divendres, 5 de febrer del 2021

Francia, 3- Portugal, 2 (Euro 84-Semifinales)

127. Jordao (1-1 y 1-2)

La historia de los torneos internacionales, ya sea de clubes o de selecciones, está trufada de grandes partidos, de enfrentamientos épicos y para el recuerdo que podrían haber cambiado la historia. No han sido necesariamente finales, sino choques anteriores que, de haber finalizado de otro modo, podrían haber variado el signo del campeonato. En la Eurocopa del 1984, ganada por Francia, el equipo anfitrión sufrió muchísimo en una semifinal jugada en Marsella contra Portugal. Los lusos se llegaron a situar con ventaja en la prórroga con dos goles de un delantero de origen angoleño que ya se encontraba en el crepúsculo de su carrera. Era Rui Manuel Trindade, más conocido por su segundo apellido, Jordao.


Junto con Nené, al que también hemos visto en esta lista, formó una temible delantera en el Benfica de los años setenta del siglo pasado. Jordao, nacido en Angola y trasladado a Lisboa cuando era adolescente, supuso un importante impacto en la liga portuguesa y con sólo veinte años llegó a disputar una semifinal de la Copa de Europa contra el gran Ajax de Cruyff, que sólo pudo eliminar a las águilas con un gol en el partido de ida en Amsterdam. Jordao compartió delantera en el partido de vuelta con el referido Nené y con un Eusébio que ya afrontaba los años de retirada. Ese año ganó la liga con el Benfica, la primera de las cuatro que el equipo conquistaría en cinco años.

Paralelamente, debutó con la selección. El combinado portugués se ha nutrido siempre de los jugadores provenientes de las antiguas colonias africanas y también de brasileños nacionalizados, y éste fue uno de los casos. Jordao ya jugó ocho partidos con el equipo nacional el mismo 1972 y tomó parte en todas las fases clasificatorias de aquella época excepto la de la Eurocopa del 1976, en el que no contó para el seleccionador Pedroto. Pero el equipo portugués no conseguía nunca entrar en las fases finales de las grandes citas.

En 1976 probó su única aventura en el extranjero. Fichó por Zaragoza y tuvo un gran impacto individual, con 14 goles en 33 partidos. El problema fue que los aragoneses bajaron a Segunda División y él salió de allí de regreso a Portugal, pero no hacia el Benfica, sino al gran rival local, el Sporting, con toda la conmoción que este hecho supuso en la ciudad. Y fue con los leones donde vivió sus mejores años. Ganó dos ligas y dos Copas y volvió a frecuentar la selección.

Portugal quedó a dos puntos de jugar el mundial de España, en 1982, cuando él ya tenía treinta años. Pero para la Eurocopa de 1984, las cosas cambiaron. El equipo hizo una buena clasificación. Él se incorporó en el tramo final. El seleccionador, Otto Glória, fue relevado tras caer por 5-0 en la URSS. Faltaban dos partidos, contra Finlandia y la misma URSS en casa. La federación portuguesa situó al cargo un grupo de técnicos liderados por Fernando Cabrita, que enseguida contaron con Jordao, que no había disputado ningún partido anterior. Ante los nórdicos, marcó el primer gol del 5-0. Faltaba el partido de Da Luz. Una victoria daba el acceso a la Eurocopa de Francia. Y Portugal venció por 1-0, con un gol de penalti marcado por él. El billete para el segundo gran torneo de la historia del país era un hecho. Y él asistió a la fase final.


Los goles

Portugal hizo una primera fase sólida, con empates contra Alemania Federal y España y victoria agónica ante Rumanía, que daba el acceso a las semifinales, con Jordao siempre de titular. La segunda posición del grupo estableció que se tenía que jugar contra Francia en Marsella. Y el partido fue trepidante. El lateral Domergue adelantó a los anfitriones en la primera parte, pero todo estaba abierto y con muchas ocasiones. Un cuarto de hora antes del final apareció Jordao.



Fue en un cambio de orientación del lateral Joao Pinto que encontró en la izquierda a Chalana, el mejor jugador luso del torneo. Este miró al área y envió un centro blando. Jordao estaba solo en el punto de penalti, pero era necesario darle toda la fuerza posible a un balón que le llegaba sin ninguna velocidad. Se suspendió en el aire y giró violentamente la cabeza. El esférico describió una parábola y superó la estirada del portero Joel Bats. Portugal llevaba el partido a la prórroga, y a los ocho minutos, el delantero angoleño volvió a ser importante.



Con el partido ya muy roto por el cansancio, la bola pasó de Frasco a Joao Pinto y de este nuevamente a Chalana, esta vez en la banda derecha. Dejó clavado al propio Domergue y mandó un centro muy pasado por encima de todos los centrales. Jordao estaba en el segundo palo, vio venir el balón y remató de volea. Lo hizo en semifallo, pero el balón botó muy fuerte en el suelo y volvió a pasar por encima de Bats. Portugal tenía que resistir 22 minutos para estar en la final de París. Pero no lo hizo. Domergue, en el minuto 114, y Platini, en el último, dieron la vuelta al resultado y dejaron a Jordao sin su sueño.

Aunque ya estaba a punto de cumplir 32 años, Jordao no dejó la selección. Jugó seis partidos más, uno de los cuales en 1989, cuando ya tenía 36 años, en su última temporada en activo. Se perdió el mundial de México 1986 porque se había pasado la temporada en blanco por un enfrentamiento con su entrenador en el Sporting, Manuel José, que precipitó su salida hacia el Vitória Setúbal, donde se retiró el mismo 1989. La vuelta al equipo nacional fue porque este se desprendió de algunos jugadores importantes que habían protagonizado un escándalo de apuestas y se recurrió a viejas glorias. Huelga decir que no llegaron al mundial de Italia 90. Jordao abandonó el entorno del fútbol y, una vez retirado, se dedicó a hacer de pintor y escultor. Murió de manera súbita por un ataque al corazón en octubre de 2019. Sólo tenía 67 años.

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