diumenge, 27 de setembre del 2020

Suiza, 1 (4) - Polonia, 1 (5) (Euro 2.016-Octavos de final)

258. Xherdan Shaqiri (1-1)

Hay jugadores que suelen lucir más en sus selecciones que en los equipos en los que actúan todo el año. Y eso que su trayectoria está llena de grandes equipos. Por diversas circunstancias, cuando disputan grandes campeonatos con su país se transforman, posiblemente porque no requieren la regularidad y mantener un gran nivel en el tiempo, ya que son de sólo seis o siete partidos en un mes de duración. Uno de estos casos es el del suizo Xherdan Shaqiri.



Shaqiri es suizo de adopción ya que nació en Gjilan, en Kosovo, muy cerca de las fronteras con Serbia y Macedonia del Norte. A los dos años, en medio del conflicto de los Balcanes, su familia tuvo que hacer como muchas y exiliarse y, también como muchas, terminó en Suiza. Los Shaqiri fueron a parar a Augst, muy cerca de otra frontera, esta vez la alemana, y de la ciudad de Basilea. Su padre se puso a trabajar en una granja y la madre lavaba y vendía ropa, una tarea en la que el pequeño Xherdan la ayudó de joven. El jefe de familia se dio cuenta de que muchos compatriotas exiliados apuntaban a los hijos en equipos de fútbol y que esta podía ser una buena oportunidad para huir de las limitaciones económicas. Viendo que Xherdan tenía cualidades, lo alentó a dedicarse a ello.

A los ocho años, Shaqiri entró en las categorías inferiores del Basilea, equipo con el que debutó en la élite, como profesional, y en la Liga de Campeones. Sus condiciones eran muy particulares. Bajo, pero extremadamente fuerte y con una pierna izquierda de gran calidad. En la Champions del 2012, después de derrotar al Manchester United en la primera ronda, el Basilea se enfrentó al Bayern de Múnich en los octavos de final. Lo superó por 1-0 en St. Jakobs. En la vuelta, cayó por un escandaloso 7-0, pero Shaqiri ya había llamado la atención de los bávaros, que lo ficharon aquel verano.

Antes, ya había debutado con la selección suiza, en 2010, y se había estrenado en el mundial de Sudáfrica con sólo 19 años. En 2011, el equipo helvético se proclamó subcampeón europeo sub-21 con una interesante camada de jugadores. El equipo quedó fuera de la Eurocopa 2012 pero volvió a clasificarse para el mundial de Brasil, en 2014, en que Shaqiri anotó tres goles antes de la eliminación, en octavos de final, contra Argentina.

Paralelamente, el Bayern, se proclamó campeón de Europa en 2013, aunque él era suplente en aquel equipo de Jupp Heynckes, y lo siguió siendo con Pep Guardiola en el banquillo. Sumó tres ligas en su palmarés, pero el hecho de no ser protagonista, como sí lo era en la selección, le hizo cambiar de club. Fue contratado por el Inter en el mercado de invierno de 2015, pero en Italia tampoco destacó y entonces decidió dar un paso atrás y firmar por el Stoke City, un conjunto sin tantas pretensiones de la Premier League.

Fue el Britannia Stadium donde se volvió a ver el Shaqiri alrededor del cual pivotaba todo el equipo. El Stoke fue noveno en la primera temporada, con un buen juego. Evidentemente, teniendo en cuenta su ascendencia en la selección, y ahora que jugaba mucho más, fue convocado para la Eurocopa de 2016, que le llegaba con una gran edad, 25 años, y ya con mucha carrera hecha.

El gol

Suiza pasó la primera ronda sin mucho lucimiento. Venció a Albania por la mínima, en un duelo emotivo por los orígenes de muchos de los jugadores helvéticos, y sumó dos empates, contra Rumanía y Francia. Quedó situada en el lado considerado fácil del cuadro y con un buen camino para intentar hacer algo grande. El rival en los octavos era Polonia. El partido no comenzó demasiado bien, ya que Blaszczykowski adelantó a los eslavos poco antes del descanso. El tiempo corría para Suiza en la segunda parte, cuando ocho minutos antes del final llegó una maravilla.



En pleno asedio sobre la portería de Fabianski, un balón colgado fue rechazado por el central Glik. Shaqiri estaba en la frontal del área, pero no de cara hacia la portería, sino de lado. Vio cómo bajaba el esférico y no se lo pensó. Saltó de manera acrobática y soltó una descomunal tijera que pegó en el palo izquierdo antes de entrar en la portería polaca. Éxtasis entre el público suizo. Lamentablemente para su equipo, se llegó a la tanda de penaltis, tras una prórroga sin goles, y allí un error de Xhaka, de origen albano-kosovar como él, aunque ya nacido en Basilea, condenó a su selección. Shaqiri sí anotó su lanzamiento desde el punto fatídico en la tanda.

Siguió su carrera en el Stoke hasta 2018, cuando el equipo bajó a Championship. Superó las penas participando en el mundial de Rusia, en el que provocó una de las polémicas del campeonato. Junto con Xhaka celebraron sus goles contra Serbia, el país que mantiene que Kosovo es una de sus provincias, con el símbolo del águila de la Gran Albania, el territorio que los nacionalistas albaneses consideran como propio, aunque esté en otros estados actuales. Fueron sancionados. Suiza cayó en octavos, nuevamente, esta vez contra Suecia.

Pero Shaqiri volvió a ser captado por un gran equipo. El Liverpool de Jürgen Klopp se fijó en él para dar descanso al tridente formado por Salah, Firmino y Mané. Volvió a estar en un equipo poderoso, pero no era un primer espada. Se limitó a esperar oportunidades, como la que le llegó con la titularidad en el 4-0 contra el FC Barcelona en las semifinales de la Champions del 2019, previa al triunfo del equipo en la final de Madrid contra el Tottenham. Era su segundo máximo torneo europeo de clubes.

Suiza se volvió a clasificar para la Eurocopa del 2021, en la que tendrá un grupo muy complicado con partidos contra Italia en Roma, contra Turquía en Bakú, capital de Azerbaiyán, país de influencia otomana, y ante Gales. Nadie duda de que, si no está lesionado, juegue donde juegue, Shaqiri volverá a ser la referencia de la selección, un hábitat en el que se encuentra como pez en el agua.

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