dimecres, 2 de setembre del 2020

Francia, 5- Bélgica, 0 (Euro 84-Primera fase)

283. Luis Fernández (3-0)

Antes de formar parte del ecosistema televisivo español, primero como histriónico entrenador del Athletic de Bilbao y luego como personaje que aparecía en todos los programas desenfadados del mundo de fútbol, ​​Luis Fernández fue un pedazo de centrocampista. Seguramente fue el factor diferencial entre la magnífica selección francesa que quedó a un paso de la final del mundial de España 82 y la formación que se llevó el título en la Eurocopa de 1984. Su despliegue físico ayudó a brillar a las estrellas de la formación de Michel Hidalgo y, sobre todo, a un Michel Platini que completó una de las mejores actuaciones individuales de la historia de los grandes torneos.



El acento andaluz de Luis Miguel Fernández Toledo no puede ocultar el origen del jugador. Nació en Tarifa, en Cádiz, donde la fuerza del viento de levante forja carácteres y quizás explica el talante alocado ya veces imprevisible del centrocampista y posterior entrenador. Su familia emigró cerca de Lyon cuando él tenía ocho años y él empezó a jugar al fútbol en Saint-Priest, donde destacó hasta juveniles.

Lo fichó el París Saint-Germain con sólo diecinueve años y debutó en el equipo absoluto. De cara al mundial de 1982, había hecho una buena temporada pero no entró en la lista. Hidalgo prefería la técnica de otros jugadores como Bernard Genghini, que fue quien formó el maravilloso centro del campo de los bleus junto con Platini, Giresse y Tigana. Pero Francia cayó en unas semifinales que tenía ganadas contra Alemania Federal, en Sevilla en la tanda de penaltis, y el técnico dedujo que le faltaba más carácter y el fútbol aquel que no gusta tanto, pero que quizá es más útil, en el centro del campo.

Por ello, dos años después convocó y situó en la titularidad a Luis Fernández. Su gran esfuerzo físico permitía ocupar mucho espacio para que los otros tres se dedicaran a crear. Además, su personalidad contagiaba y tenía una buena llegada al área, como demostró en Nantes.

El gol

Francia había ganado de manera agónica en el debut a Dinamarca por 1-0, con el primero de los nueve goles que Platini marcaría en el torneo, en sólo cinco partidos. El segundo duelo era contra la vigente subcampeona europea, Bélgica. Y el equipo ofreció un recital. Platini y Giresse anotaron los dos primeros goles y, cerca del descanso, llegó el tercero.



Es el mismo Luis Fernández quien inicia la jugada y, mientras pasa la pelota al delantero Six, busca el área pasando literalmente por encima, como si montara un caballo, del belga De Wolf. Six se deshace de la salida del portero Pfaff y manda un centro demasiado pasado. Giresse recoge el esférico al otro lado del área, levanta la cabeza y ve la llegada de Fernández. Centra con elegancia y el jugador de origen andaluz, con los dos pies clavados en el suelo, remata de cabeza y sale enloquecido a celebrarlo. Era su segundo gol en 14 partidos internacionales. El primero se lo había marcado a la URSS en un amistoso.

Francia remataría el partido con un recordado 5-0 y ganaría el torneo, tras remontar a Yugoslavia, vencer a Portugal en una prórroga impresionante y de derrotar a España en la final, ayudada por el famoso error de Arconada. Comenzaba la mejor época de Luis Fernández a la selección, que le llevó a ser tercero en el mundial de dos años más tarde, con una recordadísima eliminatoria de cuartos contra Brasil en que él transformó el penalti decisivo de la tanda y lo celebró con toda la fuerza de que era capaz. Terminada la Copa del Mundo, con 27 años, se enzarzó en el faraónico proyecto del Racing de París, un club que quiso ser grande con enormes fichajes y que terminó en nada. Tres años después, Luis Fernández fue al Cannes, donde vivió las tres últimas temporadas de su carrera.

Como otros grandes del fútbol, ​​él también se despidió de la práctica activa en un gran torneo. Después de que Francia no entrara ni la Eurocopa del 88, ni en la Copa del Mundo del 1990, se clasificó para la Eurocopa de Suecia. A pesar de su veteranía, su antiguo compañero Platini, ahora seleccionador, confió en él. Fue titular en un partido y suplente en dos, entre ellos la triste eliminación contra Dinamarca. su último enfrentamiento como profesional.

En Cannes mismo inició entonces una larga trayectoria como técnico que lo ha llevado a Francia, España, Qatar e Israel, aparte de haber sido seleccionador del país hebreo y de Guinea. Paralelamente, su faceta de hombre del espectáculo le hizo intervenir a los medios y tenía un programa propio en Radio Monte-carlo. En 2017 pasó a ser el director deportivo del centro de formación del París Saint-Germain.

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