dilluns, 26 d’abril del 2021

Yugoslavia, 3- España, 4 (Euro 2000-Primera fase)

47. Alfonso (3-4)

Dentro del apartado de remontadas épicas, España ostenta el récord de haber entrado en un gran torneo recuperando  el margen más amplio de goles que ninguna selección ha remontado en un solo partido. Fue en la fase de clasificación para la Eurocopa del 1984, cuando un 12-1 contra Malta lo hizo clasificarse para el campeonato dejando fuera a los Países Bajos. Dieciséis años más tarde, sin llegar a este nivel, consiguió otro milagro, al anotar dos goles en el descuento contra Yugoslavia para entrar en los cuartos de final de la Eurocopa 2000. El jugador que ratificó esta hazaña fue el delantero Alfonso Pérez Muñoz.


Ya apareció en esta lista con otro gol importante durante la Eurocopa anterior, la del 1996. En los cuatro años que habían pasado se había consolidado como jugador franquicia del Betis. Los andaluces se habían hecho con sus derechos, después de que éste hubiera jugado cedido por su club de formación, el Real Madrid. Estuvo a punto de conseguir la Copa del Rey del 1997, en la que perdió la final ante el FC Barcelona. Aquella temporada fue segundo máximo goleador de la liga, con 25 goles, sólo superado por el azulgrana Ronaldo, y todas estas cifras lo hacían ser un asiduo de la selección.

El equipo nacional afrontaba con esperanzas el mundial del 1998, pero cayó eliminado a las primeras de cambio en un campeonato que arrancó de titular pero en el que pagó los platos rotos de la derrota, finalmente decisiva, contra Nigeria. Al inicio de la siguiente fase de clasificación cayó el técnico, Javier Clemente, relevado por un José Antonio Camacho que no lo pudo convocar tanto al inicio, por culpa de una serie de lesiones, pero que sí contó con él cuando se recuperó.

Alfonso, ya bien de salud, vivió un gran trauma en la temporada 1999-2000 en la que sufrió el inesperado descenso del Betis a la Segunda División. Sus diez goles no fueron suficientes en una temporada en la que también bajaron dos históricos como el Sevilla y el Atlético de Madrid. Sin embargo, el seleccionador lo convocó para un amistoso en el mes de marzo, en el que marcó un gol en la victoria por 2-0 contra Italia, y entró en la lista de la Eurocopa de ese mismo verano .

Fue suplente en el primer partido, una derrota contra Noruega que comprometía mucho el futuro del equipo. En el segundo, fue titular, posteriormente relevado por Urzaiz, en la victoria contra Eslovenia. Los resultados obligaban a los españoles a ganar el partido que cerraba el grupo, ante Yugoslavia.


Los goles

A la misma hora jugaban Noruega y Eslovenia y los españoles tenían que vencer o superar el resultado de los nórdicos. Pero las cosas no empezaron bien en Brujas, ya que Savo Milosevic adelantó a los yugoslavos a la media hora. Ocho minutos después llegó el primer momento de Alfonso.


Fue en una acción llena de rebotes que terminó a los pies de Raúl, este intentó pasar por el medio de la defensa balcánica y no se pudo llevar la bola con nitidez, pero ésta quedó suelta delante de la portería de Kralj. Allí estaba Alfonso, que seguía la acción y quien, con la pierna izquierda, empató el choque. De hecho, el atacante madrileño destacaba por su gran dominio de las dos piernas. Pero el partido se complicaría mucho para los hombres de Camacho. Al inicio de la reanudación, Govedarica anotaría el 2-1. Por suerte, Munitis empató a continuación, pero Komljenovic situó el 3-2 en el minuto 75. El partido entró en el descuento con un marcador que eliminaba a España. Necesitaba ganar porque Noruega seguía empatando contra Eslovenia. En el primer minuto del descuento, Abelardo provocó un penalti que transformó Mendieta. Quedaba esperanza pero poco tiempo, suficiente para llegar al éxtasis.


Los españoles acumularon centrales en el área para dejar pelotas muertas y jugaban también a aprovechar la altura de Urzaiz. Este tocó un primer centro de Sergi, pero los rechazos yugoslavos terminaron a pies de Guardiola. El centrocampista azulgrana centró, nuevamente Urzaiz dejó hacia el medio y Alfonso, con una volea con la izquierda casi cayéndose, envió el esférico lejos del alcance de Kralj. Yugoslavia ya ni sacó desde el centro del campo. Entre gritos de los periodistas radiofónicos exclamando, incluso, que Dios era español, Camacho y los suyos entraron como primeros de grupo a cuartos, obligaron a los yugoslavos a enfrentarse a los anfitriones Países Bajos, que los terminaron humillando por 6 -1, y eliminaron a Noruega, en la última aparición hasta ahora de los escandinavos en el escaparate internacional.

De todos modos, la Eurocopa no duraría mucho más para España, eliminada al cabo de unos días por Francia en el mismo estadio en un choque cruel en que Raúl fallaría un penalti en el último minuto que habría conducido a la prórroga. Alfonso jugó todo el partido sin saber que aquella sería su última cita con la camiseta del equipo español, que dejó con 38 partidos y 11 goles.

Porque con el Betis en Segunda debía buscar un equipo y no en encontró otro que el FC Barcelona, ​​el gran rival del equipo de su corazón, el Real Madrid. Encontró una formación azulgrana en plena travesía del desierto. Estuvo un año y medio en el club, en el que jugó muy poco y en el que fue víctima, nuevamente, de muchos problemas físicos. En enero de 2002 sería cedido al Olympique de Marsella, con el que terminó la temporada con cuatro goles, y en verano decidió volver donde había sido más feliz.

El Betis volvía a ser equipo de Primera y lo repescó. Las cosas no fueron iguales. En esta segunda etapa, ocupaba un papel más secundario, ya con 30 años, y tampoco tuvo mucha continuidad por las lesiones. Sólo jugó diez partidos de liga y cinco de Copa el último año, pero se pudo retirar con un título en su palmarés, la Copa ganada por los andaluces ante Osasuna, a pesar de que él no pudiera disputar el partido. Alfonso tuvo que dejar el fútbol con 33 años con la sensación de que su carrera apuntaba más alto y castigado por los problemas físicos, pero con momentos álgidos, como su primera etapa en Heliópolis o aquella tarde en que, según algunos compatriotas suyos, consiguió nacionalizar español incluso a Dios.

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