dimarts, 27 d’abril del 2021

Suecia, 2- Alemania, 3 (Euro 92-Primera fase)

46. ​​Karl-Heinz Riedle (0-2 y 1-3)

Durante los gloriosos años ochenta y principios de los noventa de la selección alemana de fútbol, ​​una de sus identidades fue actuar casi siempre con dos delanteros. La disposición táctica podía variar, pero delante solían estar dos atacantes de similares características, rápidos, incisivos, luchadores y goleadores. La pareja clásica fue la que formaron Rudi Völler y Jürgen Klinsmann, aunque también hubo otros elementos anteriores como Karl-Heinz Rummenigge o Klaus Allofs. Pero cuando fallaba uno de los dos titulares, el combinado germano encontró un buen relevo en otro anotador de similares características. Era Karl-Heinz Riedle.


Riedle ya tenía casi 27 años en 1992 y había sido campeón del mundo dos antes en Italia, pero la Eurocopa de Suecia fue su torneo y la culminación a años de goles y más goles que lo habían llevado, precisamente, a jugar en el país transalpino. Nacido muy cerca de la frontera con Austria y Suiza, en el sur de Baviera, Riedle disputó sus primeras temporadas en categoría superior en la vecina Augsburgo, que entonces tenía al equipo en segunda categoría, pero pronto debutó en la Bundesliga, aunque tuvo que viajar bastantes kilómetros por hacerlo.

En 1986, Alemania Federal acababa de ser subcampeona del mundo en México y el joven Riedle, de 21 años, fichaba por Blau-Weiss Berlín, conjunto que no pudo evitar quedar último pero en que él marcó catorce goles entre liga y Copa. Aquel talento no se podía perder en la categoría inferior y por ello fue contratado por el Werder Bremen y fue llegar y besar el santo. Anotó 18 goles en la competición ayudando al equipo a conseguir el título de liga con cuatro puntos sobre el Bayern. Además, estuvo a punto de llegar a la final de la UEFA, al perder contra el Leverkusen en semifinales. Aquel equipo llegó a cuartos de final de la Copa de Europa la temporada siguiente y sólo fue eliminado por el posterior campeón, el Milan, con un gol de penalti de Van Basten. Riedle no pudo disputar el encuentro decisivo en San Siro ya que había visto la segunda tarjeta en el 0-0 de la ida en casa.

Todos estos éxitos lo habían hecho debutar con la selección absoluta, con gol contra Finlandia, en la fase de clasificación para el mundial de 1990. Aquel otoño fue olímpico en Seúl, pero sólo pudo disputar 29 minutos ya que recayó de una lesión en los cuartos de final ante Zambia. Problemas en un ingle provocaron que el seleccionador, Franz Beckenbauer, no pudiera convocarlo mucho en el camino hacia la Copa del Mundo, pero sí lo incluyó en la lista definitiva del torneo.

En Italia 90 fue suplente en tres partidos y titular en la victoria en los cuartos de final contra Checoslovaquia por la sanción a Rudi Völler. Se proclamó campeón del mundo sin jugar la final, en el Estadio Olímpico de Roma, y ​​ya se quedaría allí porque le había fichado la Lazio. En Italia logró buenas cifras, aunque el equipo estaba perdido a media clasificación. Con la selección entraba en los planes del nuevo técnico, Berti Vogts. Anotó dos goles en la fase de clasificación y ayudó a hacer entrar a la Alemania unificada en la Eurocopa.

En el debut, logró arrebatarle la titularidad a Klinsmann y la aseguró cuando el otro delantero, Rudi Völler, se lesionó para todo el torneo en un duelo contra la Comunidad de Estados Independientes, el combinado que comprendía los nuevos estados de la antigua URSS. Alemania sólo empató el partido, y gracias, con un gol de falta en el último minuto de Hassler, superó a Escocia, con un gol suyo, y perdió contra los Países Bajos, con lo cual se debía cruzar con el anfitrión, Suecia, en semifinales.


Los goles

En el estadio Råsunda de Suecia, fue justamente Hassler quien adelantó a los alemanes en el marcador en la primera mitad. Los suecos, muy ofensivos, se tenían que lanzar al ataque, pero dejaron espacios en la defensa que Riedle se encargó de castigar.


Nuevamente Hassler robó un balón a Thern en el centro del campo e inició una combinación con Matthias Sammer. Este penetró por la izquierda con potencia y atrajo la atención del central Björklund. Fue un error, porque dejó solo en medio a los dos delanteros alemanes habituales, Riedle y Klinsmann, contra Eriksson. Sammer centró y Riedle, en el primer palo, batió con facilidad a Ravelli. Seis minutos más tarde, los escandinavos redujeron la distancia con un penalti tranformado por Brolin y la emoción se mantuvo hasta el último minuto. Allí llegó la sentencia.


De la defensa de cinco habitual de los alemanes, era el líbero el que tenía permiso para avanzar, en este caso Thomas Helmer. Desde una ubicación no frecuente en él, vio el desmarque de Riedle por entre los dos centrales y le envió un pase milimetrado. El delantero de la Lazio consiguió los metros suficientes para poder rematar con comodidad y, a pesar de tener poco ángulo, batió por debajo a Ravelli. El gol de Kennet Andersson en la jugada posterior sólo sirvió para maquillar el resultados y dar un poco de emoción a los últimos segundos. Era la gran oportunidad de los alemanes para completar el doblete mundial-Eurocopa, pero cinco días más tarde, con Riedle en el equipo inicial, cayeron de manera sorprendente en la final de Gotemburgo contra Dinamarca.

A nivel internacional, Riedle aun cumplió un ciclo de dos años más con el equipo nacional, hasta el mundial de 1994. Entonces no hacía falta fase previa ya que el campeón estaba clasificado de oficio. En la cita norteamericana, fue titular en dos partidos, con un gol contra Corea del Sur, pero no jugó ni contra Bélgica, en los octavos, ni contra Bulgaria, en la eliminación de cuartos. Con 28 años, ya no jugaría más con el equipo nacional por decisión propia, aunque todavía le quedaban buenos años en activo.

A nivel de clubes, se había mantenido en la Lazio hasta el verano posterior a la Eurocopa y volvió a casa, al Borussia Dortmund, con el que triunfó, con dos ligas, dos Supercopas y, sobre todo, la Liga de Campeones de 1997. Él anotó dos goles en aquella final, en Múnich, con triunfo ante la Juventus por 3-1. Fue su último partido de amarillo y negro y con casi 32 años fichó por el Liverpool, para probar la aventura de la Premier. No ganó ningún título y marcó sólo once goles en dos años y medio, antes de ser traspasado al Fulham, al que ayudó a ascender en su segunda campaña antes de retirarse. Fue el último servicio de un jornalero del gol, un Riedle que estuvo demasiado a menudo a la sombra de otro pero que tuvo grandes momentos, como la Champions con el Dortmund o aquellos dos goles de Solna que valieron llegar a una final de Eurocopa.

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