dijous, 21 de gener del 2021

Inglaterra, 2- Gales, 1 (Euro 2016-Primera fase)

142. Jamie Vardy (1-1)

Hay jugadores de floración más lenta que los otros, que alcanzan el éxito no cuando son jóvenes sino que necesitan un proceso de maduración. Pero es difícil encontrar el caso de un futbolista que dé el salto al estrellato con 29 años y que no sea flor de un día, sino que siga siendo uno de los mejores delanteros de un país como Inglaterra una vez superada la novedad . Es lo que ha sucedido en las últimas temporadas con Jamie Vardy.


El delantero pasó del casi más completo anonimato al éxito absoluto, confirmado por un título de liga con un club modesto y una participación en una Eurocopa, en pocos meses. De hecho, cuando tomó parte en la Eurocopa de Francia de su gran año, 2016, Vardy tenía una experiencia de sólo dos temporadas en Primera División. Su camino fue largo y tortuoso y eso se nota en el hambre que demuestra con su manera de jugar.

Vardy, que hace diez cumplió 34 años, es una tortura para cualquier defensa. Corre todos los balones, los largos, los cortos, aquellos a los que puede llegar y los que no. Además, es un sensacional rematador y también va muy bien de cabeza, superando a defensas mucho más poderosos físicamente. Su éxito tardío tiene una explicación clara: dejar atrás una vida licenciosa y de poca disciplina.

Y es que no se esconde. Incluso en sus primeros años en el Leicester, equipo de la segunda categoría por el que fichó en 2012 tras una tortuosa trayectoria en conjuntos de quinta categoría como el Fleetwood Town o el Halifax, aparecía bebido los entrenamientos y eso se trasladaba a su rendimiento. En las primeras temporadas en el equipo no destacaba. Sólo lo hizo en 2014, el año del ascenso a la Premier League, pero sin ser nada de exagerado, sólo con 16 goles. En su debut en la élite marcó cinco. Y entonces, cuando ya había cumplido 29 años, el cuento de hadas.

El Leicester se había salvado de milagro en 2015 y afrontaba la temporada siguiente, con Claudio Ranieri en el banquillo, con la intención de no sufrir. Pero el equipo, formado por jugadores de segunda fila y algunos prometedores, como Kanté o Mahrez, se encontró pronto en las primeras posiciones y disfrutó del momento. En cuanto a Vardy, era otra persona. El vicepresidente del club, el tailandés Aiyawatt Srivaddhanaprabha, le había hecho ver que no podía continuar castigándose. Además, había estabilizado su vida privada y el nacimiento de su hija, Ella, fue el empujón que necesitaba para convertirse en un profesional. La temporada de Vardy, como la de todo el equipo, fue brutal. Anotó 24 goles en 36 partidos y el Leicester ganó la Premier, en una de las sorpresas más impactantes de los tiempos modernos.

Este hecho se reflejó a nivel internacional. Vardy debutó con la selección en septiembre de 2015, participó en tres partidos de clasificación para la Eurocopa y fue convocado por el técnico, Roy Hodgson. Su gran estado de forma no podía ser dejado de lado. En un año había pasado de tener un pie en segunda a jugar en un gran campeonato.


El gol

De hecho, tardó en hacerlo porque no disputó ningún minuto del primer partido, en el que Inglaterra vio como Rusia le empataba en el último minuto. En el segundo, tampoco salió desde el inicio y en el banquillo vio como Gareth Bale avanzaba a Gales tres minutos antes del descanso. Hodgson reaccionó haciendo entrar en el campo a Vardy y a Sturridge en los puestos de Sterling y Harry Kane. En once minutos dio resultado.


Fue en un centro por la banda izquierda de uno de los que acababan de entrar, Sturridge. La nutrida defensa galesa intentó rechazar en la persona del central Ashley Williams, pero lo hizo atrás, justo a la posición en que se encontraba Vardy. El delantero estaba en fuera de juego, pero el balón venía de un contrario y, por tanto, se anulaba. Enganchó el esférico en el aire, en una acción de cazagoles, y superó a Hennessey. El partido volvía a empezar y fue justamente el otro sustituto, Sturridge, quien anotó el segundo gol en el último minuto, que daba media clasificación a los ingleses.

Vardy fue titular en el tercer choque, contra Eslovaquia, pero no estuvo afortunado y volvió al banquillo en los cuartos de final, ante Islandia. Los nórdicos se adelantaron por 1-2 y, aunque él entró al campo en la última media hora, no estuvo acertado e Inglaterra quedaba fuera de la competición antes de tiempo.

Pero el gran rendimiento de Vardy no duró un solo año. Evidentemente, el Leicester, que vendió a algunos jugadores, no pudo repetir el título en 2017, pero llegó a la segunda fase de la Champions y él, a pesar de tener ofertas, permaneció fiel al equipo que lo había sacado del barro y donde aún continúa. Cuatro años y medio después de aquello, Vardy sigue jugando como si no hubiera ningún otro partido en su vida. Estuvo presente en el mundial de Rusia, donde desarrolló un rol de suplente, con un solo partido completo. Desde entonces no se ha vuelto a vestir la camiseta de los tres leones, pero de un guerrero como él, que sabe cuánto le ha costado todo, no se puede descartar otro renacimiento de cara a la Eurocopa de este junio. 

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