dijous, 22 d’abril del 2021

Francia, 1- Dinamarca, 2 (Euro 92-Primera fase)
Países Bajos, 2 (4) - Dinamarca, 2 (5) (Euro 92-Semifinales)

51. Henrik Larsen (0-1, 0-1 y 1-2)

Que el triunfo final de Dinamarca en la Eurocopa de 1992 fue casi un milagro lo demuestran una serie de datos que difícilmente se volverán a repetir. El que ya sabe casi todo el mundo es que los daneses jugaron el campeonato a pesar de haber quedado eliminados en la fase previa porque Yugoslavia fue descalificada por el papel de su gobierno en las guerras de los Balcanes que tenían lugar en ese momento. Otra es que su máximo goleador, y el del torneo, debe de haber sido el único danés con una cierta repercusión internacional que ha hecho más carrera en los clubes de casa que en el extranjero. Fueron los grandes días del centrocampista Henrik Larsen.


Store Larsen (grande Larsen), como era conocido por su físico rocoso, era un elemento de ida y vuelta, de gran despliegue y de buena llegada al área, aunque un nuevo dato demuestra lo extraordinario fue aquel campeonato. Terminó su carrera con 39 partidos internacionales y sólo cinco goles. Más de la mitad, tres, los hizo en anotó en aquella Eurocopa mágica.

Los mejores años de la carrera de Larsen no fueron ni en Alemania, ni en Italia, ni en Inglaterra, donde jugó. Fueron a su ciudad, en Konengs Lyngby, un suburbio del norte de Copenhague. En el Lyngby, tradicional, pero modesto conjunto de la primera división danesa, había sido dos veces campeón de Copa en la década de los ochenta y principios de la de los noventa pero no se puede decir que hubiera tenido una trayectoria espectacular. Con 26 años, había jugado seis en esta formación y había probado una aventura en el Pisa italiano, con el que jugó muchos partidos pero con el que no pudo evitar el descenso. Y quizás esto lo acercó más a la Eurocopa.

Porque los transalpinos lo volvieron cedido a su conjunto de origen ya que sólo podían contar con dos extranjeros en la segunda categoría y prefirieron los otros dos que tenían, dos argentinos: José Chamot y un tal Diego Simeone. Con el Lyngby llevó a cabo un gran año que finalizó con la segunda, y hasta ahora última, liga de la historia de la entidad. Terminado el campeonato, el 8 de junio, Larsen y sus compañeros se tenían que preparar para irse de vacaciones, pero no fue así. Yugoslavia estaba eliminada y el seleccionador, Richard Möller-Nielsen, había tenido que hacer una convocatoria de urgencia para el torneo. Él había actuado en algunos partidos de la fase de clasificación, los últimos, curiosamente todos con victoria. Dinamarca había quedado eliminada por un solo punto, seguramente por culpa de la prematura derrota en casa contra los yugoslavos, pero había terminado en forma y sólo seis días después de ganar la liga, Larsen viajaba pocos kilómetros hacia el este, a la vecina Suecia, para afrontar la Eurocopa.


Los goles

Esta comenzó con un empate a cero contra Inglaterra, con Larsen todos los minutos en el banquillo, seguido de una derrota ante Suecia. Salió en los 26 minutos finales, y a Möller-Nielsen le debió gustar lo que vio porque le dio la titularidad en el tercer choque, ante Francia. Los daneses estaban obligados a vencer y se adelantaron en el marcador en Malmö, a veinte minutos de Copenhague, donde ya habían disputado el primer partido.


Poulsen bajó una pelota y Larsen, en su faceta de llegador, empaló una volea tremenda con la izquierda que superó a Bruno Martini. Francia empataría con un gol de Papin, pero la anotación final de Lars Elstrup dio a Dinamarca un sorprendente acceso a las semifinales. Allí se encontraría con el vigente campeón, los Países Bajos. Larsen volvería a jugar desde el inicio y dejó su huella desde los cinco minutos.


Koeman rechazó un balón largo de Christofte pero Frank de Boer quiso sacarlo jugado y lo que consiguió fue regalarlo a Brian Laudrup. Este profundizó encarando nuevamente a Koeman y envió un centro al segundo palo que superó a un Van Breukelen demasiado adelantado. En el segundo palo, Larsen ocupó el sitio justo y remató el 1-0. Los neerlandeses empatarían a continuación, mediante Bergkamp, ​​otro de los goleadores del campeonato, junto con Larsen, Brolin y Riedle. Pero era el día de Dinamarca, que se volvió a adelantar a los 32 minutos.


Fue Larsen mismo, quien inició la acción cediendo a Poulsen. Este centró pasado con la izquierda para que Vilfort la dejara con la cabeza al medio y el pequeño de los Laudrup rematara. Koeman rechazó de manera seguramente innecesaria, ya que Van Breukelen habría parado el balón con facilidad. y dejó el balón en la frontal del área para que Henrik Larsen, que había seguido toda la acción, empalmara un disparo raso que entró en la portería neerlandesa. Los Países Bajos igualaron milagrosamente antes de la prórroga, con un gol de Rijkaard, pero cayeron en la tanda de penaltis por culpa de un error de Van Basten. Huelga decir que Henrik Larsen marcó el suyo, el primero de la tanda. Todo ello sería el aperitivo del triunfo del equipo danés en el torneo, sólo cuatro días más tarde, al derrotar por 2-0 a Alemania en la final.

Se puede pensar que esta gran Eurocopa catapultó la carrera de Henrik Larsen, pero sus derechos continuaban perteneciendoi al Pisa, que estaba en Segunda. Lo cedieron al Aston Villa, pero no gustó al entrenador, el prestigioso Ron Atkinson y los italianos, a pesar de que ya habían vendido a Simeone al Sevilla, tampoco le hicieron espacio. Por eso se fue al Waldorf Mannheim, de la segunda división alemana, una categoría muy por debajo de lo que había demostrado en la Eurocopa hacía sólo un año y pico. Ante todas estas desventuras, decidió que como en casa, en ningún sitio, y volvió al Lyngby.

Aunque justo después del título europeo contó mucho para Möller-Nielsen, a pesar de su situación en el Pisa, la eliminación en la fase previa del Mundial de Estados Unidos a manos de España provocó cambios en el equipo nacional, al que volvió de manera esporádica. Pero con la vuelta a casa, pareció que se abría un nuevo camino. Disputó un solo partido de la clasificación para la Eurocopa de 1996 y, de manera sorprendente, Möller-Nielsen lo volvió a convocar. Fue allí titular en los dos primeros partidos, pero la derrota por 3-0 contra Croacia en el segundo le valió la eliminación, aunque después se pudiera despedir de la camiseta roja, ya con 30 años, con un buen triunfo contra Turquía. Tras el campeonato fichó por Copenhague, donde aún ganó una Copa en las tres temporadas en las que jugó antes de retirarse, en 1999.

Después, Henrik Larsen llevó a cabo una interesante labor de entrenador en Dinamarca, tanto principal como ayudante de sus ex compañeros campeones de Europa Flemming Poulsen y John Jensen. Incluso dirigió a la selección de las islas Feroe durante tres años, con cinco victorias en 29 partidos, un buen registro teniendo en cuenta el conjunto del que hablamos. Larsen fue un rara avis en un fútbol, ​​el danés, que exporta calidad al extranjero en cantidades industriales. Tuvo sus días de gloria y los aprovechó para pasar a la historia.

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