dilluns, 19 d’abril del 2021

Francia, 0- Grecia, 1 (Euro 2004-Cuartos de final)

54. Angelos Charisteas (0-1)

Ya nos hemos hartado decir en esta lista que la victoria de Grecia en la Eurocopa de 2004 es una de las grandes sorpresas de la historia del fútbol. Y aún más, de la forma en que se produjo. Los helenos sacaron un extraordinario partido a los siete goles que anotaron en seis partidos y, sobre todo, a los tres marcados en las tres eliminatorias, que ganaron por 1-0, un logro sólo mejorado por los cuatro 1-0 de un combinado con un juego antagónico como España en el mundial de Sudáfrica de 2010. El primero de estos tres goles sirvió para tumbar a un campeón y lo anotó un jugador que ya había marcado en la primera fase y que ya ha aparecido en el ranking. El delantero Angelos Charisteas.


El atacante, que aquel verano dejaría el Werder Bremen por el Ajax, ya había anotado en la primera fase de la competición. Había sido un gol contra España que luego sería fundamental para que su equipo pasara de fase por primera vez en la historia. Después, los griegos tuvieron mucha suerte y se clasificaron a pesar de perder el último enfrentamiento contra Rusia gracias a la diferencia de goles con los hispanos, a quien ya habían derrotado en la fase de clasificación. La anotación del otro delantero del equipo, Zisis Vryzas, había sido determinante a pesar de la derrota.

De cara a las eliminatorias directas, el carácter defensivo de Grecia aun se haría más evidente. De la mano del técnico alemán Otto Rehhagel, no había ningún miedo a ceder la iniciativa al rival y a esperar atrás a una oportunidad. Los franceses habían sido primeros de su grupo y, aunque con una formación veterana, querían reeditar la victoria de cuatro años antes en Bélgica y los Países Bajos y vengarse de su mal papel en el mundial de 2002, en el que no habían superado la primera fase. Aunque habían mostrado dudas, sobre todo ante Inglaterra y Croacia, eran claros favoritos contra los griegos.


El gol

Pero se llegó al descanso sin apenas ocasiones por ambas partes. Los helenos habían conseguido cerrarse bien atrás y, aunque no amenazaban, estaban haciendo bueno el plan. Había que esperar a un momento adecuado para hacer daño y llegó a los veinte minutos de la reanudación.


Fue cuando Zagorakis, que posteriormente sería designado el mejor jugador del torneo, recibió desde la banda derecha y se adelentó al intento de corte del lateral Lizarazu. Profundizó, levantó la cabeza y vio tres opciones en el área. Apostó por una de ellas y envió un centro perfecto hacia la del medio, Charisteas. Este se levantó e impartió un clínic de cómo cabecear. Saltando solo, y marcando espectacularmente los tiempos, imprimió una gran fuerza al balón y superó un Barthez vendido. Faltaba mucho, pero los franceses ya no se reharían del golpe. Grecia entraba en las semifinales, que también superaría por un gol, así como la final, con otra anotación de Charisteas de cabeza que, evidentemente, veremos más adelante.

Tras el éxito de la Eurocopa, y con sólo 24 años, todo un mundo se abría para el delantero de Serres quien, de todos modos, no disfrutó de la trayectoria esperada a nivel de clubes. En los nueve años más que duró su carrera jugó en nueve equipos diferentes, con lo cual podemos decir que su trayectoria fue de todo, menos estable. Sólo estuvo dos años en el Ajax, donde ganó una Copa y una Supercopa antes de ir al gran rival, el Feyenoord, donde superó por un gol, 9 a 8, su mejor registro en Amsterdam, pero donde dejó al conjunto de Rotterdam en un dramático séptimo lugar.

Después, decidió volver a Alemania, donde había triunfado en el Werder Bremen, pero ni el Núremberg, con una temporada en segunda división incluida, ni en el año de cesión al Leverkusen no triunfó. Se refugió, ya con treinta años, en el Arles-Avignon francés, con el que sólo jugó siete partidos antes de recibir una buena oferta del Schalke. No jugó casi nada pero, oficialmente, es campeón de Copa con el conjunto minero. Entonces, volvió a Grecia, donde jugó 24 partidos con el Panetolikos antes de cerrar su trayectoria buscando más el rendimiento económico, que el deportivo, en el Al-Nassr saudí. Encima, perdió allí la final de Copa en una tanda de penaltis en la que él erró uno. Era nueve años después de su gran momento, el de los tres goles en Portugal, en el segundo de los cuales había tumbado al rey en aquel partido en el estadio Alvalade de Lisboa.

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