dijous, 29 d’abril del 2021

España, 1 (5) - Dinamarca, 1 (4) (Euro 84-Semifinales)

44. Manu Sarabia (5-4 en los penaltis)

El camino de España en la Eurocopa 84 fue digno de una película de suspense. La calificación la afrontó con la necesidad de renovar al equipo tras el fracaso del mundial de casa, de 1982, pero entró en el torneo final teniendo que remontar once goles en un último partido histórico contra Malta; después, se clasificó para las semifinales con una anotación milagrosa de Maceda contra los vigentes campeones, Alemania Federal, en el último minuto. Y entró en la final teniendo que agotar todos los lanzamientos de penaltis de la tanda ante Dinamarca. El encargado de sellar el pasaporte fue el delantero del Athletic de Bilbao Manolo Sarabia.


Sólo hay que ver que el conjunto vasco había ganado las dos últimas ligas españolas, con doblete reciente en 1984, sumando el triunfo en la Copa, para darse cuenta de que seguramente algunos de sus hombres entrarían en la lista de Miguel Muñoz para el Eurocopa de 1984. Al final fueron cuatro, el portero suplente, Zubizarreta, el lateral Urkiaga, el central Goikoetxea y el delantero Sarabia. El estilo de juego del equipo de Javier Clemente era duro e intenso, pero no faltaban los jugadores con técnica y Sarabia se apartaba bastante del primer estereotipo. Era elegante, con una gran pierna izquierda y un buen disparo a portería, aparte de una buena capacidad asociativa.

La familia de Sarabia es originaria de la provincia de Jaén. De hecho, su hermano Lázaro, dos años mayor, nació allí y por este motivo no pudo formar parte de las categorías inferiores del Athletic de Bilbao, ya que el club sólo quería a jugadores originarios de los territorios de Euskal Herria . Manuel sí podía, ya que había nacido cerca de Barakaldo. Llegó a Lezama procedente del San Pedro de Sestao y en 1976, con 19 años, ya debutó con el primer equipo. Sin embargo, el técnico de la época, Koldo Agirre, no contó mucho con él y fue cedido al Barakaldo, justamente.

El mismo entrenador, sin embargo, lo recuperó dos temporadas más tarde y ya se quedó en el primer equipo. Junto con él, fue creciendo una camada de futbolistas que formarían la columna vertebral del posterior Athletic campeón. Nombres históricos como Iribar, Villar, Irureta o Txetxu Rojo iban cediendo paso a Argote, Dani, De Andrés, Urkiaga, Noriega, Goikoetxea o Liceranzu, entre otros.

Así, en la temporada 1982-83, después del mundial, el equipo de San Mamés sorprendió y, viniendo del cuarto lugar del año anterior, logró el título de liga. Fue el curso en que Sarabia debutó con la selección española, donde nunca tuvo un papel de titular, pero sí intervenía de revulsivo. Sólo tenía una experiencia de un partido entero y un minuto en otro cuando anotó el undécimo gol español del 12-1 contra Malta, el de la clasificación para la Eurocopa. Ese día había sido titular y entró en la lista del torneo, apoyado por su gran temporada en Bilbao, con la liga y la Copa en el saco.

Sarabia no tuvo protagonismo en el campeonato. En la primera fase, sólo jugó veinte minutos en el empate contra Portugal, en el que intervino en la acción del gol de Santillana, después de que Sousa hubiera adelantado en el marcador a los lusos. También debería interpretar el papel de revulsivo en las semifinales, en Lyon contra Dinamarca.


El gol

Los nórdicos se habían adelantado en la primera parte, con un gol de Lerby, pero Maceda había igualado en la reanudación, en una jugada en la que Sarabia había intervenido. Había entrado en el campo siete minutos antes, en el lugar de Julio Alberto, y su presencia había dotado de más peligro al ataque español, aunque sin resultado. El partido se debería decidir por penaltis.


España y Dinamarca ya se habían enfrentado dos meses antes en un amistoso en Valencia, ganado por 2-1 por los locales. Pero esto ya no contó en una tanda tensa, en la que todo el mundo fue marcando excepto Laudrup. El árbitro inglés Courtney hizo repetir el lanzamiento porque determinó que Arconada se había movido, lo que enfureció al portero donostiarra, que reaccionó de una manera que hoy en día seguramente le habría costado la expulsión. La tanda siguió y fue Elkjaer-Larsen, la figura danesa, quien lanzó el quinto demasiado alto. Sarabia tenía la opción de hacer entrar a España en su primera final en veinte años y no la desaprovechó, con un disparo seco que batió a Qvist. Tres días después sería titular en la final del Parque de los Príncipes contra Francia, pero no pudo impedir la victoria local por 2-0.

Sarabia, que ese mismo año ganaría la Supercopa de España que no se llegó a disputar, ya que el Athletic era campeón de liga y Copa, tenía entonces 27 años y sólo apareció cuatro veces más con la selección, una en partido de competición, la clasificación para el siguiente mundial, en el que anotó un gol importante en Islandia. Con el Athletic, las cosas no fueron demasiado bien. Protagonizó una agria polémica con el entrenador, Javier Clemente, que propició que el club tuviera que elegir entre uno de los dos. Sarabia se quedó en el club y Clemente fue despedido. Jugó hasta 1988 en Bilbao y después tres temporadas en el Logroñés, al que estuvo a punto de clasificar para Europa, antes de retirarse, en 1991.

Tras su etapa como futbolista, Sarabia entrenó al filial del Athletic y también vivió dos aventuras más, en el Badajoz y el Numancia, antes de dedicarse a los medios de comunicación. Desde hace muchas temporadas trabaja en Canal Plus, primero, y ahora en Movistar, donde suele comentar los partidos de Segunda División. Su hijo Eder ha sido hasta ahora un reconocido técnico asistente, entre otros equipos de Las Palmas, Betis y FC Barcelona, ​​con Quique Setién, con quien su padre compartió vestuario en Logroño. Ahora, Eder entrena como primer técnico del Andorra, en Segunda B. Su carácter vehemente recuerda poco al de su padre sobre el campo, un Manu Sarabia que solía tener la cabeza fría y resolvía con elegancia, como en la tanda de penaltis de Lyon que mereció una final de Eurocopa para la selección española, en 1984.

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