dijous, 28 de gener del 2021

Alemania Federal, 1. Países Bajos, 2 (Euro 88-Semifinal)

135. Lothar Matthäus (1-0)

Alemania Federal tuvo siempre selecciones potentísimas, desde su entrada en el concierto internacional, con la célebre final de Berna en el mundial 1954, hasta su reunificación con la parte excomunista del país y más allá. Cada época ha sido vinculada a un jugador emblemático. El primer mundial, el mencionado de Suiza, fue el de Fritz Walter; el del 1974, el de Franz Beckenbauer; y el conseguido en 1990 llevaba el nombre de un medio que, antes de levantar la copa, había perdido dos finales. Era el extraordinario Lothar Matthäus.


El centrocampista marcó una época en el fútbol de su país. Dotado de una inteligencia superior a la de la media de jugadores, explotó su gran potencia física en la parte inicial de su larga carrera y retrasó su posición para terminar de libre en una defensa de tres en el tramo final, y en todos los casos fue útil a sus equipos y a la selección, que dejó a punto de hacer cuarenta años. Dos décadas antes, apareció en el panorama internacional debutando con la selección en la Eurocopa de 1980. Participó durante quince minutos de la victoria contra los Países Bajos por 3-2, con tres goles de Allofs. Había debutado ese mismo año en la Bundesliga con el Borussia Mönchengladbach, con el que fue subcampeón de la UEFA, tras perder la final a doble partido contra el Eintracht de Frankfurt, con un gol suyo en la ida.

Estuvo a la formación "borusser" hasta 1984. Dos años antes, fue subcampeón del mundo en 1982 en España, en su primer mundial. Disputó dos partidos de la primera fase. Dos años más tarde, intervino en el fracaso alemán en la Eurocopa de Francia, con eliminación en la ronda inicial, y fichó por el Bayern, en el que cubrió una primera etapa de cuatro años. Ganó tres ligas seguidas, pero perdió la final de la Copa de Europa de 1987 contra el Oporto. Su gran agujero negro ha sido no haber ganado nunca el torneo, aunque estuvo a punto varias veces.

El año anterior, en 1986, ya era titular en el equipo que perdió otra final del mundial, el de México, contra la Argentina de Maradona. Él anotó un gran gol contra Marruecos, esencial en los octavos de final. En ese momento, Matthäus era un centrocampista que ocupaba todo el campo con largas conducciones, buena visión y un imparable disparo desde fuera del área. Además, destacaba por un fuerte carácter que empujaba a sus equipos. Dos años después del mundial, había Eurocopa en casa, y Alemania Federal quería recuperar el título perdido en Francia,


El gol

Los alemanes tuvieron una primera fase apacible, con un empate inicial contra Italia pero con dos solventes victorias ante Dinamarca y España que les dieron la primera posición de su grupo. En las semifinales, esperaban los enemigos íntimos, los neerlandeses. La rivalidad entre los dos países va más allá del deporte, es incluso social. La semifinal se jugó en Hamburgo, en el mismo Volksparkstadion donde catorce años antes los alemanes federales habían perdido contra sus hermanos del otro lado del telón de acero. El choque fue muy emocionante y parecía que se empezaba a resolver en una acción protestada.


El delantero Klinsmann entró en el área y fue claramente obstaculizado por Rijkaard, aunque él también puso un poco de artes escénicas en la caída. El colegiado, el rumano Ioan Igna, indicó el punto fatídico mientras era increpado por los neerlandeses, que incluso le tiraron el balón encima. Matthäus asumió la responsabilidad ante Van Breukelen, el portero del momento, vital en la consecución de la Copa de Europa del PSV Eindhoven pocas semanas antes. Chutó muy colocado y, aunque el portero tocó el balón, este entró. Alemania Federal iba directa hacia la final.

Pero todo se torció diecinueve minutos más tarde, con un penalti riguroso de Köhler a Van Basten que transformó Koeman y en el último minuto, cuando el propio Van Basten anotó un gol histórico que situó a los Países Bajos en la final en casa del gran rival. Con el disgusto, Matthäus fichó por el Inter de Milán, al que convirtió en campeón de liga en el primer año, y después del segundo llegaba el mundial de Italia. Fue el gran momento de su carrera, justo en el ecuador, cuando condujo la Mannschaft al título con una gran exhibición de poder.

Jugó en el Inter hasta 1992, con una UEFA en la vitrina del año anterior. Aquel verano no pudo participar por lesión en la Eurocopa de Suecia, en la que la selección fue subcampeona, y con 32 años volvió al Bayern, en el que jugaría casi hasta el final de su carrera. En medio, participación en el mundial del 94, con eliminación en los cuartos de final, y en Francia 98, con el mismo resultado. Lamentablemente, no fue llamado para la Eurocopa del 1996, en la que Alemania fue campeona, pero volvió a serlo cuando se estabilizó en la posición de libre. Con el Bayern llegó a la final de la Champions del 1999. Fue relevado en el minuto 80 de la final contra el Manchester United con 0-1 favorable. Fue el partido de la remontada de los ingleses en el descuento. Se le escapaba su última posibilidad de ganar el título. Se retiró de la selección en 2000, con tres ratos en una Eurocopa, la de Bélgica y los Países Bajos, de infausto recuerdo para su país, con eliminación en la primera fase y debacle final en Rotterdam, en casa de los neerlandeses, los enemigos del oeste.

Antes de retirarse todavía disfrutó del fútbol durante un año en el MetroStars de Nueva York y en el Herzogenaurach, un conjunto amateur. Después inició una carrera de entrenador que no fue muy provechosa y sí muy ecléctica, con paso por la selección húngara y por conjuntos que fueron desde el Rapid de Viena o el Salzburgo en el Atlético Paranaense, pasando por el Partizan de Belgrado y el Maccabi Netanya. Ahora, básicamente, interviene en los medios y opina del fútbol, ​​con un fuerte carácter que ha trasladado del campo al micrófono, el que hace falta tener para ser una gran estrella como ha sido él y para asumir la responsabilidad de anotar un penalti , el de su único gol en una Eurocopa, en un partido de la máxima, aunque al final no sirviera para nada.

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