divendres, 30 d’abril del 2021

Inglaterra, 1- Países Bajos, 3 (Euro 88-Primera fase)

43. Marco van Basten (0-1, 1-2 y 1-3)

En la historia de la Eurocopa, en sus quince ediciones, seguramente hay tres actuaciones individuales muy por encima de las demás. La mejor fue la de Michel Platini, en 1984, con nueve goles en cinco partidos. También fue espléndida, en sólo dos partidos, la de Gerd Müller en 1972, cuando cuatro anotaciones guiaron a Alemania Federal a su primer título. La tercera, probablemente, fue en 1988 y tuvo como protagonista al neerlandés Marco van Basten.


Su carrera fue más corta de la cuenta, por culpa, sobre todo, de una lesión de tobillo que precipitó su retirada. Su historia se puede leer en un libro autobiográfico aparecido este año y que en castellano se titula "Frágil". Es muy ilustrativo sobre la personalidad del atacante y también explica muy bien cómo vivió la dualidad entre una carrera deportiva de éxito y los problemas físicos que le condujeron a tener que dejar el fútbol demasiado joven.

Nacido en Utrecht, Van Basten fue una estrella fugaz, pero que brilló mucho mientras duró. Era el delantero perfecto. Con un físico privilegiado, que le permitía luchar de cuerpo a cuerpo con los rivales e incluso ganarles batallas aéreas, parecía que flotara por encima del terreno de juego y tenía una capacidad anotadora a la altura de los mejores. Además, podía rematar de cualquier manera, con las dos piernas y en situaciones acrobáticas, aparte de tener un gran instinto para aparecer siempre en los momentos oportunos.

Tras su niñez en el Utrecht, fue captado por el Ajax y fue creciendo en los equipos inferiores, a más velocidad de la normal, hasta que debutó en la Eredivisie los 17 años. En su segundo año completo en el equipo, en la temporada 1983-84, explotó, con 28 goles en 26 partidos en la liga y el debut en Europa, aunque el conjunto de Aad de Moos no pudiera ganar un campeonato en que fue tercero.

Van Basten debutó con la selección en la fase de calificación para la Eurocopa del 1984, en la que marcó un gol en Dublín en dos partidos disputados. Esta fue la ronda en que los Países Bajos quedaron fuera del torneo por culpa del mítico 12-1 de España, posterior subcampeona, a Malta. Quién sabe qué papel habrían hecho los jóvenes neerlandeses en el torneo. El equipo naranja tampoco pudo entrar en el mundial de México 86 por culpa de Hungría, que se basó en una victoria en Rotterdam por 1-2 para echar al equipo de Kees Rijvers del torneo.

A nivel de clubes, Van Basten iba evolucionando. Acumuló tres ligas y tres Copas con el Ajax y su rendimiento aumentó cuando Johan Cruyff se convirtió en su entrenador. Tuvo un enfrentamiento con él porque había firmado un precontrato con el Milan, pero en el año de su adiós, la temporada 1986-87, anotó el gol en Atenas que dio al equipo de Amsterdam la Recopa ante el Lokomotiv de Leipzig. Fue su último remate con la elastica blanca y roja. Además, los Países Bajos se clasificaron con facilidad para la Eurocopa de 1988, con dos goles en cinco partidos del delantero. Todo parecía ir bien, menos por una cosa.

Van Basten, que ya arrastraba problemas en el tobillo derecho mientras estaba en el Ajax, tuvo que estar muchos meses parado en su primera temporada en el Milan. Sería el aperitivo de lo que le esperaba más adelante. Sólo pudo actuar en once partidos de liga, casi todos en el tramo final, en el título del Scudetto de la formación de Arrigo Sacchi. A pesar de jugar poco, llegó a tiempo para que el veterano entrenador Rinus Michels lo convocara para el torneo.


Los goles

Éste empezó mal para los neerlandeses. Van Basten comenzó de suplente de Johnny Bosman y entró cinco minutos después de que el soviético Rats anotara el gol que costaba la primera derrota de los naranja. El segundo partido, en Düsseldorf, era contra Inglaterra, que también había caído en el debut, ante Irlanda. Era un duelo a cara o cruz en el que, además, los ingleses avisaron primero con un disparo de Lineker al palo a portería vacía. Parecía que se llegaría al descanso sin anotaciones, pero entonces llegó una acción de las estrellas neerlandeses.

Ruud Gullit, el jugador más codiciado del momento y compañero de Van Basten en el Milan, se escapó por la izquierda de Stevens y envió un centro al área hacia el ex-atacante del Ajax, Éste respondió en una acción de virtuosismo. Detuvo el balón con la izquierda, con la derecha recortó espectacularmente a Tony Adams y batió a Shilton cruzando el esférico. Era el 0-1 antes del descanso. Regresando de los vestuarios, Brian Robson empató para los ingleses y, además, Glenn Hoddle había estrellado un remate en el palo. El partido estaba abierto, pero a los 27 minutos volvió a aparecer Van Basten.


Esta vez fue en un balón colgado al área con mil y un rebotes. Finalmente, el esférico cayó a Wouters, que disparó en un semifallo que tuvo la virtud de ir a parar a los pies de Gullit. Éste levantó la cabeza y no se obcecó. Miró a la izquierda y lo cedió a Van Basten quien, esta vez con la izquierda, volvió a cruzar el remate a Shilton. Y la exhibición no se había terminado.


Esta vez fue a balón parado. Erwin Koeman realizó el lanzamiento al primer palo donde apareció el delantero del PSV Eindhoven Wim Kieft, quien peinó la bola hacia atrás. Van Basten esperaba en el segundo palo, se adelantó a su marcador y, de volea, anotó el tercero. Hat-trick decisivo. Los Países Bajos sobrevivían y el empate en el otro partido entre la Unión Soviética y Irlanda dejaba a los ingleses, una gran selección que venia de jugar los cuartos de final en el último mundial, y ser víctima de Maradona, y que disputaría la semifinales en el siguiente, fuera de concurso. Después de los problemas de toda la temporada, Marco van Basten resistiría todo el partido y ya no lo apartarían de la titularidad. Era el aperitivo de lo que sucedería los siguientes días.

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