dijous, 11 de febrer del 2021

Suiza, 1 (4) - Polonia, 1 (5) (Euro 2016-Octavos de final)

121. Grzegorz Krychowiak (4-5, penaltis)

Muchos campeonatos internacionales sirven para catapultar a futbolistas al estrellato. Algunos de ellos, hasta entonces no tan conocidos, consiguen destacar y asegurar contratos jugosos en equipos importantes. Pero en otros casos, la participación en un gran campeonato ha significado, a menudo antes de tiempo, el cenit de su carrera y un progresivo descenso de cotización y éxito. Es lo que ocurrió con el futbolista polaco Grzegorz Krychowiak.


Porque en el momento de conseguir el gol de penalti en la tanda de los octavos de final de la Eurocopa de 2016 del que se habla en este número 121 de la lista, se encontraba en lo máximo de su trayectoria. Tenía 26 años, había completado una temporada sensacional con el Sevilla, con un valor de mercado de 30 millones de euros, y se lo disputaban los principales equipos del continente. Además, con la selección estaba en cuartos de final del torneo con muchas esperanzas de devolver al combinado polaco a unas semifinales tras las de los mundiales de 1974 y 1982.

Y no había sido un camino fácil. La trayectoria profesional de Krychowiak estuvo muy ligada a Francia. Allí fue a parar a los dieciséis años después de cuatro en que fue cambiando de equipo en Polonia. De pequeño, no le gustaba mucho este deporte, pero entró por insistencia de su hermano. Así, uno de los técnicos del Girondins de Burdeos, Philippe Goubet, lo vio en un torneo y le reclutó para el equipo. Estuvo allí desde 2006 a 2012, aunque en dos de estos ejercicios fue cedido al Reims y al Nantes. El primero de los dos conjuntos se lo quedó en propiedad cuando ya tenía 22 años y se convirtió en un medio centro de referencia en el campeonato francés.

En el Reims jugaba siempre e, incluso, aprovechaba para marcar algunos goles. El equipo era tranquilo y se situaba siempre en la zona media de la clasificación, sin grandes problemas. Fue a partir de 2012 mismo cuando se convirtió en un fijo de una selección polaca que no entró en el mundial de Brasil de 2014, dos años después de haber coorganizado la Eurocopa con Ucrania, pero que iba creciendo. Krychowiak no había ido a la cita continental de casa porque entonces todavía jugaba en la sub-21, a la que había llegado tras haber disputado un mundial juvenil, en 2007 en Canadá.

Y en 2014 comenzaron los dos mejores años de su carrera. El Sevilla, siempre atento al mercado francés, lo contrató para suplir las bajas de M'Bia y Rakitic en el centro del campo. Y tuvo una actuación sensacional. Su presencia como ancla del centro del campo empezó a crecer en el conjunto de Unai Emery y se convirtió en fijo en las dos Europa League seguidas que conquistó el club. En 2015 ganó la final en el Dnipro ucraniano, con gol incluido sede en la final. En la primavera de 2016, también fue indiscutible en el triunfo en Basilea contra el Liverpool, pese a una lesión a media campaña. Y entonces estaba la selección.

En este tiempo, Krychowiak jugó todos los partidos y marcó dos goles, uno de ellos en el duelo decisivo contra Irlanda, en la clasificación para la Eurocopa de Francia. El conjunto de Adam Nawalka comenzó muy bien la fase final. Ganó dos partidos por la mínima y empató otro en la ronda de grupos. En los octavos de final se cruzaba con Suiza. Y el choque fue largo.


El gol

En St. Etienne, los polacos se adelantaron en la primera parte con un gol de Blaszczykowski, pero una chilena espectacular de Shaqiri restableció la igualdad. En la prórroga no hubo goles y hubo que ir a la tanda de penaltis.


En esta sólo hubo un error. Fue en el segundo penalti de los suizos cuando Granit Xhaka envió su disparo fuera. Todo el mundo fue logrando su objetivo y le llegó el turno a Krychowiak. Si marcaba, Polonia entraba en sus primeros cuartos de final de la historia de torneo. Pleno de confianza como estaba, apuntó a un escuadra derecha y dejó sin opciones al portero Sommer. Aquella fue su cima personal.

Porque en la siguiente eliminatoria, Polonia perdió por penaltis contra Portugal en un partido que dominó y, por tanto, no accedió a unas semifinales asequibles ante Gales que le habrían dado la oportunidad de llegar a la final. Tras el torneo, Krychowiak y su técnico, Emery, recalaron en el poderoso París Saint-Germain. Nuevamente se reencontraba con Francia, pero las cosas ya no fueron igual. Perdió primero la competición con Rabiot para ser titular y, después, la falta de confianza y las lesiones le lastraron. El colmo llegó en el famoso partido de octavos de final de la Champions con derrota por 6-1 en el Camp Nou y remontada. Entró en el campo para perder tiempo con 4-1 y, con él dentro, en teoría para controlar el balón, en el lugar de Meunier, los azulgrana lograron los dos goles que dejaban a los galos fuera del torneo. Además, el PSG perdió la liga contra el Mónaco, la única que ha dejado escapaar en los ocho últimos años.

Krychowiak fue cedido al año siguiente al West Bromwich Albion inglés, donde volvió a jugar bastante pero no pudo evitar el descenso del equipo. Entonces recibió una oferta del Lokomotiv de Moscú y se fue allí. Al menos estaba cerca de casa y con el conjunto ferroviario en tres temporadas ha recuperado una parte importante del nivel de 2016. En el segundo año incluso anotó nueve goles, en el primero ganó una Copa y ha disputado la Liga de Campeones. Con la selección, marcó un gol en el mundial de Rusia, aunque el equipo fue eliminado en la primera fase, y vuelve a ser una de las piezas importantes de cara a la fase final del 2021, que afrontará con 31 años . Los mejores días de Krychowiak duraron poco pero disfrutó de la cima y de la sensación de éxito después de transformar ese penalti a St. Etienne.

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