dissabte, 20 de març del 2021

Bélgica, 1- Inglaterra, 1 (Euro 80-Primera fase)

84. Jan Ceulemans (1-1)

En la casi perfecta tácticamente selección belga de finales de los setenta y toda la década de los ochenta eran necesarios los jugadores esforzados, los que corrían mucho, y también los inteligentes y siempre bien posicionados, a parte de los efectivos de cara a la portería rival. Pero en el centro del campo, el conjunto de Guy Thijs también necesitaba una pieza que, aparte de poder físico, aportara calidad, llegada y último pase. Durante muchos años, tanto en el equipo nacional como en el Brujas, este papel lo jugó Jan Ceulemans.



Seguramente es el jugador más emblemático de la historia del club negriazul, sobre todo por el gesto que tuvo al inicio de su carrera, justo después de la Eurocopa de la que se habla en este gol, la de 1980 . El Milan ofreció una gran cantidad de dinero por él, pero prefirió seguir a una liga que en aquellos momentos y en los años siguientes sería muy potente, la de casa. Quién sabe qué hubiera pasado de haberse decantado por el fútbol italiano.

Ceulemans nació en Lier, cerca de Amberes, en la parte flamenca del país, y pronto comenzó a jugar al Lierse, la entidad local. Llegó a jugar una Recopa después de que su equipo disputara en 1976 una final de Copa, que él no jugó, perdida por 4-0 ante el Anderlecht. Ceulemans debutó en Europa con gol, pero su conjunto fue eliminado por el Hajduk Split. En 1978, después de casi 40 goles con el Lierse, fue fichado por el Brujas, que vio un gran potencial en un jugador que ya era internacional.

Llegó al equipo cuando éste acababa de ser subcampeón de Europa, en una final perdida contra el Liverpool en Wembley. Desde el punto de vista de la selección, él ya había jugado la fase de clasificación para el mundial, en el que los Países Bajos habían dejado fuera a los belgas, y ahora tocaba la ronda previa de la Eurocopa de 1980. El juego belga, que ya se había asomado a Europa a principios de los setenta de la mano de Raymond Goethals, se basaba en una fuerte presión y en la utilización constante de la reducción de espacios y del fuera de juego. Así, el combinado se clasificó para el torneo europeo de Italia gracias a una victoria por 1-3 en Escocia, dejando fuera a Austria por un solo punto. Los belgas no eran favoritos en el torneo, pero todo cambió por culpa de un gol.


El gol

Y este llegó el primer día. Bélgica e Inglaterra se enfrentaban a Turín. Los británicos, que no habían podido ir a los dos últimos mundiales, estaban formando un nuevo equipo nacional joven y con futuro, con Ron Greenwood en el banquillo y basado en los jugadores del Liverpool y del Nottingham Forest que habían alcanzado los cuatro últimos títulos en la Copa de Europa. A los 26 minutos se adelantaron con un extraordinario gol del jugador del Manchester United Ray Wilkins, que primero se hizo un autopase y luego resolvió con clase por encima del portero Pfaff. Pero cuatro minutos después llegó la igualada.


Van Moer hizo un lanzamiento de esquina muy abierto y Ceulemans remató a portería desde la frontal del área grande. Era una gran distancia y el balón no llegó a portería, pero cayó entre los pies de Vandereycken, que disparó primero, y Vandenbergh, que no llegó a rematar del todo. Mientras tanto, y ante la pasividad de los defensas ingleses, Ceulemans tuvo tiempo para llegar al área pequeña, justo para rematar la pelota suelta con la pierna izquierda y batir al portero Clemence. El partido acabaría con empate a un gol y acabaría siendo crucial.

Lo sería, sobre todo, por la victoria belga sobre España en la segunda jornada y la derrota inglesa ante Italia, que en el debut sólo había empatado contra los españoles. En el duelo definitivo, en Roma, Bélgica no permitió que Italia anotara ningún gol y el 0-0 le dio acceso a la final. Ceulemans, entonces más avanzado de lo que actuaría en su trayectoria, disputó todos los minutos del torneo, incluidos los 90 de la final contra Alemania Federal, perdida en los últimos minutos por culpa de un gol de Hrubesch.

Fue una decepción, pero el inicio de una gran trayectoria internacional. Por visto que estuvo tantos años, al Brujas, donde se había quedado desatendiendo la oferta del Milan, tampoco ganó tantos títulos, tres ligas y dos Copas en trece años, pero cada vez que había un gran torneo, los diablos rojos dejaban huella y él también. En el mundial de España, derrotaron a la Argentina de Maradona en el partido inaugural, aunque después se hundieron en la segunda fase contra la Polonia de Boniek y ante la URSS. Ceulemans no marcó ningún gol.

Logró uno en la Eurocopa de 1984 ante Dinamarca, pero no fue suficiente porque los nórdicos remontaron el partido y pasaron a semifinales al vencer por 3-2. Su gran momento con la selección le llegó en 1986, a los 29 años. Era el líder indiscutible de la selección que cayó en el duelo inaugural contra México, los anfitriones, pero fue esencial a partir de los octavos de final. Anotó un gol, el segundo, en el extraordinario triunfo por 3-4 contra la URSS, revancha de España 82; después, metió el único gol belga, con la cabeza, en el empate contra España en Puebla. El partido de cuartos se decidió en los penaltis. Él no lanzó ninguno. Sólo Maradona y Argentina detuvieron a Bélgica en el camino hacia la final. El equipo también perdió el duelo de consolación ante Francia, pero él volvió a anotar.

Bélgica no se clasificó para la Eurocopa de 1988 al quedar por detrás de Irlanda y Bulgaria, pero volvió a entrar a un mundial, el del 1990, junto con Checoslovaquia, dejando fuera a Portugal, entre otras cosas después de un 3-0 en el que él marcó. Bélgica hizo una buena primera fase, nuevamente en Italia, diez años después de su debut en un gran torneo, derrotando a Corea del Sur y a Uruguay. Pero le llegarían dos revanchas. Primero fue España quien la superó y la dejaba segunda de grupo. Esto la emparejó con Inglaterra, en un duelo en Bolonia. Diez años después de su gol en Turín, Ceulemans veía desde el campo como una volea enorme de un inglés, David Platt, lo dejaba fuera de su último gran torneo en el último minuto de la prórroga. Ya tenía 33 años. El último de sus 96 partidos con la selección, récord absoluto, fue ante Luxemburgo y con un gol, el que hacía 23.

Ceulemans siguió en el Brujas, con el que estuvo a punto de llegar a los 200 goles, hasta el año 1992, cuando se retiró por culpa de una lesión de rodilla. Enseguida comenzó a entrenar al Aalst, a quien subió a Primera. Aunque llegó a preparar al Brujas durante una campaña, en la que fue campeón de la Supercopa local, su mayor éxito llegó con el modesto Westerlo, al que convirtió en campeón de Copa en 2001, en un año muy extraño en el que los favoritos cayeron en rondas previas, en una final inédita ante otro modesto, el Lommel. En general, sin embargo, su labor en los banquillos fue mucho más anónima que sobre el campo, donde se había convertido en el mariscal de campo de un país durante una década, iniciada con aquel gol medio de rebote contra los ingleses en la Eurocopa de 1980.

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