dimarts, 16 de febrer del 2021

Islandia, 2- Austria, 1 (Euro 2016-Primera fase)

116. Arnór Ingvi Traustason (2-1)

Entre la Eurocopa de 2016 y el mundial de 2018, Islandia ha disputado ocho partidos en fases finales de grandes campeonatos, a las que no había podido acceder hasta entonces. En total, por tanto, 720 minutos, sin contar los respectivos descuentos de los partidos. De todos estos, en uno de ellos se produjo el estallido de alegría más extraordinario de su afición, que llenó los campos franceses y rusos con una presencia que traspasó fronteras. Y curiosamente, lo protagonizó un jugador que, de todos estos minutos, jugó sólo 11, aparte de los tiempos añadidos. Es Arnór Ingvi Traustason.


Los islandeses se hicieron notar en la Eurocopa de 2016 gracias a una afición que, aparte de popularizar un grito de moda, apoyó en todo momento a sus jugadores. La hazaña de un país tan pequeño, que después ser repetiría en el mundial de 2018, fue alabada por todo el continente. Pero los isleños no se limitaron a estar en el torneo, sino que mostraron una gran solidez, complicando la vida a casi todo el mundo y sólo cayendo contra el anfitrión en los cuartos de final.

Islandia recayó en un grupo más o menos asequible, pero tenía que debutar contra la favorita del grupo, la Portugal de Cristiano Ronaldo. Rascó un empate, con un gol de Bjarnason en la segunda mitad. El dúo de seleccionadores formado por el sueco Lars Lagerbäck y el islandés Heimir Hallgrímsson, tenían un once tipo muy claro al que añadían pequeñas variaciones, pero ya en los tramos finales del enfrentamiento. Uno de los centrocampistas de los quee disponían, en el banquillo, era Arnór Traustason.

Tenía 23 años y había empezado a jugar de profesional, o semiprofesional, tres años atrás en el Keflavik, el club de su población, situada en la punta sur-occidental de la isla, muy cerca de Reikiavík. El equipo no era de los más destacados de la liga, pero él jugó 30 partidos en dos años y en 2013 fue cedido a un conjunto noruego, el Sandnes, con el que disputó una promoción de descenso que salvó. Fue entonces cuando le llegó una oferta aún más importante, la de un conjunto sueco, el Norrköping.

Allí vivió dos grandes temporadas y media, sobre todo la segunda, en 2015, en la que el equipo ganó la liga con él en un papel capital, con 29 titularidades de 30 partidos y siete goles. Su capacidad de llegada era muy apreciada en una liga de mayor nivel de las que había disputado hasta entonces.

Traustason había sido un habitual de las selecciones de base, pero aún no había entrado en los planes de los seleccionadores absolutos. De hecho, no disputó ningún enfrentamiento de la histórica fase de clasificación para la Eurocopa y sólo jugar dos amistosos antes del 2016. Pero su gran año le abrió las puertas. Entró en la lista para el torneo, aunque el centro del campo era la zona más competitiva del equipo. Así, los rocosos Gudmunsson y Gunnarsson, el rápido Bjarnason y la estrella del equipo, el virtuoso Sigurdsson, no dejaban espacio para nadie más en la innegociable 4-4-2.

En la Eurocopa, después del partido contra Portugal, Traustason tampoco jugó en el empate a un gol contra Hungría. Islandia sumaba dos puntos y un empate contra Austria podía ser suficiente para pasar ronda, pero una derrota la dejaba fuera del campeonato.


El gol

Los austriacos sólo habían sumado un punto, con un empate a cero contra Portugal, y necesitaban ganar como fuera. Pero las cosas se les pusieron de espalda cuando Bödvarsson adelantó a Islandia. El equipo centroeuropeo se lanzó al ataque y el centrocampista Schöpf empató al cuarto de hora de la segunda mitad. Austria fue a buscar el gol de la victoria como fuera e Islandia montó la muralla frente a la portería de Halldórsson. No pudo respirar hasta el tiempo de descuento.


Los seleccionadores ya habían realizado los tres cambios buscando piernas frescas. En el segundo, en el minuto 80, Traustason había debutado en el lugar del delantero Sigthórsson, con lo cual quedaba claro que había que defender como fuera. Con el tiempo reglamentario cumplido, Bjarnason rechazó y el balón cayó a otro jugador que comparte apellido con él, pero no parentesco, Teddy Bjarnason, uno de los que había entrado de refresco. Arrancó de su campo y encaró al área, con dos compañeros en el segundo palo y la única oposición del defensa Klein y del portero Almer. Centró, el balón superó la posición del Bjarnason que había comenzado la jugada, pero no la de Traustason, que remató cayendo y, con un poco de ayuda del portero, anotó el 2-1. La parte azul de las gradas de Saint-Denis estallaron. Islandia estaba en octavos de final como segunda de grupo.

La mala suerte, sin embargo, provocó que cayera en la zona complicada del cuadro. Había que jugar contra Inglaterra. En una de las grandes sorpresas del torneo, los islandeses remontaron y acabaron ganado por 1-2. Traustason disputó el último minuto del partido, para perder tiempo. Ya no entró en el campo en los cuartos de final, en la derrota contra Francia por 5-2, el final del sueño.

Curiosamente, después de la competición Traustason fue a jugar al país que había eliminado con su gol, Austria, en concreto al Rapid de Viena. Desempeñó una temporada correcta, con 22 partidos, la mayoría titular, y tres goles en la liga, pero el equipo quedó lejos del título. En verano de 2017 fichó por el AEK de Atenas, pero no entró en los planes del entrenador, el andaluz Manolo Jiménez, y volvió a Suecia en el mercado de invierno de 2018.

Con la selección, sus participaciones volvían a ser testimoniales. El equipo había llegado a su primer mundial. Ahora, el único seleccionador era Hallgrímsson y lo incluyó en la lista de 23. Como en Francia, su participación fue testimonial. De hecho, aún más. Un solo minuto. Entró en el campo con empate a uno contra una Croacia ya clasificada en el último partido. Un gol, como el de St. Denis, podía dar el billete para octavos a los islandeses, que habrían superado a los argentinos. Pero justo entrar él en el campo, Perisic marcó el 1-2 y puso punto final a su participación en el campeonato.

Traustason siguió jugando en el Malmö, en el que ha vivido dos sensaciones opuestas hace sólo tres meses. Por un lado, ganó de nuevo la liga sueca con el equipo del sur del país. con una intervención intermitente por su parte, con nueve titularidades de 18 partidos en los que actuó. Por otro, vivió desde el banquillo como Islandia quedaba fuera de la Eurocopa 2021 en un final de partido loco en Budapest, cuando los húngaros remontaron un 0-1 en tres minutos sin tiempo para reaccionar. A los 27 años, no podría ampliar su escuálida nómina de minutos en el torneo de este verano, ni recordar aquel gol en el descuento del Stade de France, cuando el volcán islandés entró en erupción.

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