dimecres, 19 de maig del 2021

España, 2- Hungría, 1 (Euro 64-Semifinales)

24. Amancio (2-1)

La selección española de mediados de los sesenta se nutría de jugadores de varios equipos que estaban obteniendo títulos en Europa o los habían conseguido en los años precedentes. El FC Barcelona aportaba a Pereda o Olivella al equipo titular; el Athletic, la juventud del portero Iribar; el Atlético de Madrid, la solvencia de defensas como Calleja o Rivilla; el gran Zaragoza de los magníficos, el acierto de Marcelino o la rapidez de Lapetra e, incluso, tenía el refuerzo del "extranjero" Luis Suárez, campeón de Europa con el Inter de Milán. Pero el equipo que dominaba la liga nacional era el Real Madrid post-Di Stéfano, que tenía como una de sus figuras a un extremo rápido y con gran relación con el gol. Era el gallego Amancio Amaro.

Él fue uno de los pocos jugadores por los que el sempiterno presidente blanco, Santiago Bernabéu, perdió la cabeza. Nacido en La Coruña y formado en el Deportivo, llegó a Madrid sin haber debutado en la máxima categoría, con 22 años. En el conjunto blanquiazul completó campañas espectaculares en Segunda, culminadas con la cuarta y última, la 1961-62, con 25 goles, con los que se aseguró el trofeo de máximo goleador y condujo al equipo a Primera .

Las ofertas no tardaron en llegar, pero finalmente, tras muchas negociaciones y de incluir a varios jugadores, Bernabéu se lo pudo llevar al Real Madrid. Su rendimiento fue espectacular, con catorce temporadas en el primer equipo, 119 goles, 9 ligas, 3 Copas y una Copa de Europa, la del 1966 ante el Partizán de Belgrado, con él como líder de la llamada generación yé-yé.

Antes, Amancio ya había llegado a una final de la Copa de Europa, la del mismo 1964, perdida contra el Inter de Suárez en Viena, y había debutado con la selección. Fue, precisamente, en la fase de clasificación para la Eurocopa, en la que contribuyó con dos goles a la victoria sobre Irlanda, antesala del torneo, que se disputaría en casa. En las semifinales, en el Bernabéu, el rival sería un conjunto rocoso, Hungría.


El gol

Los magiares, cuartofinalistas en el último mundial de Chile 1962, en el que habían llegado a vencer a Inglaterra liderados por el posterior Balón de Oro Florian Albert, presentaron batalla. España se adelantó pronto con un gol de Pereda, pero los centroeuropeos igualaron cinco minutos antes del final, tras un error de Iribar aprovechada por el delantero Bene. El duelo tuvo que dirigirse a la prórroga y, a los tres minutos de la segunda parte, llegó la acción decisiva.


Un córner a la derecha del portero Szentmihályi fue rematado desde el punto de penalti por el delantero Marcelino, posterior gran protagonista de la final. Uno de los defensas húngaros, el que cubría el poste derecho, tardó demasiado en salir y Amancio, rompiendo el fuera de juego, puso el pie derecho adelantándose al portero y anotando el gol decisivo, el definitivo 2-1. A pesar de los ataques de Hungría durante los doce minutos restantes, España entró en una final que ganaría por 2-1 a la URSS con un gol de su asistente en las semifinales, Marcelino.

Amancio sólo jugaría un gran torneo más con la selección, el mundial de Inglaterra de dos años después, en el que anotaría un gol en la única victoria española, ante Suiza, en la primera fase. La razón es que la selección no se clasificó hasta ningún otro torneo internacional hasta doce años más tarde, en 1978, el mundial de Argentina, cuando él ya se había retirado.

Ese mismo 1966, fue campeón de Europa con el Real Madrid, con cinco goles en el torneo, tres de ellos muy importantes. Dos fueron en la remontada por 4-2 contra el Anderlecht en cuartos de final, tras la derrota por 1-0 en Bruselas. El otro, en las semifinales. El Madrid había ganado por 1-0 en Chamartín y un gol suyo en San Siro en el minuto 20 dejó fríos a los lombardos, vigentes campeones, que sólo pudieron igualar el resultado.

Durante aquellos años, el fútbol italiano, y más concretamente el Milan, le tentó. La experiencia de otro gallego, Suárez, en el Inter, provocó que su rival ciudadano quisiera contraatacar. Pero Bernabéu se mantuvo firme para mantener en la plantilla a una de sus joyas, jugador que en 1964, el año de la Eurocopa, había quedado tercero en la votación del Balón de Oro, ganada por el escocés Dennis Law , del Manchester United, y con Suárez en segunda posición.

Lamentablemente, con Amancio en el equipo español este no pudo entrar en las dos Eurocopas y los dos mundiales posteriores. Se retiró de la selección en el famoso partido de desempate contra Yugoslavia en que Katalinski dejó a España fuera de la Copa del Mundo del 1974. Con el Real Madrid tampoco jugó ninguna otra final de la Copa de Europa y la carrera de Amancio empezó a acabarse el 8 de junio del 1974, cuando fue objeto de una criminal entrada por parte del defensa del Granada Fernández que le destrozó la pierna. Ya tenía 34 años y, aunque actuó dos campañas más de blanco, el rendimiento ya no fue el mismo.

Amancio también es muy conocido por su faceta de entrenador de base. Fue el técnico del Castilla que crió deportivamente a la llamada Quinta del Buitre, con los Míchel, Butragueño, Pardeza, Sanchis o Martín Vázquez. En 1984, visto el éxito, recibió el encargo de entrenar al primer equipo, pero fracasó y fue despedido a media temporada. Continuó un tiempo entre los técnicos del club, pero luego se deligó de él. Regresó con los años, para formar parte de la candidatura de Florentino Pérez a la presidencia y para organizar el Centenario de la entidad. Y es que Amancio es la imagen del Madrid y de la selección española de una época en que el combinado nacional sólo pudo sonreír una vez, y una buena parte del mérito fue de su gol en aquella prórroga contra Hungría sin el cual no se sabe si la historia hubiera cambiado.

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