dimarts, 19 de gener del 2021

Francia, 2- Inglaterra, 1 (Euro 2004-Primera fase)

144. Zinédine Zidane (1-1 y 2-1)

Fue uno de los jugadores más elegantes del último cambio de siglo y decisivo para sus equipos y su selección. Al llegar la Eurocopa de Portugal de 2004 estaba alcanzando el ocaso de su carrera futbolística, que finalizaría dos años más tarde. Campeón del mundo en 1998 y de la Eurocopa en 2000, su nombre aparecerá más veces en esta lista por dos anotaciones en este último torneo. Pero ahora toca hablar del tramo final de la carrera de Zinédine Zidane.


Después de ganar la Eurocopa de Bélgica y los Países Bajos, Zidane, con 28 años, se encontraba en el cenit de su vida deportiva, pero la temporada posterior no fue del todo bien con la Juventus. Quedó segundo en la liga, que no ganaba desde hacía tres años, a dos puntos de la Roma y su formación quedó sorprendentemente eliminada en la primera fase de la Champions a manos del Deportivo y del Panathinaikos. Además, en este torneo fue expulsado dos veces, contra los coruñeses y el Hamburgo, en casa, con roja directa, lo que demostraba que no estaba centrado. Quería dar un giro a su carrera y llegó en verano de 2001.

En la carrera para llenar su equipo de galácticos, Florentino Pérez lo fichó por el Real Madrid por cerca de lo que hoy serían 77,5 millones de euros. Con 29 años era una apuesta de riesgo, pero comenzó a dar resultado desde el primer año. A pesar de un inicio dubitativo, y de que el Madrid fue segundo en la liga y perdió en casa la final de la Copa contra el Deportivo, en el Centenariazo, terminó el año ganando la Liga de Campeones en Glasgow, un torneo que se le resistía después de dos finales perdidas con la Juventus. Además, lo hizo con uno de los goles más recordados y estéticos de la historia de la competición. En verano, sin embargo, las cosas no fueron igual.

Francia defendía el título de campeona mundial en Corea del Sur y Japón y su participación fue un sonado fracaso. Las derrotas contra Senegal y Dinamarca y el empate contra Uruguay, y sin anotar ningún gol, representaron una eliminación dolorosa e inesperada por la forma. Zidane volvió a Madrid, donde la temporada siguiente ganó la liga y la Supercopa, los últimos trofeos que consiguió en el fútbol de clubes. Verano de 2004 era la hora de defender otro cetro, el de la Eurocopa, para la que los franceses se habían clasificado con claridad y mantenían el cartel de favoritos para olvidar el mal sabor del mundial.


Los goles

El debut era complicado. Jugaban contra una Inglaterra con mucho talento en el medio del campo y en la delantera en un choque en Lisboa que debía decidir el primero de un grupo que completaban Croacia y Suiza. Los ingleses se adelantaron a los 38 minutos con un cabezazo de Frank Lampard y habrían podido sentenciar en la reanudación si Barthez no hubiera parado un penalti a David Beckham. El partido estaba a punto de terminar y se llegaba al tiempo de descuento en medio de la alegría de la afición insular. Entonces llegaron segundos de locura.


Que comenzaron en el minuto 91, cuando el delantero Heskey cometió una falta totalmente evitable en la frontal del área sobre Makélélé. Era una gran oportunidad para empatar, aunque el lanzamiento era mejor para un zurdo. Fue precisamente con este hecho con el que jugó Zidane, que ocultó el tiro por encima de la barrera pero que buscó el palo del portero. Este, David James, con un largo historial de desastres con el equipo inglés, dio el paso que no tenía que dar hacia su izquierda y se tragó el gol.

Pero aún faltaba lo mejor. Justo después de servir de centro, Steven Gerrard cometió un grave error al pasar el balón atrás hacia James sin ver que estaba Thierry Henry. El delantero se adelantó al portero y éste le cometió un claro penalti para evitar el gol. Lo consiguió sólo durante unos segundos, ya que Zidane realizó el lanzamiento y dio la vuelta al resultado. Cinco años después del triunfo del United contra el Bayern en la final de la Champions del Camp Nou, se repetía la hazaña, pero ahora con los ingleses como víctimas.

La victoria fue importante, ya que a la larga dejó a Francia como primera de grupo y a Inglaterra como segunda. Los británicos se tuvieron que enfrentar a los anfitriones, Portugal, y cayeron por penaltis. Los franceses parecía que lo tendrían mucho más fácil ante Grecia, pero en otra gran sorpresa del torneo cayeron por 0-1 con un gol de Charisteas en el otro estadio lisboeta, el José Alvalade. Fue el último partido de Zidane en una Eurocopa.

Sus dos últimas temporadas en el Madrid se las pasó en blanco en cuanto a títulos pero tenía entre ceja y ceja el mundial de Alemania, que aprovecharía para despedirse del fútbol, ​​con 34 años y después de algunos problemas físicos durante la última parte de su trayectoria. Sin embargo, pudo llegar en forma y condujo a su selección de manera sorprendente hasta la final, derrotando a Brasil en cuartos y a Portugal a las semifinales. Se convirtió en el cuarto jugador de la historia, después de Vavá, Pelé y Breitner, en marcar en dos finales de una Copa del Mundo, al anotar a lo Panenka un penalti contra Italia. Pero el partido tuvo otro protagonista, el defensa transalpino Materazzi, que empató y que provocó la expulsión del francés en un cabezazo icónico. Una mala manera de colgar las botas porque, además, un error de Trézéguet, el mismo jugador que había dado una Eurocopa a Francia seis años atrás, entregaba esta vez el título a los italianos, derrotados en 2000.

La trayectoria posterior de Zidane como entrenador es bastante conocida. Después de preparar al filial del Madrid relevó a Rafa Benítez en 2016 y encadenó tres Ligas de Campeones consecutivas y una liga española. Abandonó el banquillo blanco en 2018, después de ganar la final de Kiev contra el Liverpool, pero regresó al año siguiente para celebrar otra liga la segunda temporada. Como técnico muestra la flema que tenía jugando, pero esconde su carácter fuerte, el que sacó con Materazzi y el que demostró celebrando aquellos dos goles en un minuto contra Inglaterra en su última Eurocopa.

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