dilluns, 1 de març del 2021

España, 2- Francia, 0 (Euro 2012-Cuartos de final)

103. Xabi Alonso (1-0 y 2-0)

La España que encadenó dos Eurocopas y un Mundial fue conocida como la del "tiki-taka" por la calidad de sus centrocampistas. En el primero de aquellos logros, la Eurocopa de 2008, la selección de Luis Aragonés actuó con un solo pivote delante de la defensa, Marcos Senna. Con la llegada de Vicente del Bosque al banquillo, sin embargo, se apostó por dos jugadores en esa zona, que proporcionaban construcción y también más seguridad defensiva. Uno era el barcelonista Sergio Busquets. El otro, un madridista, Xabi Alonso.


Y eso que por familia no parecía que hubiera de terminar el conjunto blanco. Su padre, Miguel Ángel Periko Alonso, había actuado durante tres temporadas en el FC Barcelona después de haber ganado dos ligas con la Real Sociedad. Los Alonso son originarios de Tolosa, en la provincia de Guipúzcoa, y por eso el joven Xabi y su hermano Mikel, que también jugaría con el primer equipo de Anoeta, se inició en los equipos inferiores del conjunto blanquiazul, después de haber comenzado en el Antiguoko. En este primer equipo coincidiría con Mikel Arteta, que dejó Euskadi para fichar por los equipos inferiores del FC Barcelona. Más adelante, ambos mantendrían grandes rivalidades en Inglaterra.

Xabi Alonso debutó en el primer equipo de la Real Sociedad a los 18 años de la mano de Javier Clemente, en una derrota contra el Logroñés en partido de Copa. El club decidió a cederlo al Eibar, pero sólo estuvo allí media campaña, ya que en invierno de 2001 John Toschack lo repescó por el primer equipo. Como su padre, Xabi jugaba de medio centro defensivo, pero tenía mucha más calidad que el progenitor y también que su hermano mayor Mikel, que también se movía en la zona ancha. Destacaba por sus largos desplazamientos de balón, gran posicionamiento en el campo y no evitaba las incorporaciones al ataque, con un buen remate desde media distancia, perfecto juego aéreo y llegada al área.

Sin carrera con las selecciones españolas de base, el gran "boom" de Xabi Alonso llegó la temporada 2002-03, en la que la Real estuvo a un paso de ganar la liga. Debutó con el equipo estatal absoluto de la mano de Iñaki Sáez, que preparaba a la formación para la Eurocopa de Portugal, a la que entró después de una repesca contra Noruega. En el torneo, Alonso jugó un rato en el triunfo ante Rusia y fue titular en el duelo decisivo, una derrota ante Portugal con un gol de Nuno Gomes que dejaba el equipo fuera del campeonato.

Aquel verano dio un gran paso y fichó por el Liverpool. Y no podía entrar con mejor pie. El equipo de Rafa Benítez ganó la Champions de Estambul, la de la remontada ante el Milan. Alonso asumió la responsabilidad de lanzar el penalti que podía ser el 3-3. Lo erró, pero recogió el rebote e introdujo el balón en la portería. Era campeón de Europa con 24 años. Estuvo cinco temporadas en Anfield, donde jugó otra final de Liga de Campeones, perdida por 2-1 contra el mismo Milan en 2007, y alcanzó una Copa, una Copa de la Liga y una Supercopa europea.

Con la selección, fue llamado para el mundial de Alemania de 2006 y para la Eurocopa de 2008. En la primera, fue claro titular e incluso marcó un gol contra Ucrania en el debut, pero España fue eliminada en octavos de final contra la Francia de Zidane. En 2008, en cambio, su rol era de claro suplente. Senna era el medio centro único y él tenía que esperar desde el banquillo. Jugó 27 minutos de la final, a parte de un partido entero y otros ratos, y se proclamó campeón.

El año siguiente, dio otro giro a su trayectoria. Con 28 años lo fichó el Real Madrid, el gran rival de uno de los equipos de su padre y una formación no muy querida en San Sebastián. Xabi Alonso, el hijo pródigo, era abucheado cada vez que jugaba en Anoeta, pero en el Bernabéu vivió sus mejores años. En la selección, se consolidó como medio centro titular con Busquets y fue indispensable en el título mundial de 2010. Con el Madrid, tras un primer año dubitativo, se convirtió en uno de los líderes de la formación de Mourinho, su brazo ejecutor en el campo. Su juego se volvió más duro, pero también más trascendental, y llegó a 2012 en su mejor momento, habiendo ganado la liga con el Madrid. Aquel verano, volvía a haber Eurocopa.


Los goles

Del Bosque no tocó mucho del equipo campeón del mundo, si acaso situar a Ramos de central y actuar sin delantero centro claro. Pero los dos medios centros eran innegociables. Alonso jugó los tres partidos de la primera fase, con dos victorias y un empate. En los cuartos de final, el rival volvía a ser Francia, el verdugo del mundial de 2006, pero ahora en un claro proceso de construcción. España era favorita y lo empezó a demostrar en el minuto 19.


Fue en una internada de una de las novedades, el lateral Jordi Alba por la izquierda. Se escapó de la entrada de Debuchy y envió un centro hacia el segundo palo donde Alonso, con los dos pies parados en el suelo, batió de cabeza a Lloris. España dominó casi todo el partido, ante los pocos ataques franceses, pero no pudo sentenciar hasta el final.


Fue en una internada de Pedro que fue muy hábil provocando el penalti de otro lateral, Réveillère. Xabi Alonso había sido protagonista en el mundial de 2010 al errar una pena máxima en el duelo decisivo de cuartos de final contra Paraguay. Pero no le temblaron las piernas. Lo olvidó, efectuó el lanzamiento y volvió a engañar al portero galo. Fue su gran partido con la selección en un campeonato importante. Después, en las semifinales, en cambio, sí que erró el primer tiro de la tanda decisiva ante Portugal. Por suerte para él, pesaron más los lanzamientos fallados por Moutinho y Bruno Alves. En la final, no hubo color y España completó el triplete de títulos venciendo a Italia por 4-0.

Alonso aguantó dos años más en el Madrid, con el que ganó su segunda Champions, con él sancionado en la final en la grada, contra el Atlético de Madrid en Lisboa. Había visto la tercera tarjeta en las semifinales en Múnich y se quedó sin despedirse vestido de jugador, en el campo, de su club durante los últimos cinco años. Aquel verano, jugó el mundial de Brasil, en el que volvió a marcar de penalti, en la revancha ante los Países Bajos, un partido que acabaría con derrota por 1-5 y marcaría el naufragio de los españoles en el torneo. Cuando se terminó, con 33 años, anunció que se retiraba del equipo nacional después de 114 internacionalidades.

Aquel verano sorprendió y fichó por el Bayern de Múnich de Pep Guardiola. Xabi Alonso, uno de los estandartes del mourinhismo en los duelos encarnizados contra el Barça de temporadas atrás, ahora se convertía en la prolongación en el campo de las ideas de un técnico ante el que había protagonizado grandes batallas. Jugó tres años en Múnich, con tres ligas, una Copa y una Supercopa alemana. Se retiró con 36 años y con Ancelotti de técnico, el mismo con el que ganó la Champions de 2014 y al que venció en la final de 2005, en el banquillo muniqués. Después de unos problemas con hacienda, inició una tarea de entrenador que ya le ha llevado a la cantera del Real Madrid y la de la Real Sociedad. Y es que Xabi Alonso es el claro ejemplo de que en el fútbol, ​​por mucho referente que seas de un club o de una manera de jugar, no puedes cerrar ninguna puerta.

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