dimarts, 26 de gener del 2021

Dinamarca, 3- Bélgica, 2 (Euro 84-Primera frase)

137. Kenneth Brylle (2-2)

El fútbol da tantas vueltas que, a veces, lleva a jugadores de amplia trayectoria internacional a los destinos más inverosímiles. Así, podemos encontrar ejemplos como el de un delantero danés, campeón de la Copa de la UEFA con el Anderlecht, internacional con su país y autor de un importante gol en la Eurocopa de 1984 que actuó durante ocho partidos en una liga con play-off con el Centre d'Esports Sabadell, donde todavía es bastante recordado. Era el atacante Kenneth Brylle.


De su peculiar éxito en el conjunto arlequinado hablamos más adelante, pero antes hay que poner en contexto la trayectoria de Brylle. Nacido en Copenhague y formado en el Hvidovre, junto a la capital, y posteriormente en el Vejle, en la parte peninsular del país, tuvo éxito, sobre todo, en equipos belgas y neerlandeses, que a principios de la década de los ochenta se fijaron en países nórdicos para encontrar delanteros que no eran excesivamente técnicos, pero sí rápidos y buenos rematadores.

Brylle jugó cuatro cursos con el Anderlecht a partir de 1980 y alcanzó la nada despreciable cantidad de 50 goles en 122 partidos. Ganó la liga en su primer año y fue pieza fundamental en el equipo que ganó la Copa de la UEFA en 1983. Anotó cinco goles, dos contra el Valencia en cuartos de final y, sobre todo, el de la victoria por 1-0 en la ida de la final ante el Benfica. Este gol y el del andaluz Lozano en la vuelta en Da Luz, dieron el trofeo a los belgas.

El año siguiente, el Anderlecht volvió a llegar a la final de la competición. Él marcó seis goles, tres de los cuales también en los cuartos contra el Spartak de Moscú. Uno de ellos, de penalti en el minuto 85, dio la clasificación a su equipo, que ganó en la vuelta por 4-2 tras haber perdido por 1-0 en el primer partido. En la final, ante el Tottenham, fue titular en el primer partido y jugó los últimos dieciséis minutos en el segundo. Ambos acabaron con empate a uno y los ingleses vencieron por penaltis.

Brylle había empezado a jugar con una selección danesa que no se esperaba su crecimiento de los años posteriores justo cuando fichó por el Anderlecht, pero sus participaciones fueron muy ocasionales. En la fase de clasificación sólo había actuado quince minutos de un triunfo contra Hungría, pero en 1984, antes de la Eurocopa, igualó el número de partidos disputados en cuatro años, un total de cuatro, en pocos meses. Su buen estado de forma provocó que el seleccionador, Sepp Piontek, la introdujera en la convocatoria de la Dinamita Roja para viajar a Francia.


El gol

Brylle no jugó en el primer partido, una derrota contra Francia por culpa de un gol de Michel Platini, ni en el segundo, un triunfo por 5-0 ante Yugoslavia. Había que vencer a Bélgica en el tercer choque, pero los vigentes subcampeones se adelantaron con goles de Ceulemans y Vercauteren. Arnesen, de penalti, redujo la distancia antes del descanso, pero la derrota dejaba a los daneses fuera de la competición. El entrenador recurrió a Brylle en el minuto 58 y, dos después, se dejó notar.


Fue en una gran acción del mismo Arnesen por la banda izquierda. El centrocampista centró al medio del área y allí, el delantero del Anderlecht, conocido también como Brylle Larsen, sus dos apellidos, se situó entre los defensores belgas, a quien conocía bien ya que actuaba en su liga, y remató de cabeza al fondo de la portería de Pfaff. Fue un gol vital, ya que unido al de Elkjaer-Larsen cuatro minutos antes del final, dio a los daneses el acceso a las semifinales. Allí, ante España, Brylle entró de suplente para disputar los últimos siete minutos de la prórroga y transformar el primer tiro en la tanda de penaltis, pero Dinamarca quedaría eliminada. Sería su única participación en un gran campeonato de selecciones. Sólo jugaría seis partidos más con la selección, los dos últimos, cuatro años después.

Aquel verano, Brylle dejó el Anderlecht. Actuó un año en el PSV Eindhoven y otro en el Olympique de Marsella y en verano de 1987 volvió a Bélgica, esta vez a las filas del Brujas. Ya tenía 28 años y, hacia final de temporada, una vez terminada la competición con su equipo, aceptó una cesión a un modesto de la liga española. El Centre d'Esports Sabadell había ascendido el verano anterior, pero se encontraba en la penúltima posición de la clasificación a falta de disputarse el play-off que ese año se inventaron desde la federación para equipararse al boom del baloncesto. Brylle y el polaco Wolfgang April ficharon por los vallesanos para relevar a los paraguayos Ramón Ángel Hicks y Buenaventura Ferreira, que habían mostrado un rendimiento irregular. Y las actuaciones de Brylle todavía son recordadas en la Nova Creu Alta.

Es cierto que los dos recién llegados protagonizaron una anécdota, ya que disputaron el primer partido contra Osasuna y este se tuvo que repetir porque los navarros lo impugnaron por alineación indebida, ya que aducían que no tenían los permisos de trabajo a punto. Una vez solucionado el tema, Brylle jugó ocho partidos con el Sabadell entre mayo y junio con una sensacional marca: cuatro victorias, tres empates y una sola derrota. El equipo se salvó.

La temporada siguiente, volvió al Brujas, con el que ganó la liga y estuvo a un paso de llegar a la final de la UEFA de nuevo. Se lo impidió el Espanyol, en la mítica semifinal de la remontada en la que el danés actuó de titular en los dos partidos. En ese torneo anotó seis goles, tres de ellos de nuevo al Spartak de Moscú. Dejó la formación del estadio Jan Breydel en 1990 y terminó su trayectoria en equipos de segunda línea del país, como el Beerschot y el Lierse antes de retirarse en el modestísimo Knokke danés. Después de hacerlo, entrenó a una serie de equipos pequeños y se arraigó tanto en Bélgica que adquirió la nacionalidad. Y es que el mundo está lleno de paradojas, un danés que anotó un gol decisivo para que los belgas quedaran fuera de una Eurocopa se convertía, al final, en uno de ellos.

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