diumenge, 14 de juny del 2020

Suecia, 2- Alemania, 3 (Euro 92-Semifinales)

363. Kennet Andersson (2-3)

Suecia ha sido un país intermitente en su rendimiento como selección. Tuvo un gran momento en la década de los cincuenta, con el equipo que quedó subcampeón del mundo en casa ante el Brasil del emergente Pelé. Era el conjunto de los Gre-No-Li (Gren, Nordhal y Liedholm) que triunfaron en el Milan. No volvió a hacer nada bueno en los mundiales hasta 1994, cuando quedó tercera en la Copa del Mundo de Estados Unidos. Aquel equipo tuvo su ensayo general dos años antes, justamente en el otro gran campeonato que ha organizado, la Eurocopa de 1992. El conjunto escandinavo estuvo a punto de jugarse el título contra sus vecinos daneses, pero Alemania se lo impidió en la semifinal.

El equipo entrenado entonces por Tommy Svensson llegó a la penúltima ronda después de una primera fase con dos victorias (Dinamarca e Inglaterra) y un empate (en el duelo inaugural contra Francia). Se basaba en un 4-4-2 en el que el talentoso extremo del Arsenal Anders Limpar surtía de balones la delantera, formada por Tomas Brolin y Martin Dahlin. Este último le había quitado el sitio a Kennet Andersson, el atacante con el que Svensson había afrontado el primer partido y al que Dahlin había sustituido en el debut. Andersson era un espigado ariete, muy del estilo sueco, de gran envergadura, pero que mostraba más condiciones que el simple juego aéreo. Era un falso torpe, ya que parecía lento pero podía moverse con habilidad en espacios cortos y llegaba a muchas pelotas gracias a sus largas piernas.



Para la semifinal, Svensson dejó a Limpar en el banquillo y volvió a apostar por Andersson. El hecho de que los alemanes actuaran con tres centrales en aquella época le haría pensar que él necesitaba tres delanteros para igualar la cuestión. Las cosas, sin embargo, no le salieron muy bien y Alemania llegó al último minuto del partido ganando por 1-3.

El gol

Con todo perdido, los suecos buscaron la heroica y casi la encuentran. En una jugada simple como ella sola, el centrocampista Klas Ingesson envió un esférico al área desde el centro del campo. Parecía que sería para el portero alemán, Bodo Illgner, pero Kennet Andersson se le adelantó, peinó el esférico y éste entró en la portería.



La anotación abrió una luz de esperanza para los aficionados presentes en el Råsunda Stadion, el mismo escenario que la final del 1958, pero duró poco. El partido acabó con 2-3 y Alemania estaba en la final. En cambio, significó el inicio de una muy buena trayectoria del joven Kennet Andersson, que entonces tenía 24 años, con el equipo nacional. Explotó del todo en el siguiente mundial, junto a Brolin y Dahlin, en el que anotó cinco goles fundamentales para el tercer lugar de su conjunto. La no presencia de Suecia en las siguientes grandes citas, la Eurocopa 96 y el Mundial 98, obligó a esperar más actuaciones suyas hasta la Euro 2000. Actuó en tres partidos, pero ya no pudo anotar. Tenía 32 años.

Andersson fue un jugador más conocido por sus intervenciones en la selección que en los clubes. En el momento de la Eurocopa 92 estaba en Malinas. Volvió medio año en casa, a Norrköping, antes de iniciar una larga trayectoria en equipos de segunda fila de Francia, Italia y el Fenerbahce turco. Después retornó a la liga sueca, en la que se retiró. El único gol de Andersson a una Eurocopa sirvió de poco, pero fue un pequeño trampolín para lo que le esperaba dos años después.

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