dissabte, 23 de gener del 2021

Alemania Federal, 3- URSS, 0 (Euro 1972-Final)

140. Gerd Müller (3-0)

La selección alemana de fútbol tiene una larga historia y grandes equipos en su trayectoria. Serán recordados aquellos que ganaron Copas del Mundo, como el que derrotó a la Naranja Mecánica neerlandesa en 1974. Pero dos años antes, el conjunto de Helmut Schön aun jugó mejor al fútbol que en la cita universal. Fue en toda la fase de clasificación para la Eurocopa de 1972 y en la ronda final, disputada en Bélgica. Eran los mejores momentos de un depredador del área llamado Gerd Müller.


"El goleador de la nación", era su apodo en Alemania porque sus registros de cara a la portería rival aún se mantienen vigentes. Es el único jugador que ha marcado en una final de la Copa de Europa de clubes, de la Eurocopa y de un mundial y ha ganado los tres títulos. El torneo de 1972 lo encaró con 26 años y ya había dado muestras de su capacidad en la fase de clasificación, en la que había anotado siete goles en siete partidos.

Müller tenía la biometría contraria a la de un jugador de fútbol de élite que pretendía destacar en su posición en el campo. No era alto, 1,76 metros, ni rápido, ni disponía de un cuerpo atlético, pero tenía un instinto para saberse situar en el área que rara vez se ha visto en la historia. Nacido en Baviera, formó parte de la hornada de jugadores del Bayern que se dio a conocer después de ganar la Recopa de 1967 al Glasgow Rangers. Él destacó con cuatro goles en las semifinales contra el Standard de Lieja y, a partir de entonces, sus cifras ya fueron escandalosas. En ninguna de las catorce ligas que disputó, todas con el Bayern, bajó de los quince goles excepto en la última, en la que anotó nueve. Fue precisamente en la de 1972 cuando alcanzó su récord, con 40, aunque dos años antes, ya había marcado 38. Fue cuando quedó máximo goleador del mundial de México de 1970.

En territorio azteca, Müller disputó su primer gran campeonato. No había entrado en la lista de Inglaterra 66 y los alemanes fueron terceros en el país centroamericano. Consiguió diez goles en seis partidos. En los ocho años en que vistió la camiseta de la Mannschaft terminó con un récord obsceno de 68 anotaciones en 62 enfrentamientos. Dos años después del mundial mexicano, pudo disputar la fase final de una Eurocopa.

Entonces, el torneo sólo lo jugaban cuatro equipos, que habían ido superando rondas de ida y vuelta. Alemania Federal había llegado a la fase final de Bélgica tras vencer a Inglaterra en un doble partido histórico, sobre todo por el 1-3 en Wembley, considerado una de las exhibiciones más grandes de un equipo nacional de la historia de una formación que lideraba el díscolo Günter Netzer. Los alemanes fueron emparejados con los anfitriones en las semifinales, y dos goles de Müller, de quién si no, en Amberes significaron el 1-2 que les dio el pasaporte para la final.


El gol

Esta se disputó cuatro días después en el estadio de Heysel, que tendría un significado muy importante para Müller y el Bayern dos años más tarde. Aquella tarde de Bruselas, el goleador abrió el marcador y los alemanes dejaron medio decidido el partido con un segundo gol, de Herbert Wimmer, al inicio de la segunda parte. Cinco minutos después, el tercer gol del partido demostró el hambre y el instinto de un asesino del área.


Los soviéticos ya estaban en esa fase en la que veían el partido perdido, pero un gol les podía volver a dejar dentro de la lucha. Hasta que Breitner sacó un balón jugado desde atrás hacia el central Schwarzenbeck, el mismo que en 1974 anotaría el mismo estadio, pero en la otra portería, el gol que permitió al Bayern no perder la Copa de Europa contra el Atlético de Madrid. Este fue avanzando y combinó con Müller. El balón pivotó en Heynckes y el delantero del Gladbach lo volvió a Schwarzenbeck, pero un defensa soviético, en concreto el georgiano Khurtsilava, les molestó. Seguramente el alemán habría podido llegar igualmente y chutar con la izquierda, pero el hambre de Müller, que seguía la acción, era mayor y, al ver el esférico suelto, disparó, robando la gloria a su compañero y anotando el 3-0 que ya sería definitivo.

Aquella fue la única Eurocopa que disputó un Gerd Müller que dejaría la selección alemana demasiado pronto y que perdió la oportunidad de lograr más títulos. Aparecerá más adelante en esta lista para seguir disfrutando de un talento pocas veces visto, seguramente el único que tenía, futbolísticamente hablando, pero el más importante; dejar el balón dentro de la portería rival.

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