dissabte, 13 de juny del 2020

Rusia, 2-Grecia, 1 (Euro 2004-Primera fase)

Dmitri Bulykin (2-0)

A veces hay jugadores que están a punto de pasar a la historia de manera indirecta y, al final, por la acción de un adversario no lo hacen. Hay muchos goles que podrían haber cambiado el signo de todo un campeonato pero acaban quedando en el olvido. El que marcó el delantero del Dinamo de Moscú Dmitri Bulykin en la Eurocopa de 2004 de Portugal representa uno de estos casos. Pudo cortar de raíz una de las mayores sorpresas de la historia del fútbol de selecciones en Europa. Pero se quedó en una nada.




Bulykin, un delantero corpulento, con un rango de movimiento no muy elevado, tenía 25 años cuando fue seleccionado por el que sería su único gran campeonato a nivel de selecciones. Surgido de la cantera del Lokomotiv de Moscú, hacía tres años que jugaba en el Dinamo, donde estaría tres más. Jugador más de equipo que goleador, no pasó nunca de los diez tantos por temporada excepto en la etapa crepuscular de su carrera, en los Países Bajos, cuando anotó 21 en un ejercicio con el ADO La Haya.

Rusia se había quedado matemáticamente fuera de la Eurocopa de Portugal tras caer derrotada contra España y Portugal en los dos primeros partidos. El seleccionador, Georgiy Yartsev, había concedido a Bulykin la titularidad en el primero y le había hecho actuar sólo once minutos en el segundo. En el intrascendente duelo, para los rusos, contra Grecia, el de la despedida, volvió al equipo inicial. El partido era decisivo para los helenos, que sumaban cuatro puntos en los dos primeros partidos y dependían de ellos mismos para acceder a los cuartos de final, pero pronto se les complicaron las cosas.

El gol

Porque una Rusia sin presión se adelantó a los dos minutos con un remate de Kirichenko. Y un cuarto de hora más tarde llegó el segundo gol. Fue en un lanzamiento desde la esquina de Gusev. Bulykin entró como un trailer en el corazón del área y con un remate de cabeza en plancha envió el balón lejos del alcance de Nikopolidis.






El gol de Bulykin suponía el 2-0, un resultado que habría eliminado a Grecia del campeonato teniendo en cuenta que, en el otro partido del grupo, que se jugaba a la misma hora, Portugal derrotó a España por 1-0. La diferencia de goles habría dado el acceso a los cuartos de final al equipo de Iñaki Sáez y toda la locura posterior del equipo griego, con título incluido, no se habría producido. Pero Grecia marcó antes del descanso el 2-1, un resultado que, a pesar de la derrota, le permitió pasar de ronda.


El gol de Bulykin, que después salió de Rusia en 2007 e inició una trayectoria nómada en el Leverkusen, Anderlecht, Fortuna Düsseldorf, ADO La Haya, Ajax y Twente, antes de retirarse en el Volga de su país, se olvidó, pero pudo quebrar el sueño de un país.

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