dilluns, 8 de febrer del 2021

Inglaterra, 2- Gales, 1 (Euro 2016-Primera fase)

124. Daniel Sturridge (2-1)

Los secundarios siempre han sido importantes en el fútbol. Algunos de ellos han sido decisivos saliendo del banquillo y otros, de los que tal vez se esperaba mucho pero que no han acabado de triunfar como primeros espadas, se han adaptado a presencias cortas cuanto a minutos e incluso han anotado goles trascendentales en equipos de primera línea. Inglaterra no hizo una buena Eurocopa en 2016, pero vivió un momento de gloria colectiva gracias a una acción del delantero Daniel Sturridge.


De él se esperaba mucho, al inicio de su carrera, y esta quedó a medias, aunque actuó en tres de los principales clubes del país de la última década, ganó allí títulos y llegó a marcar goles en un mundial, una Eurocopa y unos Juegos Olímpicos con las selecciones inglesa y británica. Sturridge es de Birmingham y sigue el patrón de otros delanteros que han proliferado en el país en los últimos años, como Danny Welbeck. Son futbolistas fuertes, potentes, con buena capacidad goleadora pero que no han encontrado regularidad, a pesar de que en algunas épocas han sido importantes.

Él vivió una importante etapa con los equipos inferiores de Inglaterra y acabó debutando en la Premier League en el Manchester City, club al que llegó a los 13 años, después de haber estado antes en las escuelas del Aston Villa, en su ciudad natal, y en la del Coventry. Ya de joven se lo rifaban. Su paso de este último equipo a los cityzens pasó por un tribunal deportivo, que determinó la cantidad de dinero que debían pagar.

Se estrenó en la Premier en 2007, con dieciocho años, con un City previo al de la llegada del jeque Mansour, con Stuart Pearce en el banquillo. No fue hasta la campaña 2008-09, dos más tarde, que comenzó a hacerse un nombre con cuatro goles en la liga en dieciséis partidos. Estaba a punto de cumplir veinte años cuando el Chelsea, que entonces dirigía Carlo Ancelotti, se fijó en él como proyecto de gran delantero que, a la larga, debería sustituir el gran Didier Drogba. En el Bridge ganó la liga en su primer año y estuvo allí tres campañas. La mejor, tanto individual como colectivamente, fue la última completa, la 2011-12, en la que el equipo ganó la Copa, él jugó mucho en el campeonato, anotó once goles y, además , fue campeón de Europa, aunque no dispuso de minutos a partir de cuartos de final.

Ya a final de temporada, con Roberto di Matteo en el banquillo, mostró lo que pasaría al inicio de la siguiente. Jugó cada vez menos después de regresar de los Juegos Olímpicos de Londres, en los que el combinado británico perdió contra Corea del Sur en los cuartos de final por culpa de un penalti fallado por él en la tanda. En el posterior mercado de invierno se fue al Liverpool, que pagó por él 15 millones de euros.

En aquel equipo, comandado por Brendan Rogers, es en el que jugó más. Enganchó dos buenas temporadas, sobre todo la 2013-14, con 22 goles en la liga que lo catapultaron al mundial. En el torneo de Brasil, anotó un gol, estéril contra Italia, y el equipo se volvió a casa al final de la primera fase. La temporada 2014-15 debía ser la suya, pero una serie de lesiones, algunas más cortas y otras de incluso seis semanas le hicieron perder cinco meses de competición. Recuperó su lugar en el equipo a final de temporada, pero el Liverpool no funcionaba y fue en otoño de 2015 cuando Rogers fue relevado por Jürgen Klopp.

Con el alemán llegó el brasileño Roberto Firmino como delantero. Este hecho, y que Sturridge se siguió lesionando, le hizo perder muchos partidos, aunque fue titular y marcó en la final de la Europa League perdida contra el Sevilla por 1-3 en Basilea. Su capacidad realizadora, y la adaptabilidad al sistema 4-4-2 de Roy Hodgson, le hicieron ser convocado para la Eurocopa de Francia.


El gol

Sturridge fue suplente en el primer partido, contra Rusia, que terminó con empate a un gol. En el segundo, las cosas no iban muy bien con la pareja Sterling-Kane. En un derby de vecinos, los ingleses perdían a Lens contra Gales al descanso con un gol de Gareth Bale. Hodgson lo cambió todo. Hizo entrar a Vardy y a Sturridge por los dos atacantes titulares buscando un juego más directo. Y a fe que lo encontró. Una acción de Sturridge terminó con el gol de Vardy al inicio de la reanudación. El partido fue muy emocionante y podía caer de cualquier lado. Inglaterra, tras el empate del primer día, el necesitaba ganar y sus aficionados estallaron de alegría en el último minuto.


La acción no pasará a los anales de la historia por su belleza, pero fue efectiva. Dele Alli entró en el área y cayó al suelo en su intento de penetración. El balón quedó muerto y Sturridge, como pudo, se deshizo de Joe Allen, chutó de puntera, hizo rebotar el balón en el portero Hennessey y dio los tres puntos a su equipo, ante la euforia de la afición.

Su premio fue la titularidad en el tercer partido, contra Eslovaquia, pero ni él, ni el equipo estuvieron acertados, el partido acabó con empate a cero y fue relevado en el minuto 76 por Kane. En los octavos de final, Hodgson apostó por estos dos jugadores, con Rooney en medio del campo, contra una Islandia que, en principio, debía cerrarse. Sturridge jugó los noventa minutos, pero no pudo perforar la portería nórdica y vio como los islandeses dejaban fuera a la potente Inglaterra por 1-2.

Sturridge regresó al Liverpool, pero Klopp apostó por Firmino y por Origi antes de que él, por lo que jugó poco y en muchos casos fue suplente. En el mercado de invierno de la temporada siguiente fue cedido al West Bromwich Albion para intentar salvar el conjunto de las afueras de Birmingham, su ciudad, y encontrar minutos de cara al mundial de Rusia. No consiguió ni una cosa, ni la otra. Su última campaña en Anfield no fue positiva desde el punto de vista individual. El triplete Salah-Firmino-Mané convirtieron en campeón de Europa al Liverpool y Klopp apostaba antes por Origi o por Shaqiri que por él. Por ello, decidió salir de la zona de confort, de Inglaterra, y fichó, ya con treinta años, por el Trabzonspor turco. No sólo no triunfó, sino que fue sancionado por cuatro meses en todo el mundo por infringir las reglas de las apuestas ilegales. Con 31 años, su carrera no ha terminado y su capacidad goleadora debe seguir acompañando hasta el final. No ha tenido la trayectoria esperada, pero ha ganado dinero y títulos, y en aquella tarde de Lens hizo vibrar a todo un país.

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