dimecres, 17 de febrer del 2021

Rusia, 2- Grecia, 1 (Euro 2004-Primera fase)

115. Zisis Vryzas (2-1)

Pocas veces un gol que no sirve ni siquiera para empatar en un partido de fase de grupos puede ser tan rentable. Grecia ganó de manera sorprendente la Eurocopa del 2004 y todo el mundo recuerda el título de mejor jugador para Zagorakis, los goles de Charisteas, sobre todo el de la final, la anotación de plata del central Dellas en las semifinales contra los checos, la defensa rocosa que implementó y las dos victorias, en el primer y el último partido, ante el anfitrión, Portugal. Pero nada de esto habría llegado si no se hubiera producido un gol que sólo sirvió para perder por menos diferencia. Lo anotó el delantero Zisis Vryzas.


Vryzas ya tenía 30 años cuando llegó la Eurocopa de 2004 y su trayectoria había recorrido toda la travesía del desierto entre la aislada participación griega en el mundial de 1994 y la clasificación para el torneo europeo de diez años más tarde. A pesar de haber debutado con la selección y haber jugado dos amistosos antes de aquella Copa del Mundo, cuando tenía 20 años, no entró en la lista para el campeonato pero sí participó en las siguientes y no exitosas fases de clasificación para todos los torneos.

El delantero, nacido en Kavala, al este de Salónica, había comenzado su trayectoria en la vecina Xanthi con el Skoda, donde destacó ya por su capacidad anotadora. En 1996, cuando ya era internacional, fichó por PAOK, en el que actuó durante cuatro temporadas. No ganó nada, y justamente entre 1998 y 2000 cayó de las convocatorias para la selección, pero consiguió cierto renombre en una eliminatoria de Copa de la UEFA en la que un gol suyo tumbó al Arsenal en Highbury. Cuando el PAOK entró en suspensión de pagos, con el cambio del nuevo siglo, Vryzas recibió una oferta del Perugia, un conjunto italiano que viviría una gran época de la mano del particular entrenador Serse Cosmi.

Lo primero de mérito que hizo Vryzas en Italia fue endosarle tres goles a la Fiorentina, que posteriormente sería su equipo, en un recordado 3-4 en el Artemio Franchi. Terminó la temporada con nueve goles y el equipo se salvó sin dificultades. Jugó en Perugia durante tres temporadas y media en las que llegaron a ganar una Copa Intertoto, la competición que permitía llegar a la Copa de la UEFA. Medio año antes de la Eurocopa, fichó justamente por la Fiorentina, cuando los viola estaban en la Serie B.

Grecia había ido estrellándose en todas las fases de clasificación hasta la del torneo de 2004. El equipo comenzó a entender las órdenes del alemán Otto Rehaggel, que había dotado a la selección de una disciplina espartana, nunca mejor dicho. Vryzas fue pieza clave en el equipo. No era un delantero excesivamente goleador, pero formó una pareja con Charisteas que fue clave para iniciar la primera presión y para aprovechar las pocas ocasiones que los griegos tenían. Marcó un gol en Armenia que fue vital para llegar al primer lugar del grupo y entrar en el torneo por la puerta grande.


El gol

Grecia debutó de la mejor manera, con una victoria contra Portugal en Oporto  por 1-2. En el segundo partido, un gol de Charisteas permitió empatar contra España y llegar con cuatro puntos a la última jornada. Ésta tenía abiertas muchas posibilidades. Los españoles acumulaban los mismos puntos y la misma diferencia de goles, pero con menos anotaciones, por lo que los griegos debían igualar el resultado que lograran en el último partido contra la eliminada Rusia. Además, si España derrotaba a Portugal o empataba, se clasificaban automáticamente. El partido entre Rusia y Grecia en Faro no empezó nada bien porque Kiritxenko y Bulykin anotaron dos goles que podían dejar a los griegos eliminados en caso de un gol de Portugal en el otro partido. Antes del descanso, llegó una acción que pareció no tener importancia, pero que fue vital.


Llegó en una internada de Seitaridis por la banda derecha. Envió un centro altísimo al área, donde Papadopoulos bajó el balón con la cabeza. Éste quedó muerto en la frontal de la pequeña, donde Vryzas metió el cuerpo ante el defensa Sharonov y remató por encima del portero Malafeev. Era el 2-1. El partido terminó así, con derrota griega, pero el triunfo portugués sobre España en el otro partido, con un gol de Nuno Gomes, determinó que, aunque griegos y españoles acabaran con la misma diferencia de goles (0) a favor y en contra, los cuatro anotados por los helenos eran superiores a dos de sus rivales y, por tanto, se clasificaban como segundos de grupo. Si Vryzas no hubiera marcado y Grecia hubiera caído por 2-0, habría terminado con una diferencia de -1 y, por tanto, eliminada.

Vryzas vio una tarjeta en este partido contra Rusia y se perdió los cuartos de final, con triunfo sobre Francia. Rehaggel lo recuperó para las semifinales, ante la República Checa, y para la final, contra Portugal, en la que fue titular y se proclamó campeón de Europa, aunque y no marcara ningún otro gol. Con la selección, Vryzas aun jugó toda la fase de clasificación para el siguiente mundial, el de Alemania, para el que Grecia no se clasificó por dos puntos, y tuvo el premio de ir convocado en la Copa Confederaciones del 2005, con los tres partidos jugados en la primera fase.

A nivel de clubes, el delantero de Kavala fue cedido, tras la Eurocopa, a un Celta que jugaba en Segunda División. Disputó 32 partidos y anotó siete goles importantes para el ascenso de los vigueses. Regresó a la Fiorentina pero volvió a salir cedido, esta vez al Torino, con el que también subió a la Serie A después de un duro play-off contra el Mantova en que él no jugó.

En 2006, ya con 32 años, decidió volver a casa, donde había empezado todo, en Xanthi, primero, y al PAOK, después, equipos con los que sólo marcó un gol en dos años. Los albinegros eran el club de su corazón y la despedida en el estadio Toumba fue emotivo. Entró en el minuto 82 en sustitución del autor del único gol del partido contra el Larissa, Christodoulopoulos, que le dedicó la anotación. Los últimos choques, además, los pudo compartir con Zagorakis, el mejor jugador de aquella Eurocopa de 2004, un torneo que no se habría conseguido si no hubiera sido por un gol que, en principio, sólo debía servir para perder por menos diferencia.

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