dissabte, 6 de febrer del 2021

Croacia, 2- España, 1 (Euro 2016-Primera fase)

126. Ivan Perisic (1-1)

La selección croata ha vivido grandes años de lucimiento de la mano de un grupo de jugadores, la mayoría de los cuales nacidos durante el conflicto de los Balcanes, que salió pronto de su país para recalar en grandes equipos europeos. Estas experiencias, unidas a su talento, provocaron éxitos como el reciente subcampeonato del mundo en Rusia, en 2018. Una de las estrellas del equipo, alguien que llegó a marcar en la final de aquel campeonato, es un delantero zurdo , incisivo y actual campeón de Europa con el Bayern, aunque ya no milite en el conjunto bávaro. Es Ivan Perisic.


Que su futuro era convertirse en futbolista de élite estaba cantado desde joven. Nacido en Split en 1989, creció con relativa tranquilidad, dentro de las circunstancias del conflicto bélico, en la vecina Omis. Allí, su padre, Ante, tenía una granja de aves de corral y él le ayudaba de joven. Pero desde muy pequeño ya mostró sus cualidades como futbolista que lo llevaron a las categorías inferiores del gran equipo de Dalmacia, el Hajduk Split. Su vida, a los 15 años, ya era como la de un deportista profesional. Su padre le consiguió entrenadores personales, incluso en el apartado físico, y él respondía con buenas actuaciones en torneos de base.

A los 17 años, el Hajduk le quiso hacer un contrato, pero había despuntado tanto que tenía sobre la mesa ofertas de media Europa. Hubiera podido ir a equipos de renombre como el PSV, el Hertha o el Anderlecht, pero eligió el Sochaux francés por la insistencia del primer entrenador del equipo en ese momento, Alain Perrin, que viajó expresamente hasta Split, donde estuvo dos días hasta que firmó. El Hajduk recibió 250.000 euros en concepto de formación y Perisic y su familia se trasladaron a vivir a Francia.

En el Sochaux jugó tres años, aunque nunca al primer equipo. Durante ese tiempo, fue cedido a un conjunto belga, el Roeselare, un buen escaparate para que uno de los grandes del país, el Brujas, lo contratara. Estuvo allí dos años, hasta 2011, cuando ya tenía 22, y los 16 goles que consiguió en la liga le valieron el salto a uno de los conjuntos de moda en el continente europeo, el talentoso Borussia Dortmund de Jürgen Klopp. Firmó por cinco años a cambio de 5 millones de euros, pero sólo estuvo uno y medio. Logró el doblete de liga y Copa en la primera temporada y fue convocado para ir a la Eurocopa de Polonia y Ucrania, su primer gran campeonato, después de haber intervenido en tres partidos de la fase de clasificación.

Jugó los tres encuentros de la primera fase, con una asistencia contra Irlanda, pero fue relevado en los dos primeros y sólo jugó 25 minutos en el tercero, en el que un gol de Jesús Navas para España supuso la eliminación de los croatas. A media temporada siguiente, decidió salir del Dortmund. Se perdió un desenlace de campaña en el que los negriamarillos llegaron a la final de la Liga de Campeones, pero él se volvió a sentir importante en el Wolfsburgo, donde dos años después sería vital en la consecución de la Copa , precisamente contra su ex equipo, aunque él no marcó en la final.

Porque una de las características de Perisic es su buena relación con el gol, a pesar de no ser un delantero centro. Casi siempre partiendo desde la banda izquierda, a pierna natural, destaca por su rapidez y precisión para centrar pero también por el instinto que tiene para disparar. Lo había demostrado el año antes del triunfo en la Copa, en 2014, cuando fue convocado para el mundial de Brasil. En tres partidos marcó dos goles, uno en la goleada por 0-4 a Camerún y el otro, estéril, en la derrota por 1-3 contra México que envió al equipo a casa.

El verano de 2015, con 26 años, recibió una buena oferta del Inter de Milán, que pagó 16 millones de euros por él. Debutó de la mejor manera, jugando de titular en una victoria contra el Milan. Su impacto se fue grande. Fue titular casi siempre y anotó siete goles. Se ganó el derecho de ser convocado para su segunda Eurocopa, la de 2016 en Francia.


El gol

Croacia debutó venciendo a Turquía con un gol de Modric y, en el segundo partido, cediendo un empate a dos contra la República Checa cuando ganaba por 0-2, con un gol suyo. Este resultado obligaba a vencer a España, el verdugo de cuatro años antes, para ser primero de grupo e ir por la parte fácil del cuadro. El partido, en Burdeos, comenzó mal, con un gol de Morata. Pero antes del descanso empató Kalinic y, en la reanudación, el portero Subasic paró un penalti Sergio Ramos. El partido se encaminaba hacia un empate que favorecía a los españoles, pero aún quedaban tres minutos para jugar, que Perisic explotó.


Croacia inició un contraataque y el balón llegó a Kalinic. Éste, con el lateral español Juanfran fuera de posición, fijó al central Piqué y esperó a que Perisic llegara en carrera por la banda izquierda. Le cedió el balón i parecía que el jugador del Inter centraría, porque no tenía mucho espacio y el mismo Piqué le tapaba poder cruzar el balón al segundo palo. Pero utilizó su pillería y disparó por el único lugar que le quedaba, el primer palo. El mal posicionamiento del portero De Gea hizo el resto, la bola entró y Croacia fue primera de grupo. Al equipo se le abría un mundo de posibilidades, pero en los octavos de final, a pesar de ser netamente superior, terminó cediendo en la prórroga contra Portugal por un gol de Quaresma.

Perisic siguió sin pena ni gloria en el Inter, sin ganar ningún título, aunque en 2018 fue pieza clave en la consecución del subcampeonato del mundo de los croatas. Jugó los siete partidos y marcó dos goles, uno esencial para forzar la prórroga en semifinales contra Inglaterra y uno que representaba el momentáneo empate en la final, posteriormente perdida por 4-2 contra Francia. El verano siguiente, en 2019, se le abrió la puerta de una cesión al Bayern de Múnich, el gran rival del Dortmund, y no lo desaprovechó. A pesar de un inicio irregular, el campeonato no podía terminar mejor. Con los bávaros lo ganó todo, liga, Copa y Liga de Campeones, con él jugando unos minutos en la final después de haber marcado tres goles durante el torneo.

Seguramente hubiera querido quedarse en Munich, pero los bávaros no ejecutaron la cláusula de compra de su contrato de cesión. Apostaron por fichar a Sané en su posición y él tuvo que volver al Inter, donde las expectativas en cuanto a títulos no parecen tan altas. Hace una semana cumplió 32 años, pero todavía sigue siendo incisivo y peligroso. Como dijo un entrenador suyo cuando era joven, "si Perisic no acaba siendo jugador de fútbol, ​​todos los entrenadores deberíamos renunciar a nuestros títulos". No le faltaba razón.

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