divendres, 1 de gener del 2021

Portugal, 1- España, 1 (Euro 84-Primera fase)

162. Santillana (1-1)

Hay jugadores que pasan a la historia por una habilidad que los hace famosos. El brasileño Garrincha, por ejemplo, lo hizo por su manera de regatear, que dejaba seco a cualquier defensa, probara lo que probara; o el portero colombiano Higuita, que popularizó que los jugadores de su demarcación salieran del área y ahora lo vemos con naturalidad. Un delantero centro español pasó a la historia porque, a pesar de no ser muy alto, sólo 1,75 metros, tenía una extraordinaria habilidad rematando de cabeza, hasta el punto de que era considerado el mejor de Europa en esta especialidad durante lustros. Era Carlos Alonso González, más conocido como Santillana.


Porque este no era su apellido, sino el nombre de la localidad donde nació, Santillana del Mar, en Cantabria. Con sólo dieciocho años debutó con el Racing de Santander en Segunda División. Quedó máximo goleador de la categoría, con dieciséis goles, y llamó la atención del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, que le fichó junto con su compañero de equipo Aguilar. En su primer año en Chamartín ya ganó la liga, la primera de las nueve que conseguiría vestido de blanco, y marcó goles, un total de diez. Se trataba de un delantero centro de los de antes, de área, que cazaba todo lo que caía cerca de la portería y que, sobre todo, aprovechaba extraordinariamente los centros gracias a una excepcional coordinación en el salto.

Pero Santillana tuvo que estar a punto de dejar el fútbol dos años después. En un partido contra el Espanyol, en 1973, fue objeto de una falta por parte del defensa De Felipe y notó enseguida muy mal a la espalda. Por la noche orinó sangre y le hicieron una prueba en la que descubrieron que sólo tenía un riñón, un hecho que nadie había detectado. Había médicos que decían que tenía que dejar de jugar, porque de nuevo en aquella zona le podría suponer la muerte, pero después de una visita al insigne urólogo Antoni Puigverd, en Barcelona, ​​recibió la luz verde para seguir. La lógica del doctor era evidente: también tenemos sólo un corazón o un hígado y no por ello dejamos de hacer actividades de la vida diaria.

Dos años después, en 1975, debutó con la selección, con la que disputó 50 partidos y anotó 15 goles. No entró en la Eurocopa del 76, pero sí en el mundial de 1978, en Argentina, en el que entró tras la derrota inicial contra Austria. Jugó todo el partido en el empate con Brasil y la victoria ante Suecia, pero no se pudo evitar la eliminación. Eran sus mejores momentos. En la liga había conseguido 24 goles, su mejor marca. Le quedó el punto negro de no ganar ninguna Copa de Europa con el club que ha logrado más. Jugó la final de 1981, contra el Liverpool, pero la perdió por 1-0 en París.

En 1980 sólo jugó un partido en la Eurocopa de Italia, una derrota contra Inglaterra, y en el mundial de su país, en 1982, después de pasarse toda la primera fase en el banquillo, superado por el jugador de la Real Sociedad Satrustegui, vigente campeón de liga con los vascos, entró en la segunda fase. Disputó todos los minutos contra Alemania Federal e Inglaterra, pero una derrota y un empate, y ningún gol anotado por él, dejaron a la selección fuera del torneo.

En 1984 ya tenía 32 años pero todavía estaba en forma. Unos meses antes, había participado con cuatro goles en la mítica goleada por 12-1 sobre Malta que había dado a España el acceso al torneo continental. El seleccionador, Miguel Muñoz, lo convocó y disputó todos los minutos del torneo. En el debut, España empató contra Rumanía a un gol. El segundo partido era contra Portugal en Marsella.


El gol

El duelo ibérico fue bastante monótono, pero los portugueses lo desequilibraron al inicio de la segunda parte con un gran disparo del centrocampista Sousa. Los españoles tenían que buscar la igualada, ya que una derrota les dejaba virtualmente fuera del campeonato. Y encontraron el gol en el minuto 73.


Fue en un córner lanzado por Carrasco. Los dos centrales españoles eran muy fuertes en el juego aéreo y primero tocó el balón Maceda y después Goikoetxea. Este salió disparado en dirección a la portería, hacia la posición de Sarabia, que había entrado dos minutos antes en el campo, pero el delantero del Athletic de Bilbao disparó al aire. Casi fue mejor, porque quedó suelto y cayó a los pies de Santillana quien, con un remate no muy ortodoxo, superó al portero Bento. Sería su primer y único gol en un torneo internacional.

España fue subcampeona de Europa tras ganar un solo partido de cinco disputados durante los noventa minutos. Derrotó a Alemania Federal en el siguiente enfrentamiento con un milagroso gol de Maceda; después dejó atrás a Dinamarca, pero por penaltis, tras empatar en el partido y la prórroga a uno. Finalmente, perdió por 2-0 la final ante la Francia de Platini, víctima del grave error de Arconada al intentar detener un lanzamiento de falta de la estrella local.

Después de la Eurocopa, Santillana aun jugó tres partidos más con la selección. Con el Madrid, encadenó dos Copas de la UEFA consecutivas y asistió a la llegada de la quinta del Buitre, que consiguió cinco campeonatos seguidos para el club. En 1985, la llegada del delantero mexicano Hugo Sánchez al club lo fue apartando de la titularidad, pero todavía coexistió con él tres temporadas, hasta el final de la campaña 1987-88. Con casi 36 años decía adiós al fútbol uno de los mejores rematadores de cabeza de todos los tiempos y un jugador de gran rendimiento para su equipo durante una década y media.

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