diumenge, 3 de gener del 2021

Italia, 1- Suecia, 0 (Euro 2016-Primera fase)

160. Éder (1-0)

La historia de la selección italiana, y no sólo de fútbol, ​​está llena de jugadores nacionalizados que han defendido su camiseta. La diáspora, sobre todo hacia países de América del Sur, ha provocado que muchos jugadores de aquella zona del mundo tengan antepasados ​​que emigraron desde la Península Itálica. Algunos de sus nietos o bisnietos se hicieron futbolistas, fueron fichados por conjuntos italianos y de ahí a la posibilidad de jugar defendiendo el país de sus antepasados ​​va un paso. Es lo que sucedió con el delantero Éder Citadins Martins.


Éder estaba llamado a ser futbolista. Fue bautizado con ese nombre en recuerdo del gran delantero de la selección brasileña que despuntó en el mundial 82 Éder Aleixo de Asís, un jugador que tenía un cañón en la pierna izquierda. Este nació en Lauro Müller, una ciudad del sur de Brasil, cerca de Uruguay, de las muchas que reciben nombres de políticos en el país. Fue captado por Cruciúma de la ciudad cercana con el mismo nombre, y jugó sólo veinte partidos antes de ser observado por uno de los clubes italianos que siempre peinan el mercado sudamericano buscando joyas, el Empoli.

El delantero, además, podía jugar como asimilado porque su bisabuelo, Battista Righetti, era originario de Nove, muy cerca de Venecia. Pero Éder jugó poco en el Empoli. La operación era una especie de copropiedad con otro conjunto transalpino, el Frosinone, al que estuvo cedido y donde comenzó a hacerse un nombre. Allí marcó 14 goles en 31 partidos en la Serie B y fue repescado por el primer equipo que lo había comprado, que jugaba en la misma categoría. En el Empoli logró 27 goles y se convirtió en el máximo goleador de la segunda división italiana. Pero su peregrinación por todo el país no había terminado.

Dio el salto a la Serie A en 2010 de la mano del Brescia, pero los resultados no fueron tan buenos y el equipo bajó. De todos modos, siguió en la máxima categoría de la mano de otro recién llegado, el Cesena. El equipo quedó último y él sólo marcó dos goles, pero en el mercado de invierno de 2011, aun con 24 años, dio el paso definitivo al ser contratado por un conjunto con más historia como la Sampdoria.

En sus cinco temporadas en Marassi dispuso de la continuidad en la élite que le había faltado. No se trata de un típico rematador, pero sí de un jugador versátil, que también puede actuar de media punta y que se sabe posicionar bien en ataque, buscando siempre las mejores opciones y siendo un buen acompañante de un ariete. Anotó doce goles en dos de estos cursos y, paralelamente, debutó con la selección italiana. Como ya hacía más de dos años que vivía el país, y teniendo en cuenta sus lejanos orígenes, se le arreglaron los papeles y debutó de la mejor manera posible, con un gol a Bulgaria en un empate a dos de la fase de clasificación para la Eurocopa de 2016.

Italia, finalista del anterior torneo europeo, venía de fracasar en el mundial de Brasil y buscaba recursos de fuera del país. Además, el nuevo seleccionador, Antonio Conte, quería renovar la formación y confió en él desde el primer momento. En el mercado de invierno de 2016, dejó la Sampdoria y fichó por el Inter de Milán en una negociación de las habituales en el fútbol italiano de las que cuestan de explicar. Formando parte de un equipo grande, y con el lugar en la selección asegurado, llegó la Eurocopa de Francia.


El gol

Éder fue titular en la victoria italiana contra Bélgica en el primer partido, Su sociedad con Graziano Pelle no era muy glamourosa, pero sí efectiva. También salió desde el inicio en el segundo enfrentamiento, ante Suecia en Toulouse. El partido no fue nada del otro mundo e incluso los escandinavos estuvieron a punto de ganarlo con un remate desde debajo de la portería de Ibrahimovic que de manera increíble salió alto. Parecía que el 0-0 sería el resultado final, cuando llegó el gol.


Chiellini fue muy listo al sacar de banda con la defensa rival distraída. Fue Simone Zaza, que había relevado a Pellè media hora antes, quien bajó el esférico con la cabeza en dirección a Éder y éste lo hizo todo. Condujo con rapidez, amagó para deshacerse de la oposición del central Granqvist, y desde la frontal del área soltó un disparo fuerte y colocadísimo que superó al portero Isaksson. El gol fue definitivo, sólo faltaban dos minutos para el final.

Éder descansó en la derrota contra Irlanda, totalmente intrascendente. Participó en la gran victoria ante España, que destronaba a los ibéricos del cetro continental, y disputó 108 minutos en el espléndido duelo contra Alemania de cuartos de final. Fue relevado por Insigne y no pudo intervenir en la tanda de penaltis ganada por los germanos.

Después de la Eurocopa, siguió en el Inter hasta 2018, año de un mundial que Italia no disputó. Él siguió contando para el nuevo seleccionador, Gian Piero Ventura, pero fue partícipe del fracaso en la fase de clasificación para el mundial de Rusia. Italia fue vencida por dos conjuntos a quien, con Conte en el banquillo, había derrotado en el torneo europeo. Primero fue España quien la relegó al segundo lugar en la fase de grupos y, en la repesca, Suecia, el equipo al que había marcado Éder en Toulouse, se tomaba la revancha. El delantero disputó el partido de ida del play-off catastrófico, pero no la vuelta, a pesar de que la selección necesitaba un gol como fuera para igualar el 1-0 del primer partido. Fue su última convocatoria.

En 2018, con 32 años, Éder aceptó una lucrativa oferta del Jiangsu Suning de la liga china, donde todavía actúa, ya lejos del foco mediático europeo y del fútbol italiano, un ecosistema al que se adaptó tan bien que incluso lo defendió, y marcó seis goles en 26 partidos internacionales, por delante de su Brasil natal.

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