dijous, 7 de gener del 2021

Alemania Federal, 3- Países Bajos, 2 (Euro 80-Primera fase)

156. Klaus Allofs (1-0, 2-0 y 3-0)

Ha quedado reiterado en esta lista que los alemanes han dispuesto en el transcurso de su historia de un extraordinario filón de delanteros que les han ayudado a lograr los títulos y a llegar lejos en grandes competiciones. Los hay que son más recordados que otros, han tenido más exposición mediática. En cambio, algunos parecen estar en un segundo plano, aunque han llevado a cabo actuaciones realmente impactantes. Es el caso de una de las figuras del fútbol germano de finales de los setenta y, sobre todo, de los ochenta, el delantero Klaus Allofs.


Nacido en Düsseldorf, tenía que jugar en el Fortuna, el equipo de la ciudad, y debutó en la Bundesliga a punto de cumplir 19 años, en 1975. En su segunda temporada ya se convirtió en titular y marcó siete goles en la liga. No era un delantero potente, pero sabía encontrar el espacio correcto en el área, un auténtico oportunista que también tenía suficiente calidad como para asociarse con los centrocampistas. Con el equipo de su ciudad vivió un gran año 1978. Aunque no fue convocado para el mundial de Argentina, llegó a la final de Copa, perdida contra el Colonia. Pero como este equipo había sido campeón de liga, pudo disputar la Recopa la temporada siguiente.

El Fortuna llegó a la final de la segunda competición europea, en Basilea contra el FC Barcelona. Pero los azulgrana vencieron por 4-3 y privaron a los alemanes de su primer título europeo. Esto era en 1979. En el año anterior, Allofs había debutado con la selección de la mano de Jupp Derwall, que había relevado a Helmut Schön tras el fracaso en la Copa del Mundo de Argentina. Participó en cuatro partidos de una cómoda fase de clasificación, con dos goles contra Malta, y entró en la lista para la Eurocopa de Italia, de 1980. Sólo tenía 23 años.

Formó tándem con Rummennigge en el primer partido, en que este marcó el gol que dio el triunfo contra Checoslovaquia en la revancha de la final del 1976. Por primera vez, la Eurocopa se jugaba con dos grupos de cuatro equipos y sólo el primero entraba directamente a la final. Por eso era importante la segunda cita, ante los Países Bajos.


Los goles

Los años anteriores habían estado repletos de enfrentamientos entre alemanes y neerlandeses. Todo el mundo recuerda la final del mundial de 1974, con victoria germana por 2-1. También se habían visto las caras en la última Copa del Mundo, con empate a dos. Ahora se volvían a encontrar en Nápoles. Un triunfo acercaba a los alemanes a la final y Klaus Allofs tuvo, seguramente, su mejor actuación con la Mannschaft.

Porque anotó un hat-trick demostrando su olfato de gol. En el primero, sacó partido de un gran disparo de Hrubesch que pegó en el palo izquierdo de la portería de Schrijvers. Recogió el rebote y anotó. En la segunda parte, entre el minuto 15 y el 21 pareció sentenciar con dos acciones similares. En la primera chutó cruzado tras un pase de Hansi Müller en el área y en la segunda remató el pase de gol tras una gran internada de un jovencísimo Bernd Schuster. Los oranje redujeron la distancia hasta el 3-2, con un gol de Rep de penalti y otro de Willy van der Kerkhof, pero el triunfo viajó a Alemania. La actuación de Allofs fue tan recordada que, después del campeonato, recibió la Hoja de Laurel de Plata, un galardón que la nación entrega a los grandes deportistas y que le entregó el presidente del país, Karl Carstens.

El campeonato no pudo acabar de mejor manera para Allofs y el equipo. Descansó en el tercer partido, un casi intrascendente empate a cero contra Grecia, pero fue titular en una final en la que Alemania Federal superó a Bélgica por 2-1, con dos goles de Hrubesch.

En 1981, el delantero dejó Düsseldorf y fichó por el vecino Colonia, en una operación no muy bien vista por sus antiguos aficionados. Buscaba ganar títulos, pero el mejor momento de este equipo ya había pasado y sólo rascó una Copa, en 1983. El año anterior recibió una de sus mayores decepciones. Contra todo pronóstico, no fue convocado para el mundial de 1982 de España, para el que, en cambio, sí entró en la lista su hermano pequeño, Thomas, que se había quedado en Düsseldorf y que aquel verano fichó por el Kaiserslautern. Se perdió, por tanto, el subcampeonato del mundo.

Dos años después, Derwall rectificó y sí que le llevó a la Eurocopa del 1984, donde fue titular en los tres partidos y donde quedó eliminado por un gol del español Maceda en el último. Pero eran sus mejores momentos y lo confirmó en 1986, cuando tenía 29 años. Franz Beckenbauer confió en él para el mundial de México, el único que jugaría y que estuvo a punto de ganar. En 1985 había quedado máximo goleador de la Bundesliga con 26 goles, uno más que Rudi Völler, y aunque la campaña siguiente fue más floja, fue titular en la Copa del Mundo en todos los partidos. Marcó dos goles, contra Uruguay y Escocia al en primera fase, dio una asistencia para el 0-2 de Völler en las semifinales ante Francia y arrancó en la final ante Argentina. Pero fue relevado en el descanso, cuando el equipo ya perdía por 1-0, y vio desde el banquillo como el empate momentáneo a dos de Völler, que había entrado en su lugar, no era suficiente porque un gol de Burruchaga daría el título a los argentinos. Sólo jugaría cinco partidos más con el equipo nacional, todos ellos amistosos.

Pero a nivel de clubes aún le quedaba cuerda. Jugó cuatro temporadas en Francia, dos en Marsella y dos en Burdeos, con una liga y una Copa ganada con los primeros, antes de que en 1990, con 33 años, volviera a Alemania y fichara por el Werder Bremen. Las tres temporadas con los hanseáticos fueron muy positivas, con una Copa durante el primer año, la Recopa en el segundo y la Bundesliga en el último. No se pudo retirar de la mejor manera, disputando los últimos ocho minutos del partido que dio el campeonato a su equipo en la victoria por 0-3 en Stuttgart.

Allofs afrontó su etapa post-jugador intentando ser entrenador del Fortuna, el equipo donde había empezado, pero fue un fracaso y entonces se dedicó a ser director deportivo. Le contrató el Werder Bremen y pasó trece grandes temporadas allí, llevando al club a metas altas como una liga, una Copa y la final de la UEFA de 2009. En 2012 dejó la entidad y se unió al proyecto del Wolfsburgo , donde estuvo hasta 2016. Casi cuarenta años después de que debutara en la liga, Klaus Allofs es un histórico del fútbol alemán con todas las letras.

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