dissabte, 17 d’abril del 2021

España, 2- Hungría, 1 (Euro 64-Semifinales)
España, 2- URSS, 1 (Euro 64-Final)

56. Chus Pereda (1-0 y 1-0)

Algunos jugadores pasan a la historia por haber conseguido el gol de la victoria en un gran campeonato. Su nombre es recordado, pero a menudo esto sucede en partidos en los que ha habido otras anotaciones o jugadas sin las cuales no se habría podido llegar a ese final. Durante 44 años, el único título de la selección española fue la Eurocopa del 64, recordada por el célebre gol de Marcelino en la final, o incluso por el de Amancio en la prórroga de las semifinales. Pero en ambos partidos, acabados con 2-1, un jugador había conseguido abrir el marcador y en el segundo, además, dio el pase de la victoria. Fue el centrocampista Chus Pereda.

Se trataba de un futbolista de gran generosidad y despliegue físico y buena relación con el gol que, durante toda su carrera, quedó ocultado por el virtuosismo de otros y al que quizás faltó suerte para llegar más lejos. Nacido en Medina de Pomar, en el norte de la provincia de Burgos, Pereda se formó en la vecina Euskadi, en concreto en Indautxu, cerca de Bilbao. Su espacio natural debía ser del Athletic, pero junto con algunos compañeros no fue fichado por el club vasco por su lugar de nacimiento, fuera de los territorios de Euskal Herria. Todos ellos se movieron hacia la capital de España y, mientras algunos fueron al Atlético, él fue fichado por el Real Madrid.

Su palmarés con los blancos es de una liga y una Copa de Europa, las únicas de su trayectoria, durante el medio año en que estuvo allí, pero sus intervenciones, cuando tenía 20 años, fueron esporádicas. Era la temporada 1957-58 y sólo jugó cinco partidos. En uno de ellos, una vuelta de la máxima competición europea con la eliminatoria ya decidida por un 8-0 de la ida, marcó dos goles en el campo del Sevilla. El año siguiente, después de una temporada cedido al Valladolid, fue moneda de cambio por primera vez. El Madrid fichó al sevillista Pepillo y traspasó a los andaluces los derechos de Pereda. En Nervión vivió dos buenas temporadas, sobre todo la primera, con 11 goles, que le llevaron a debutar con la selección en seis amistosos, la mayoría en una gira que el equipo español realizó por América del Sur en el verano de 1960, dos años antes de que Chile acogiera el mundial.

Todas estas oportunidades le dieron renombre y en 1961, con 23 años, volvió a uno de los punteros del fútbol español. Luis Suárez había sido traspasado por el FC Barcelona al Inter de Milán por 25 millones de pesetas. 7 de estos los invirtió en Pereda, que actuó las ocho temporadas siguientes en el Camp Nou. Por desgracia, le tocó una época de sequía en el club azulgrana, en la que no ganó ninguna liga en catorce años. Pero el hecho de jugar en el Barça le permitió frecuentar más el equipo nacional. Regresó a él en 1962, tras el fracaso de España en el mundial, y fue fijo en la eliminatoria de cuartos de final de la Eurocopa en la que España eliminó a Irlanda. El país acogería la fase final en 1964 y el seleccionador, José Villalonga, tenía toda la fe.


Los goles

España debutó en las semifinales contra Hungría en el estadio Bernabéu, que distaba mucho de presentar una gran entrada a pesar de la importancia del duelo. Era la segunda edición de la Eurocopa y seguramente aún no había penetrado tanto en los aficionados como para considerarla una competición de primer orden. Los españoles tardaron poco más de media hora en adelantarse


Fue en una típica centrada del madridista Amancio por la banda derecha. Pereda, un llegador de primer orden, se adelantó a la defensa magiar y, con un gran cabezazo, anotó el primer gol. Hungría empataría cinco minutos antes del final con un gol de Bene, pero en la prórroga, a los tres minutos de la segunda parte, Amancio marcaría el gol que daría a España el billete para la final.

Esta sí que despertó más expectación ya que era contra la URSS. En plena dictadura fascista del general Franco, los soviéticos eran vistos como el ogro comunista. Además, cuatro años antes, los españoles se habían negado a viajar a Moscú para jugar la eliminatoria de cuartos de final, previa a la fase definitiva que la URSS ganó en Francia. Eran los vigentes campeones y el Bernabéu se llenó hasta la bandera. Además, tardó poco en ver goles.


Como explica el mismo Pereda en este vídeo, Luis Suárez, el hombre que, marchándose, le había llevado al Barça, robó un balón a Ivanov en el centro del campo. Combinó con Amancio y, de inmediato, envió un centro al área. El balón rebotó en el cuerpo de soviético Shustikov y quedó muerto para un Pereda que había vuelto a llegar desde segunda línea. El centrocampista no lo dudó y fusiló a Yashin con un disparo fortísimo. Sólo dos minutos más tarde, la URSS empató con un remate de Jusaínov que se tragó Iribar y los locales tuvieron que esperar al minuto 85 para llevarse el título gracias a un remate de cabeza de Marcelino en una acción en la que Pereda también fue protagonista, ya que es quien le mandó el centro, tras recibir el esférico de Rivilla. Curiosamente, en las imágenes que se difundieron durante años, el centro era de Amancio. Y es que los operadores de cámara no captaron el momento de la acción y se dice que Franco ordenó que se montara haciendo ver que había sido obra del extremo del Real Madrid, que era uno de sus jugadores favoritos.

Pereda, a pesar del título y su gran protagonismo, sólo disputaría tres partidos más con la selección, dos en la clasificación para el mundial del 66, en el que curiosamente marcó tres goles, de nuevo a Irlanda, y uno para el del mundial del 70, en la que España no conseguiría su objetivo. Durante su trayectoria con el FC Barcelona no completó nunca una temporada entera, víctima de suplencias y lesiones, pero consiguió dos Copas y una Copa de Ferias. Su último partido de azulgrana fue la dolorosa derrota en la final de la Recopa de 1969 en Basilea contra el Slovan de Bratislava, por 3-2. Después, agotó su carrera en el Sabadell, donde sólo actuó en cinco partidos hasta que se retiró, con 32 años, en 1970.

Posteriormente, Pereda sostuvo una gran carrera como entrenador de equipos de base de la federación española. Volvió a ser campeón de Europa, en este caso sub-16, con el equipo estatal en 1988, en una final ganada por penaltis, también en Madrid pero el campo del Rayo, contra Portugal. Antes, en 1985, había sido subcampeón del mundo juvenil, perdiendo la final, curiosamente en la URSS, contra Brasil por 1-0 en la prórroga. Su única experiencia como primer entrenador de club fue con el Xerez, durante medio año en la temporada 1995-96. Después, Pereda se quedó a vivir a Barcelona, ​​donde murió en 2011, a los 73 años, víctima de un cáncer. Muy querido por todos, por su carácter directo y a veces fuerte, pero siempre honesto, la Eurocopa del cabezazo de Marcelino no se explicaría sin sus dos goles y su asistencia, las obras de un héroe casi anónimo.

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