diumenge, 20 de setembre del 2020

Islandia, 1- Hungría, 1 (Euro 2016-Primera fase)

265. Birkir Saevarsson, en propia puerta (1-1)

Cuando hablamos de los goles en propia puerta a menudo los catalogamos como errores del defensa o del portero que se los ha marcado. Pero en algunas ocasiones son acciones forzadas por el equipo atacante, al que también hay que valorar. Cuando el autogol llega en el tramo final del partido y sirve para empatar o ponerse por delante, suele ser decisivo. La cara es para el equipo que se beneficia. En la Eurocopa 2016, una Hungría que hacía treinta años que no disputaba un gran campeonato salió ganadora. Al otro lado, el equipo islandés y el defensa Birkir Már Saevarsson.



Como la mayoría de sus compañeros de equipo nacional, Saevarsson no es un jugador amateur, como se podría pensar de los islandeses tirando de los estereotipos de final del siglo pasado. Después de haber salido del Valur, uno de los históricos isleños, fue fichado por el Brann Bergen noruego, uno de los conjuntos más potentes de este país. Saevarsson es un defensa poderoso físicamente, al que a menudo se encarga la marca de algún adversario. De hecho, en el partido anterior al de Hungría persiguió a Cristiano Ronaldo con éxito.

Después de la Eurocopa y antes del siguiente mundial, el de 2018, para el que Islandia también se clasificó, su nombre apareció en los medios de comunicación ya que trabajaba en una fábrica procesadora de sal de Reykjavik. Se llegó a decir que alguien que tenía este trabajo sería el encargado de marcar a Messi en el estreno de ambas selecciones en Rusia. Como siempre, era una exageración. Saevarsson sólo aprovechaba los meses en que la liga estaba parada para otros empleos, no porque viviera de él. Él mismo explicaba que los islandeses no pueden estar todo el invierno parados sin hacer nada para ayudar a la comunidad.

Dos años antes, en la Eurocopa de Francia, Islandia había debutado con un notable empate contra Portugal, en un duelo en el que mostró toda su potencia defensiva. El segundo partido era contra Hungría y el tercero, ante Austria. Un triunfo en alguno de estos dos enfrentamientos clasificaba a los debutantes para los octavos de final.

El gol

Y el partido de Marsella comenzó bien, con un gol de Sigurdsson de penalti justo antes del descanso. La defensa islandesa controlaba bien a los magiares y parecía que el equipo se podría llevar la victoria. Pero sólo dos minutos antes del final llegó la jugada desgraciada para Saevarsson.



Fue en una penetración por la banda derecha de Nikolic, jugador de origen serbio pero nacionalizado húngaro después de hacer carrera en este país, sobre todo en el histórico Videoton. La centrada buscó el remate de Daniel Bode. Hubiera sido gol, pero Saevarsson lo evitó por unas décimas de segundo. Interceptó el balón, pero este se introdujo en la portería de Halldórsson. Era el empate a un gol definitivo.

Aunque fue un golpe para los islandeses, al final la historia tuvo final feliz para las dos formaciones. Una victoria de Islandia contra Austria y un empate de Hungría ante Portugal provocaron que ambas selecciones entraran en octavos de final, un éxito teniendo en cuenta de dónde venían. Además, los islandeses llegaron una ronda más allá, con Saevarsson siempre de titular. Curiosamente, con el autogol igualaba el número de anotaciones en la propia portería y en la contraria en los 91 partidos con el equipo nacional. Doce días antes había conseguido su único gol con Islandia en un amistoso contra Liechtenstein.

En 2018, cuando Saevarsson jugó el mundial, ya volvía a estar en el Valur, el equipo del que había salido. Había pasado tres temporadas en el Hammarby sueco, conjunto en el que militaba durante la Eurocopa y donde combinó tareas de central y de lateral derecho, que era su posición natural. Se retiró al final de la temporada pasada y ha comenzado una etapa de entrenador en un conjunto de la tercera división islandesa. Conociendo la calidad de la educación futbolística del país en los últimos años, seguro que tiene mucho por enseñar.

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