diumenge, 25 d’abril del 2021

Alemania, 1- Italia, 2 (Euro 2012-Semifinales)

48. Mario Balotelli (0-1 y 0-2)

Hay jugadores que nacen con un don especial para jugar a fútbol pero que durante toda su carrera, por diversas razones, se empeñan en no aprovecharlo de la mejor manera. Son futbolistas polémicos por su comportamiento y esto afecta a su trayectoria. Ahora bien, en los contados momentos en que están centrados en lo que tienen que hacer, son imparables. Esta pequeña ventana de lucidez la tuvo, en verano de 2012, el atacante italiano Mario Balotelli.



Jugador tan genial como poco fiable, es capaz de las acciones más impensables pero también de ser un lastre para el equipo porque piensa que el mundo está contra él las 24 horas del día. Balotelli ha notado siempre como sus orígenes le han pesado. Nació como Mario Barwuah en Palermo y es hijo de una pareja de emigrantes ghaneses que se trasladaron cerca de Brescia, al norte del país, cuando él tenía dos años. Entonces vieron que no podían mantenerlo y lo pusieron en acogida familiar. Fue aceptado por Francesco y Silvia Balotelli, que vivían en aquella zona. Ella es hija de víctimas del Holocausto.

Durante los años posteriores, vivía los fines de semana con sus padres biológicos y, entre semana, con los nuevos hasta que estos finalmente se lo quedaron a tiempo completo y le dieron su apellido, pero no lo adoptaron legalmente. Por ello, tuvo que esperar hasta los 18 años para ser ciudadano italiano y para jugar con la selección, un hecho que ansiaba tremendamente.

Comenzó a jugar al fútbol en el Lumezzane, un pequeño club de Lombardía y, después de ser descartado en una prueba por el FC Barcelona, ​​lo captó el Inter de Milán. Debutó en la Serie A con 17 años de la mano de Roberto Mancini. Fuerte, potente y con un gran remate con ambas piernas, lo tenía todo para ser un grande del fútbol europeo, pero la cabeza le fallaba. Siempre enojado, siempre enfadado y con poca capacidad de disciplina, su trayectoria en el Inter terminó con José Mourinho en el banquillo. El año del triplete del equipo, él terminó jugando bastante, pero enfrentado con todo el mundo y dejó el club a final de temporada, aunque el técnico portugués también salió de él.

Antes, Balotelli había debutado con la selección sub-21, con la que llegó a las semifinales del europeo de 2009, donde cayó contra una Alemania con jugadores que se encontraría poco después en la edad adulta, como Özil, el portero Neuer o el central Hummels. En agosto de 2010, tras el fracaso del equipo de Marcello Lippi en el mundial de Sudáfrica, debutó con la absoluta. Sólo jugó dos partidos de la fase de clasificación para la Eurocopa, pero en 2012 las cosas pareció que cambiaban.

Dos años antes, había dejado el Inter en dirección al Manchester City y, en su segunda campaña, hizo un gran año, nuevamente junto a su gran valedor, Roberto Mancini, y dando la asistencia que sirvió al Kun Agüero para anotar el gol del triunfo final en la liga contra el Queen 's Park Rangers. Balotelli había anotado 13 goles en 23 partidos, después de haber tenido algunos problemas con las lesiones, y fue incluido por Cesare Prandelli en la lista para la Eurocopa del 2012, su primer gran campeonato internacional.

Fue titular desde el inicio y, incluso, en la primera fase, marcó cuando no lo fue, en el tercer partido, ante Irlanda. En los cuartos de final, anotó un gol en la tanda de penaltis que sirvió para derrotar a Inglaterra. Pero su gran momento llegaría justo después.


Los goles

Alemania se volvía a cruzar en unas semifinales europeas tres años después del partido sub-21 de Helsinborg en un capítulo más del enfrentamiento histórico entre los dos países que, en su mayoría, ha acostumbrado a caer de la banda transalpina. Alemania, como era habitual, llevó el control del juego, pero en poco más de media hora ya había recibido dos reveses durísimos de un desatado Balotelli.




En el minuto 20, otro jugador genial y con poca disciplina, Antonio Cassano, llevó a cabo una acción fantasía por la banda izquierda superando a Hümmels. Envió un centro perfecto y, en la frontal del área pequeña, Balotelli ganó la partida al central Badstuber y batió a Neuer. Doce minutos más tarde, llegó la segunda picadura.



En esta ocasión fue en un contraataque. Montolivo lo vio solo y le envió un balón largo pillando mal situado a Philipp Lahm, que hacía la cobertura. Balotelli recibió el esférico, encaró la portería y, favorecido por un pequeño bote, soltó un disparo salvaje que entró por la escuadra de Neuer. Después, celebró el gol quitándose la camiseta y mostrando todos los músculos de su torso en tensión. Era su reivindicación particular tras años sintiéndose incomprendido y víctima de racismo, sobre todo en la infancia. Italia mantuvo el resultado, sólo recibió un estéril gol de penalti de Özil, y llegó a la final. Esta fue un desencanto para Balotelli, ya que España pasó por encima de su equipo y la terminó perdiendo por 4-0.

Se puede decir que este, con poco más de 21 años, fue el punto culminante de su carrera, porque a partir de entonces no ganó ningún otro título. Aunque Prandelli confiaba en él, y se lo llevó primero a la Copa Confederaciones de 2013 y, después, al mundial de Brasil de 2014, donde marcó un gol contra Inglaterra antes de que los italianos fueran eliminados en la primera fase, él ya había entrado en una espiral peligrosa. Polémicas fuera del campo, con fiestas, peleas y una vida impropia de un deportista de élite, habían significado su salida del City en 2013 y el fichaje por el Milan, en una operación polémica por su pasado interista.

En el otro equipo de San Siro estuvo una temporada y media y, a pesar de buenos momentos y 14 goles, el equipo ya había entrado en una decadencia que lo arrastró. Salió del Milan después del mundial de 2014 y fichó por el Liverpool para sustituir a Luis Suárez, pero en su única temporada en Anfield fue más polémico fuera del campo que dentro, con continuas y polémicas apariciones en redes sociales. Los reds lo volvieron a ceder al Milan, donde sólo marcó 3 goles en 23 partidos. De la selección, ni hablar.

Sólo volvió al equipo nacional cuando Mancini regresó. Le dio dos oportunidades más en dos amistosos y un partido de la Liga de Naciones, hace dos años. Estaba encadenando buenas temporadas en el Niza francés, una de las cuales con 18 goles en un campeonato menos exigente, y por ello recibió otra oportunidad. Pero salió para ir a una plaza complicada como Marsella, primero, y al Brescia, después, con descenso incluido. A los 30 años, ahora juega en Monza, el nuevo proyecto de Berlusconi y Galiani, con el que pretende volver a la Serie A. Por edad, no debería estar acabado, pero parece complicado volver a ver aquel pletórico Balotelli de los dos goles a Alemania en Varsovia, cuando impresionó a todos, y no sólo por sus músculos.

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