dilluns, 25 de gener del 2021

España, 4- Italia, 0 (Euro 2012-Final)

138. Fernando Torres (3-0)

Ser el único jugador de la historia del fútbol que ha conseguido algo relevante ya es suficientemente importante y justifica la trayectoria de cualquiera. En las quince finales de Eurocopa que se han disputado hasta ahora, sólo ha habido un futbolista que haya marcado en dos de ellas y que, además, las haya ganado. En una, la de 2008, fue determinante, y el gol saldrá más adelante en esta lista. El otro fue para ayudar a hacer mayor una goleada y llegó más tarde cronológicamente hablando. Estamos hablando del delantero madrileño Fernando Torres.


Se convirtió en un verdadero especialista en marcar goles definitivos con la selección española. Una anotación suya ya hizo que España se proclamara campeón de Europa de dos categorías diferentes. Así, en 2001 marcó, de penalti, en el 1-0 contra Francia del europeo sub-16 de Inglaterra y al año posterior también consiguió, esta vez de jugada, el único gol de la final contra Alemania del mismo torneo en la categoría sub-19, disputada en Noruega. En 2008, Torres cerró el círculo marcando en el 1-0 de la final de la Eurocopa absoluta, nuevamente contra Alemania. Entre el 2008 y el 2012, el año de su segundo gol en una final, le pasaron muchas cosas.

Así, en 2008 era toda una estrella en Liverpool, equipo por el que acababa de fichar el verano anterior procedente del Atlético de Madrid. Pero a pesar de que sus mejores actuaciones en Inglaterra llegaron con el equipo de Anfield, lo cierto es que no ganó ningún título en las tres temporadas y media que jugó allí y su trayectoria fue decreciendo. Así, una vez superado el impacto inicial, con 33 goles en un solo curso, en el segundo le empezaron a llegar lesiones. Fue la temporada en la que el Chelsea dejó el equipo a las puertas de la final de la Champions. El año siguiente había mundial, y era importante para él, pero no lo afrontó en las mejores condiciones.

Después de un 2009 en el que el equipo estatal había sido eliminado por Estados Unidos en las semifinales de la Copa Confederaciones, el seleccionador, Vicente del Bosque, dejó de alinear tanto a la pareja formada por Torres y Villa, que había triunfado en la Eurocopa anterior. Durante el mundial sudafricano, su participación no fue lineal y, encima, arrastraba una lesión de la que no se había curado del todo. Fue suplente en el primer partido, derrota contra Suiza, y aunque salió desde el inicio en los cuatro posteriores, siempre fue sustituido. Volvió a ejercer de revulsivo en las semifinales ante Alemania y en la final contra los Países Bajos, en la que intervino en la acción del gol de Iniesta antes de volverse a lesionar muscularmente. Había sido campeón del mundo, pero sin anotar, ni demostrar su calidad.

En el siguiente mercado de invierno, la bomba. Dejó el Liverpool y fichó por el Chelsea, ante la indignación de los aficionados reds. En Londres no jugó tan bien como en su equipo anterior, pero llegaron los títulos. 2012 fue en un gran año, en el apartado colectivo, con triunfo en la Copa y sobre todo en la Champions, en la que anotó un icónico gol para acabar de rematar al FC Barcelona en el Camp Nou en las semifinales. Se proclamó campeón tras actuar en 36 minutos de la final contra el Bayern, resuelta por penaltis. Él no chutó ninguno. De hecho, sólo había marcado doce goles en un año y medio en Stamford Bridge y tampoco afrontaba la Eurocopa del 2012 con garantías de titularidad.


El gol

Torres fue suplente en el debut contra Italia (1-1), pero entró desde el inicio y marcó dos goles en el 4-0 contra Irlanda. Fue un espejismo. Defraudó ante Croacia, partido en el que fue relevado, y sólo actuó 23 minutos en los cuartos de final contra Francia. En las semifinales, ante Portugal, no dispuso de ninguno de los 120 minutos de partido. Del Bosque, que no disponía de Villa en la convocatoria por lesión, lo había apostado todo a jugar con Cesc de falso nueve, emulando el éxito de Messi en el FC Barcelona en aquellos años.

Sólo Negredo fue titular como delantero centro en las semifinales, pero en la final, el técnico de Salamanca volvió a optar por jugar sin un punta puro. Cuatro años después de su gol en el Prater, Torres iniciaba la final como suplente. No le fue mal a España, que resolvió el partido en la primera parte con goles de Silva y Jordi Alba. Además, Italia tuvo que jugar media hora con diez jugadores, ya que el hombre que había entrado como tercer recambio, Motta, se lesionó justo después de hacerlo. El partido ya era un paseo para los vigentes campeones y Del Bosque movió el banquillo. Entró primero Pedro y, un cuarto de hora antes del final, lo hizo Torres, que tuvo tiempo de entrar en la historia.


Casi sin quererlo, Xavi Hernández robó un balón en una mala salida de los italianos. Inmediatamente, vio el desmarque del delantero madrileño. Este encaró a Buffon y, aunque el portero de la Juventus llegó a tocar la pelota, no pudo impedir el tercer gol. Torres se convertía así en el único jugador de la historia que ha marcado en dos finales de la Eurocopa. Además, fue máximo goleador el torneo, con tres aciertos, empatado con Balotelli, Cristiano, Dzagoev, Mario Gómez y Mandzukic, y habría podido serlo en solitario cuatro minutos después, cuando volvió a quedar solo ante el portero, pero decidió ser magnánimo y regalarlo a Mata para anotar el 4-0 definitivo.

Sólo tenía 28 años, pero el resto de la carrera de Torres fue decreciendo, aunque todavía ganó la Europa League al año siguiente con el Chelsea. En 2013 sí fue titular en la Copa Confederaciones en la que marcó cinco goles en cuatro partidos, aunque cuatro fueron contra la debilíssima Tahití. España fue subcampeona al perder la final contra Brasil. Tuvo un paso efímero por el Milan justo después de su último mundial y de los últimos partidos con la selección. Fue también en Brasil, en 2014, donde fue suplente en las derrotas contra los Países Bajos y Chile y titular en el triunfo estéril por 0-3 contra Australia. Marcó allí su último gol.

En 2015 volvió a su Atlético de Madrid, de donde había salido y donde consiguió otra Europa League, en 2018, a pesar de que nunca se consolidó como titular. Jugó cuatro campañas, y con 34 años decidió buscar una última aventura en el Sagan Tosu japonés, donde en 2019 puso punto final a su carrera el hombre que no solía fallar cuando llegaba una final de selecciones.

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