divendres, 22 de gener del 2021

Yugoslavia, 3- España, 4 (Euro 2000-Primera fase)

y España, 1- Francia, 2 (Cuartos de final)

141. Gaizka Mendieta (3-3 y 1-1)

Lanzar bien los penaltis es un arte. A menudo se habla de la lotería de las tandas, después de las prórrogas, pero no es exactamente así. Cada vez más, los entrenadores de porteros analizan como los chutan los rivales para que los porteros les puedan detener los remates cuando llegue el momento. Pero estos técnicos debían tener muchos dolores de cabeza para intentar discernir cuál era el patrón de un superespecialista de la materia como fue el centrocampista Gaizka Mendieta.


De todos modos, Mendieta era mucho más que un especialista en tiros directos. Durante unos años, a finales de siglo y comienzo de la actual, fue el timón de un Valencia que llegó dos veces a la final de la Liga de Campeones. Había llegado al club procedente del Castellón, ciudad en la que creció porque su padre, originario de Euskadi, jugaba allí. De hecho, Gaizka nació en Lekeitio, en Vizcaya, pero desde pequeño se trasladó al Mediterráneo y, después de jugar en las categorías inferiores del conjunto albinegro, fue contratado por el filial valencianista por 30 millones de pesetas (180.000 euros), una cantidad apreciable en 1992 por un jugador joven.

Debutó en el primer equipo el año siguiente y, poco a poco, se fue haciendo un hueco en el centro del campo, aunque su progresión fue lenta. La primera explosión le llegó en la temporada 95-96, con Luis Aragonés en el banquillo, en la que el equipo quedó segundo en la liga. Actuó en 34 partidos. El mismo año disputó la final de la Eurocopa sub-21 que España perdió contra Italia en los penaltis. Curiosamente, él no disparó ninguno de la tanda, pero poco después, aparte de disputar también aquel año los Juegos Olímpicos, comenzó a tomar la responsabilidad de dispararlos con su equipo.

La técnica de Mendieta desde los once metros era depurada. Carrera lenta, levantar la cabeza, esperar a que el portero se moviera y disparo flojo hacia el otro lado o al medio. La tranquilidad que demostraba en el campo se trasladaba a esta especialidad. De hecho, Mendieta era un prodigio técnico y físico. Abarcaba mucho campo y tenía una capacidad de pase y de llegada a portería enorme, que se reflejaron con Claudio Ranieri en el banquillo valencianista y debutó con el equipo nacional de la mano de José Antonio Camacho en un recordado 9-0 contra Austria.

En el mismo curso, el Valencia ganó la Copa, con un extraordinario gol suyo en la final. En el siguiente, cambio de entrenador tuvo aún más protagonismo junto a Héctor Cúper. El Valencia eliminóa  la Lazio y al FC Barcelona antes de caer por 3-0 contra el Real Madrid en la final de la Champions de 2000. Pocas semanas después, llegaba la Eurocopa, el primer gran torneo internacional de Mendieta.


Los goles

Las cosas no empezaron nada bien. Él fue suplente y entró los últimos diecisiete minutos de la derrota contra Noruega. En el segundo partido, sí arrancó de salida, y dio la asistencia del gol a Etxeberria para el 1-2 favorable ante Eslovenia. El tercer partido era contra Yugoslavia y había que ganar para estar en cuartos de final. El enfrentamiento fue una locura. Cada vez que los balcánicos marcaban, mediante Milosevic y Govedarica, respondían los españoles, a través de Alfonso y Munitis. A un cuarto de hora para el final, Komljenovic anotaba el 3-2 y el partido se adentraba en el tiempo de descuento. España necesitaba dos goles y uno llegó pronto.


Fue en un centro hacia el segundo palo en el que Govedarica agarró a Abelardo, que puso mucho de su parte para caer. El colegiado francés Gilles Vessière indicó penalti. Mendieta asumió la responsabilidad del disparo y no falló. Sería un gol vital para que, poco después, Alfonso anotara el cuarto y diera la clasificación a los españoles de manera agónica. El siguiente partido, ya de eliminatoria, fue contra Francia. Y tampoco empezó bien, ya que Zidane adelantó a su equipo con un gran lanzamiento de falta. Cinco minutos más tarde, una nueva oportunidad para Mendieta.



Munitis entró por la izquierda del ataque y fue objeto de una clara e imprudente barrida por parte de Thuram. Mendieta volvió a coger el balón, miró a los ojos del portero Barthez y esperó a que se lanzara hacia su derecha para hacer entrar el balón por el centro de la portería. Antes del descanso, Djorkaeff adelantó a Francia. En el minuto 57, Camacho retiró del campo a Mendieta para hacer entrar a Urzaiz. Fue un error, porque España se volvió a encontrar con un penalti a favor en el último minuto de partido.


Sin Mendieta en el campo, Raúl asumió la responsabilidad tras una falta fuerza absurda de Barthez a Abelardo. El delantero del Real Madrid engañó al portero, pero su disparo se escapó por un dedo fuera. España quedaba fuera del campeonato. Con Mendieta al campo, es probable que el final hubiera sido otro y quizás Francia no habría sido campeona de Europa.

La temporada siguiente de Mendieta volvió a ser buena, aunque el Valencia se volvió a quedar a las puertas de la Champions por culpa de los penaltis ante el Bayern. Él había transformado los suyos en el partido y en la tanda definitiva. Aquel verano, con 27 años, aceptó la superoferta de la Lazio, que pagó 8.000 millones de pesetas (48 millones de euros) por el jugador. Pero en Italia no triunfó. Estuvo allí una sola temporada, en la que no se adaptó. Como mínimo, fue convocado para el mundial de Corea y Japón, en el que marcó un gol de falta contra Sudáfrica. Disparó en la tanda de penaltis ganada a Irlanda en octavos de final, pero no en la perdida contra los coreanos en cuartos. Seguramente habría tenido que hacer el quinto lanzamiento, que no llegó.

Aquel verano, Mendieta fichó por el FC Barcelona buscando el retorno a la liga española, donde había triunfado, pero en plena época de vacas flacas del equipo azulgrana. Estuvo en el Camp Nou una temporada y fichó por el Middlesbrough inglés, donde sí volvió a encontrar su lugar en el mundo. Ya no era convocado por la selección desde octubre de 2002, pero en Riverside estuvo cuatro temporadas en las que apreciaron su juego y se convirtió en un ídolo. Además, pudo explotar su pasión por la música. Se convirtió en DJ y, una vez terminada su carrera, con 33 años, en 2007, pasó a colaborar con medios de comunicación y ahora es embajador de la liga española. La estrella de Mendieta duró pocos años, pero son temporadas muy recordadas, y por más habilidades que su gran capacidad para no fallar ni un penalti.

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