diumenge, 14 de març del 2021

Dinamarca, 3- Bélgica, 2 (Euro 84-Primera fase)

90. Preben Elkjaer-Larsen (3-2)

En el fútbol de décadas atrás se daban casos que ahora serían casi impensables. En un mundo, el actual, en el que el talento se detecta con tanta precocidad y los grandes jugadores ya mueven enormes cantidades de dinero desde muy jóvenes, sería muy difícil de creer que uno de los mejores delanteros del continente se pudiera pasar temporadas en una liga menor, casi sin que nadie lo conociera, y que explotara a los 27 años para el gran público de una manera espectacular, pero tardía. Es lo que sucedió con el atacante danés Preben Elkjaer-Larsen.


Porque salvando todas las diferencias, que son unas cuantas. Elkjaer-Larsen mostraba un poder físico tan grande en ese momento que se podría comparar con el que demuestra el noruego Haaland en la actualidad. Era un jugador de una potencia absoluta, que podía superar a los defensas por velocidad, pero sobre todo por resistencia física, con una notable facilidad anotadora y con una capacidad de trabajo inacabable. No era excesivamente estético, pero sí efectivo y, a menudo, imparable. Sin embargo, mucha gente no lo conoció hasta que destacó en la Eurocopa de 1984.

Antes había pasado seis años en el Lokeren belga, un conjunto proveniente de una liga que a finales de los setenta y principio de los ochenta era tremendamente fuerte, con clubes frecuentando las últimas rondas de los torneos continentales. De hecho, el Lokeren llegó a unos cuartos de final de la Copa de la UEFA, ya con Elkjaer al equipo, perdidos ante el posterior campeón, el Ipswich Town de Bobby Robson.

El atacante danés había debutado joven en el Vanlöse, un club de las afueras de Copenhague, su ciudad natal. Con diecinueve años fue contratado por el Colonia, uno de los equipos más fuertes de la liga alemana, con el que ganó una liga y dos Copas, aunque sólo disputó nueve partidos y, por tanto, su participación en los éxitos fue más bien escasa. Entonces, llegó la oferta de los flamencos, con los que llegó a ser segundo de la liga la temporada 1980-81. Pero el nivel era decreciente con los años. De todos modos, en los casi 200 partidos que disputó él consiguió la más que notable cifra de 98 goles.

Paralelamente, Dinamarca iba construyendo una gran selección. Un conjunto que no había estado nunca en ningún mundial y solamente a una fase final de la Eurocopa, la de 1964, pasó del último lugar del grupo en la previa del torneo europeo de 1980, detrás de Inglaterra, las dos Irlandas y Bulgaria, a quedar cerca de Yugoslavia e Italia en la del mundial de España 82. De cara al 1984, con Sepp Piontek de seleccionador, volvió a recaer en el mismo grupo que Inglaterra, pero la suerte fue muy diferente. Los nórdicos vencieron en Wembley por 0-1, con gol de Simonsen, en un partido en el que Elkjaer entró en la segunda parte. Un triunfo final en Grecia permitió a los daneses dar la gran sorpresa y entrar en la fase final del torneo. El delantero del Lokeren, con cuatro goles en la fase de clasificación, ya era titular.

Dinamarca inició el torneo con dos malas noticias, la lesión de Simonsen, que lo retiró del fútbol, ​​y la derrota al final del partido contra la anfitriona, Francia, por culpa de un gol de rebote de Platini. Pero el equipo había dejado una buena imagen que ratificó en el segundo duelo, un triunfo total por 5-0 ante Yugoslavia, un partido en el que Elkjaer-Larsen anotó el cuarto gol. El último choque de la ronda inicial era contra Bélgica, y un empate valía. Pero el partido se complicó mucho.


El gol

Porque los belgas se adelantaron en la primera mitad con anotaciones de Ceulemans y de Vercauteren. Por suerte para los nórdicos, Arnesen redujo la distancia antes del descanso, de penalti, y al cuarto de hora de la reanudación empataron con un remate del suplente Brylle. La igualada valía, pero los belgas asediaron la portería de Ole Qvist para alcanzar el gol que les diera la clasificación. Lo que se encontraron, sin embargo, fue una contra de alguien a quien conocían bien.


Porque aunque no fuera conocido por media Europa, los defensas belgas sí habían sufrido a Elkjaer-Larsen a su liga. Sin embargo, no fueron capaces de controlarlo cuando recogió un rechace de Ivan Nielsen todavía en su campo. Enfiló hacia la portería rival y se llevó el esférico con un poco de suerte, después de un rechazo de Coeck que rebotó en las piernas del desafortunado defensa De Greef. Elkjaer volvió a recoger el esférico, se volvió a deshacer del mismo jugador y, ante la salida de Pfaff, picó la pelota por encima para anotar el 3-2. La clasificación quedaba asegurada.

Pero todas las buenas vibraciones se terminaron en las semifinales. Dinamarca empató a un gol contra España y todo se decidió en la tanda de penaltis. En el último tiro de los daneses, Elkjaer remató por encima de la portería de Arconada y el gol de Sarabia dejó a la Dinamita Roja fuera del torneo. De todos modos, habían mostrado la carta de presentación y la gran actúación, penalti aparte, permitió al delantero del Lokeren ir a jugar a la mejor liga del mundo.

Entonces, con sólo dos extranjeros por equipo, no era tan fácil que una de las dieciocho formaciones de la liga italiana te contratara. Sólo 36 jugadores no transalpinos de todo el mundo podían entrar, y Elkjaer fue captado por el Verona, haciendo pareja con el defensa alemán Briegel, poderoso físicamente como él. En la temporada del debut de Maradona en la Serie A, el protagonista fue el equipo del Veneto, que obtuvo la única liga de su historia con ocho goles del danés. Entre el 84 y el 85 quedó tercero y segundo en la clasificación para el Balón de Oro, y aún faltaba lo mejor.

Porque superior a su actuación en la Eurocopa del 84 fue la que mostró el Mundial de México, en 1986. En unas condiciones duras por la altura y el calor, el poder físico danés se impuso en una primera fase espectacular , con victorias por 6-1 contra Uruguay y por 2-0 ante Alemania. Elkjaer anotó un hat-trick ante los sudamericanos y antes le había metido el de la victoria en Escocia. Pero se volvieron a encontrar a España delante, y la gran tarde de Butragueño en Querétaro, con cuatro goles y un 5-1, los volvió a sacar del campeonato.

Elkjaer-Larsen, que en México ya tenía 29 años, aguantó hasta los 31 en el Verona. Aquel verano, el de 1988, Dinamarca también jugó la Eurocopa de Alemania. Allí, el equipo ya estaba agotado y cayó en los tres partidos de la primera fase. Era el canto del cisne de una generación y, aunque el país fue campeón de Europa cuatro años más tarde, los jugadores que entusiasmaron a la década de los ochenta ya no estaban. En 1988, con 31 años, volvió a casa, al Vejle, donde sólo pudo jugar dos temporadas. Pese a su despliegue físico, era otra época. Elkjaer era un consumado fumador y este hecho no debía ayudar a que pudiera alargar su carrera. Intentó ser entrenador del Silkeborg danés, pero duró poco. Lo mejor lo había dejado a encima del campo. Lástima que no hubiera sido ante los ojos del gran público desde varios años antes.

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