dilluns, 8 de març del 2021

Países Bajos, 3- Alemania, 1 (Euro 92-Primera fase)
y Países Bajos, 2 (4) - Dinamarca, 2 (5) (Euro 92-Semifinales)

96. Frank Rijkaard (1-0 y 2-2)

Los Países Bajos, agitadores del fútbol mundial durante la década de los setenta de la mano de Johan Cruyff, vivieron una segunda época dorada a finales de los ochenta y principios de los noventa con una generación que obtuvo el único título de su historia, la Eurocopa de 1988. Cuatro años más tarde, la mayoría de los campeones se mantenían en el equipo y eran favoritos para volver a vencer. Uno de sus puntales era un futbolista extremadamente inteligente que podía alternar la defensa y el centro del campo. Era Frank Rijkaard.


Su historia va ligada a la de otro de los grandes protagonistas del fútbol neerlandés de la época, Ruud Gullit. Los padres de ambos, Herman y George, llegaron al país como emigrantes procedentes de Surinam, una antigua colonia ubicada en América del Sur. Nadie hubiera dicho entonces que los hijos de los dos amigos se convertirían en estrellas del fútbol mundial y compartirían títulos con el Milan y la selección. En el caso del pequeño Franklin, cuya madre, Neel, es originaria de Amsterdam, fue captado por el Ajax, momento en que se separó de su amigo de la infancia, que se trasladó a vivir al este de la ciudad, primero, y a Rotterdam para actuar con el Feyenoord, después. Rijkaard destacó pronto por su potencia física y también por su versatilidad y debutó en la máxima categoría de la mano del técnico Leo Beenhakker a punto de cumplir 18 años. Además, marcó en su primer partido, en el campo del Go Ahead Eagles.

La trayectoria de Rijkaard en el Ajax fue larga, de ocho años, en los que ganó tres ligas, coincidió dos con Johan Cruyff en el campo y fue internacional desde los 19 años. El problema fue que vivió unos años de transición que dejaron el país sin asistir a dos mundiales y a una Eurocopa. En su último año completo en el equipo de Amsterdam, ganó una recordada Recopa contra el Lokomotiv Leipzig en Atenas, con un cabezazo de Van Basten. Pero entonces llegó la polémica.

Rijkaard, jugador y persona de carácter más fuerte de lo que parece, entró en conflicto con Cruyff, quien ya era entrenador, y dijo que no volvería a jugar nunca más a sus órdenes después de que éste la apartara en enterarse de que había firmado un precontrato con el PSV Eindhoven. Al final, salió del equipo y terminó la temporada en el Zaragoza sabiendo que la siguiente la iniciaría en el Milan, que ya se había puesto en contacto con él para contratarlo y reunirlo con su amigo Gullit y con su ex compañero Van Basten.

Aquel 1988 fue un año importante para él. Los Países Bajos se habían clasificado para la Eurocopa, dejando con facilidad a Grecia, Hungría, Polonia y Chipre en la cuneta y, a pesar de un mal inicio, acabaron llevándose el campeonato con Rijkaard de titular y jugando de libero al junto a Ronald Koeman. Inició unos años de ensueño en el Ajax, donde encadenó dos Copas de Europa seguidas, en 1989 y 1990, esta última con único gol suyo en la final contra el Benfica. En el mundial de ese año, el equipo cayó en los octavos de final contra Alemania, precisamente en Milán, en un partido del que salió marcado por un escupitajo que le propinó a un rival, Rudi Völler.

El Milan vivió dos años complicados, con eliminación en Europa, sanción sin participar y salida del técnico, Arrigo Sacchi, pero los neerlandeses se encontraron en 1992 con la posibilidad de volver a ser campeones de Europa en Suecia. Empezaron el torneo con un corto triunfo ante Escocia, con gol de Bergkamp. En el segundo partido, empate a cero contra la Comunidad de Estados Independientes, lo que quedaba de la URSS, y en el tercero, revancha ante los alemanes. La primera anotación llegó pronto.


Fue en una falta lateral lanzada por Koeman. Rijkaard, que volvía al eje de la defensa y no al centro del campo, donde solía jugar en el Milan, se adelantó a su marcador, remató de cabeza, el balón describió una parábola y superóa  Illgner. Una falta lanzada por Rob Witschge significó el 2-0 y, aunque Klinsmann redujo la distancia, Bergkamp sentenció con un 3-1 que daba el primer puesto del grupo a los neerlandeses. El rival en las semifinales no sería ni Francia, ni Suecia, ni Inglaterra. Sería la sorprendente Dinamarca.

Los daneses jugaban el torneo por la exclusión de Yugoslavia a causa de la Guerra de los Balcanes y habían dejado fuera a los franceses en el último partido del grupo. En Gotemburgo, en la semifinal, se adelantaron con un gol de Henrik Larsen empatado por Bergkamp. El mismo Larsen anotó el segundo y parecía que se consumaría la sorpresa, hasta que faltaban cuatro minutos para el final.


Un córner lanzado por Witschge fue peinado por Gullit. Van Basten entró a porç todas, no contactó con el balón, pero este quedó muerto en el área pequeña y Rijkaard, encargado de recoger la basura, lo introdujo en la portería de Schmeichel. El duelo fue a la prórroga y, de ahí, a los penaltis. En esta suerte, Rijkaard anotó el cuarto disparo de su equipo, pero antes, Van Basten había fallado el segundo y Dinamarca entraba en una final que ganaría a Alemania

Rijkaard aguantó una temporada más en el Milan, la del epílogo de una era. Ganaron la liga con Fabio Capello de entrenador, pero el último partido fue la derrota en la final de la primera Champions, contra el Olympique de Marsella en Múnich. Él y Van Basten jugaron su último partido. Con 31 años volvió al Ajax, donde se puso al frente de una ilustre generación que iba creciendo a las órdenes del técnico Louis van Gaal. En 1994 disputó su último gran torneo como jugador, el mundial de Estados Unidos, con menos protagonismo y eliminación en los cuartos contra Brasil. En 1995 se retiró como jugador y su adiós no pudo ser más dulce, ganando al Milan, su antiguo equipo, en la final de la Champions en Viena con un gol de Kluivert.

Rijkaard inició a continuación una carrera de entrenador que le llevó a ser seleccionador en una Eurocopa, la de 2000, disputada en casa y en Bélgica, donde el equipo neerlandés cayó en semifinales contra Italia por penaltis. Después lideró en cuatro temporadas al FC Barcelona, ​​durante las que ganó una Liga de Campeones, la de 2006. Al irse del Camp Nou entrenó durante un año al Galatasaray, sin mucha suerte, y en 2016 anunció que no haría más de máximo técnico responsable. Ahora lidera proyectos de ayuda, entre los cuales a Surinam, la tierra de su padre, mientras puede repasar un palmarés envidiable en el que existe la presencia en diferentes Eurocopas, la ganada, la entrenada, y aquella en la que consiguió marcar dos goles.

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