dimecres, 3 de març del 2021

Suecia, 0 (4) - Países Bajos, 0 (5)

101. Arjen Robben (4-5, en los penaltis)

La historia está llena de techos que parece que no se puedan superar y de maldiciones. De eso sabe mucho la selección neerlandesa. Los oranje son los únicos de la historia que han llegado a tres o más finales de la Copa del Mundo y todavía no la han ganado. Del mismo modo, entre finales del siglo XX y principios del XXI quedaron eliminados en cuatro grandes torneos casi consecutivos en la tanda de penaltis. Parecía que no podían superar ronda si el partido pasaba de los 120 minutos reglamentarios. Pero un día eso se acabó, y el ejecutor de la victoria más esperada fue un extraordinario extremo que entonces daba los primeros pasos en el fútbol de élite. Era Arjen Robben.


Sólo tenía 20 años cuando afrontó un disparo que iba a cambiar la suerte de todo un país, aunque después no fuera para tanto. Robben, nacido en el norte, cerca de la frontera con Alemania, era una nueva estrella emergente del fútbol neerlandés y, por lo tanto, no venía contaminado los fracasos anteriores. Zurdo rapidísimo, comenzó de extremo a lado natural, pero con los años acabó en la derecha, patentando una acción que hizo millones de veces, la de recortar hacia dentro y marcar.

Había debutado en la Eredivisie casi cinco años antes, cuando aún le faltaba un mes y medio para cumplir dieciséis, en un caso de precocidad extraordinario. Lo había hecho en Groningen, el equipo del lado de casa, y sus dos primeras temporadas fueron tan impresionantes que con diecisiete años lo contrató el PSV Eindhoven. En ese momento ya era un habitual de las selecciones de base, con las que participó, aunque sin mucho minutos, el mundial juvenil del 2001, en que los Países Bajos fueron eliminados en cuartos de final. Con el conjunto de la Philips ganó una liga en dos temporadas. En la segunda debutó en la Champions y el verano de 2004 ya estaba apalabrado para ir al primer proyecto del Chelsea de José Mourinho por 18 millones de euros.

Antes, en 2003, con 19 años, ya había debutado con la selección absoluta y, después de tres partidos, dos de clasificación y uno de amistoso, fue convocado por Dick Advocaat para la Eurocopa de Portugal. El torneo era importante para el país, que no había podido asistir al mundial anterior, el de 2002, al quedar eliminado en la fase de clasificación bajo las órdenes de Louis van Gaal. Llegar al torneo europeo de 2004 tampoco había sido fácil, con play-off incluido contra Escocia, y en tierras lusas Robben no debía tener un papel destacado.

Tras no jugar en el debut contra Alemania, con empate a un gol, fue titular contra la República Checa, el mismo equipo que había superado a los Países Bajos en la fase de clasificación. Los neerlandeses ganaban por 2-1 cuando fue sustituido y al final perdieron por 3-2. Fue titular y jugó todo el partido ante Letonia, en el que asistió para el 3-0 de Makaay, un triunfo que permitía llegar a cuartos. El rival, en Faro, era Suecia.


El gol

El partido fue poco atractivo y los noventa minutos y los treinta añadidos finalizaron con empate a cero. Había que ir a los penaltis, una suerte maldita para los neerlandeses. Y es que por culpa de los once metros habían quedado fuera en las semifinales de la Eurocopa 92 contra Dinamarca, en los cuartos de la Euro 96 ante Francia, en las semifinales del mundial 1998 frente a Brasil y en las semifinales de la Eurocopa de casa, en 2000, con Italia de rival. Cuatro de cuatro en contra, un hecho que podía hacer temblar las piernas de cualquiera. La tanda fue vibrante.



En los diez primeros lanzamientos, los neerlandeses tomaron ventaja por el error del sueco Ibrahimovic en el tercer lanzamiento, pero en el cuarto de los Países Bajos erró Cocu, uno de los que también había fallado en 1998 en Francia. Con los goles de los suecos Källström, Larsson, Ljungberg (este con rebote en Van der Sar incluido) y Wilhelmsson y los de los neerlandeses Van Nistelrooy, Heitinga, Reiziger y Makaay, este con toda la presión de no poder fallar para no quedar eliminados, se inició la muerte súbita. Entonces, Van der Sar, un portero poco afortunado en los penaltis, paró el del central Mellberg. La clasificación dependía de la pierna izquierda de un joven de veinte años. Robben, que había resistido los 120 minutos en el campo. Apuntó, superó a Isaksson y rompió un maleficio.

Lamentablemente, los Países Bajos no pudieron sortear la siguiente ronda y fueron eliminados en semifinales por Portugal por 2-1, ya sin penaltis. De todos modos, el torneo había servido para descubrir a un jugador que inició una carrera europea fantástica. En Londres ganó dos ligas y cinco torneos nacionales más en tres años. Después fichó por el Real Madrid. En dos temporadas obtuvo una liga y una Copa. Posteriormente, ocho ligas, cinco Copas y la ansiada Champions, con gol suyo en el último minuto, con el Bayern de Múnich y con 36 años, después de haber anunciado su retirada, volvió a calzarse las botas y vuelve a jugar en el Groningen, en la máxima categoría.

Y es incluso extraña esta longevidad en un jugador que ha tenido en las lesiones musculares su gran problema. Casi cincuenta a lo largo de su carrera, de la que la mayoría, 22, en los isquiotibiales. Su juego explosivo de arranque lo ha castigado mucho en momentos puntuales, pero tampoco le impidió asistir a grandes citas con la selección.

En el mundial 2006 marcó un gol en tres partidos y el equipo quedó eliminado por Portugal en octavos de final; en la Eurocopa 2008, el gran día de Arshavin dejó fuera a un conjunto que ya no podía contar con él porque se había lesionado en la primera fase. En el mundial 2010, su gran oportunidad para ser campeón del mundo. Llegó a la final tras un torneo magnífico, con dos goles incluídos, entre ellos uno en las semifinales, pero erró un mano a mano con Casillas que pudo convertir a los neerlandeses en campeones. Lo pagaron después con el gol de Iniesta.

En la Eurocopa de 2012, el equipo estuvo a un bajo nivel y quedó fuera en la primera fase. Y la segunda gran oportunidad llegó en el mundial de Brasil de 2014. Doce años después, Van Gaal se tomaba la revancha y, no sólo clasificaba a los Países Bajos para el torneo, sino que los llevaba a las semifinales. Además, lo hacía derrotando por penaltis s Costa Rica en los cuartos, con una decisión controvertida, la de cambiar el portero antes de los tiros. La entrada de Krul por Cillessen fue decisiva.

En las semifinales, el rival era la Argentina de Messi y nuevamente el punto fatídico para decidirlo todo. Robben, que había marcado tres goles y, junto con Van Persie, era la figura del equipo a los treinta años, anotó el suyo, como había hecho contra los caribeños, pero los errores de Vlaar y Sneijder le robaron su última oportunidad de ganar un título con la selección. Aun jugó trece partidos más, pero eran épocas de vacas flacas para el país y de eliminaciones en fases previas. Al menos, él había podido romper un maleficio y, a pesar del error en la final del mundial, podrá decir que nunca falló un penalti en ninguna tanda con los Países Bajos, un hecho que muchos e ilustres compañeros no pueden suscribir.

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