dijous, 3 de setembre del 2020

Austria, 0-Hungría, 2 (Euro 2016-Primera fase)

282. Ádám Szalai (0-1)

Cuando Lajos Détari marcó el segundo gol de Hungría en la victoria, en la ciudad de Irapuato, del combinado magiar contra Canadá por 0-2 en el mundial de México, en 1986, se iniciaba una cuenta que duraría tres décadas enteras. Que una selección como la húngara, dos veces subcampeona del mundo, de un país que ha engendrado Balones de Oro y que dispuso de una generación casi imbatible que pasó a la historia en la década de los cincuenta tarde treinta años en aparecer en una gran cita es poco reconfortante. La travesía del desierto húngara duró casi tanto como la de Moisés, hasta que un delantero, al que faltaba un año y medio por nacer cuando Détari anotó su gol, paró el reloj en la Eurocopa de 2016. Era Ádám Szalai .



La carrera de Szalai se ha desarrollado de manera casi íntegra en Alemania. Atacante de gran físico, no se mueve mal fuera del área. Huye del estereotipo del típico rematador y es capaz de asociarse y de entrar con el balón controlado en el área. Los tres años de formación en el Real Madrid, con el que no pudo debutar en Primera División, seguro que le sirvieron, en su juventud, para mejorar la técnica.

Szalai salió del Ujpest, uno de los equipos de su ciudad, Budapest, en dirección a Stuttgart, pero el Real Madrid lo captó con veinte años. Actuó en el Castilla, pero se marchó después de haber firmado algún buen año, y volvió a Alemania para no dejarla más. Del Mainz al Mainz. Abandonó este equipo para crecer en el Schalke, donde no triunfó, y vivir cinco años en el Hoffenheim, con un de cesión al Hannover. Llegó a disputar Liga de Campeones con el combinado presidido por Dietmar Hopp, el magnate farmacéutico propietario del conjunto de Sinsheim, hasta que retornó a Maguncia en 2019.

Al Hannover fue, precisamente, para tener minutos. No disponía de ellos en el Hoffenheim y aceptó una cesión en el mercado de invierno. El motivo era claro. Hungría, que había caído en el ranking europeo hasta profundidades impensables en los últimos lustros, se había clasificado para la Eurocopa. La ampliación a 24 equipos le permitió jugar un play-off habiendo quedado tercero en un grupo liderado por Irlanda del Norte y Rumania y por delante de Finlandia, islas Feroe y una Grecia en derribo. Los magiares superaron a Noruega en la repesca y se clasificaron para la cita francesa. Y Szalai dispuso de suficientes minutos en Hannover para ser convocado.

El gol

El debut del equipo dirigido por Bernd Storck tenía connotaciones históricas. Un Austria-Hungría hace pensar en principio del siglo XX, en la época de los grandes imperios cuando, además, el fútbol que se jugaba entre Viena y Budapest, siguiendo el curso del Danubio, era el más apreciado del continente. Llevado el duelo en la actualidad, una victoria en Burdeos daba casi la clasificación al vencedor, en un grupo que completaban Portugal e Islandia. El partido fue igualado y se empezó a desequilibrar a los 17 minutos de la segunda parte.




Fue en una combinación entre dos jugadores de la Bundesliga, el centrocampista Kleinsheiler, del Werder Bremen, y el mismo Szalai. Sus dos tuya-mía acabaron con el atacante rompiendo el fuera de juego por la pésima salida del número 5 de Austria, el lateral izquierdo Christian Fuchs, que formaba parte del milagroso Leicester, campeón de la Premier contra todo pronóstico semanas antes. Szalai se quedó solo, pero se tuvo que lanzar al suelo para llegar a barrer el balón con la pierna derecha y superar al portero Almer. La sequía de treinta años desde el gol de Détari en México había terminado.

El partido aún iría mejor para Hungría, que vio como expulsaban al rival Dragovic y como su jugador Stieber anotaba el 0-2 antes del final. Terminó invicto la primera fase, con dos empates en los dos posteriores partidos, pero el cruce de octavos contra la potente Bélgica fue demasiado complicado y la derrota por 0-4 en Toulouse la dejó fuera del campeonato.

El conjunto centroeuropeo no entró en el mundial de Rusia de manera clara, superado por unos Portugal y Suiza mucho mejores, y estuvo a dos puntos de llegar a la Eurocopa del 2021, en un grupo igualadísimo en que quedó cerca de Croacia y Gales, que se clasificaron. Pero todavía tiene una opción de volver a estar entre los 24 mejores. Debería superar el play-off que queda pendiente contra Bulgaria, a domicilio, primero, y vencer al triunfador del Islandia-Rumania, en Budapest. Cuando en diciembre cumpla 33 años, Szalai, que ha disputado toda la fase de clasificación, aun estará disponible para viajar al torneo y no dejar pasar tres décadas para ver otro gol húngaro en un gran campeonato.

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