la Eurocopa de 1992, en otro intento de remontada contra Dinamarca en las semifinales que quedó abortado al perder la tanda de penaltis. Sólo jugaría dos partidos más con el equipo nacional y se retiraría definitivamente en 1994.

Después de irse, se convirtió en un rostro popular de la televisión neerlandesa y también combinó temporadas trabajando con las academias de jóvenes jugadores de clubes como el PSV o el Groningen. Pero no fueron buenos tiempos para él. Como admitió en una autobiografía publicada hace siete años, después de colgar las botas cayó en adicciones al alcohol y la cocaína que comprometieron su futuro. Fue un ex entrenador suyo, Fred Rutten, quien lo convenció para ingresar a una clínica de desintoxicación. Allí consiguió un gol más salvador que el del 1988 en Gelsenkirchen, sin el cual su país no habría ganado su único título.

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