dilluns, 14 de setembre del 2020

Alemania Federal, 2- Dinamarca, 0 (Euro 88-Primera fase)

271. Jürgen Klinsmann (1-0)

La Eurocopa 1988, celebrada en Alemania Federal, permitió descubrir a la nueva arma ofensiva de los anfitriones. El delantero Jürgen Klinsmann, que entonces estaba a punto de cumplir los 24 años, ya había destacado con su equipo, el Stuttgart, con el que había encadenado cuatro temporadas consecutivas con más de quince goles en la Bundesliga. Había debutado con la selección el verano del año anterior, sólo tenía cinco partidos de experiencia con la formación de Franz Beckenbauer y, para él, ese sería un verano muy largo, ya que lo finalizaría asistiendo a los Juegos Seúl, donde subió al podio para recoger la medalla de bronce con el equipo olímpico de Alemania Occidental.


Siguiendo la línea de sus predecesores en la línea ofensiva de la formación teutona, quizás con la excepción de Rummenigge, Klinsmann no era un prodigio de técnica. Pero lo suplía con una gran voluntad de no dar nunca un balón por perdido y con un enorme instinto para encontrar siempre el lugar adecuado para rematar. En el torneo de 1988, el seleccionador aún no había adoptado el sistema de tres centrales que le hizo campeón del mundo dos años después en Italia. El 4-4-2 de manual requería que los dos atacantes se complementaran. Y así fue.

Porque Völler y Klinsmann formaron una dupla temible durante varios años. Ambos parecían cortados por el mismo patrón, muy móviles, versátiles y un dolor de muelas constante para las defensas. Seguramente el primero era más duro y más estático y el segundo subía más a recoger balones al centro del campo. Y el centro del campo alemán era de lujo, con grandes generadores de juego como Olaf Thon, Pierre Littbarski, Wolfgang Rolff y, sobre todo, Lothar Matthäus.

El gol

El debut en el campeonato había sido complicado, con un empate a un gol contra Italia. Había que vencer Dinamarca en el segundo enfrentamiento, disputado en Gelsenkirchen. Un duelo, por cierto, revancha del que habían disputado ambos equipos dos años antes en el Mundial de México, con victoria nórdica por 2-0 en Querétaro. Y el marcador sólo tardó diez minutos en abrirse. No fue ni con una contra, ni con una triangulación, ni a balón parado. Fue en un balonazo arriba de Köhler, que pretendía ser un despeje.


Con el equipo danés saliendo, el globo derivó en un dos contra dos de los delanteros alemanes contra el central Lars Olsen y el centrocampista Soren Lerby, este situado en zona defensiva. Lerby tocó el balón con la cabeza, pero quedó suelto en el área. Rudi Völler llegó, pero se encontró el cuerpo de Peter Schmeichel, que debutaba en un gran campeonato, que le evitó el gol. Pero el balón salió hacia el centro del área y Klinsmann sólo tuvo que vencer la débil resistencia de Lars Olsen, que estaba entre los postes, para adelantar a su equipo. Un cabezazo de Olaf Thon en el tramo final dejó el 2-0 fy consumó la revancha.

Alemania Federal superó a España en el último partido por 2-0, con dos goles de Völler, y llegó a las semifinales del torneo. Pero allí se encontró a los Países Bajos, que la eliminó con un gol de Van Basten en los últimos minutos del enfrentamiento. El debut de la pareja de delanteros se quedaba sin final.

Tendrían tiempo de resarcirse. Klinsmann fichó el verano de 1989 por el Inter de Milán, donde formó trío con Matthäus y Andreas Brehme y donde ganó la Copa de la UEFA de 1991. Antes, fue campeón del mundo, junto a Völler, con tres goles anotados. En 1992, dejó a los italianos y fichó por el Mónaco. Además, volvió a disputar una final, la de la Eurocopa del 92 en Suecia, que perdió contra Dinamarca, curiosamente también por 2-0, un resultado que parece icónico en los enfrentamientos entre los dos países. Entonces ya había cambiado su pareja de ataque y le acompañaba Karl-Heinz Riedle, otro atacante creado con el mismo molde que Völler y él.

La larguísima trayectoria de Klinsmann con el equipo nacional, con 114 partidos y 51 goles, le llevó a fracasar en el mundial de Estados Unidos (cuartos de final), a ganar la Eurocopa 1996 de Inglaterra, jugando de titular la final que encumbró a Oliver Bierhoff, y terminando su recorrido en la Copa del Mundo de Francia, en 1998, cuando ya estaba a punto de cumplir 34 años.

A nivel de clubes, tuvo tiempo de probar la Premier League con el Tottenham, equipo al que volvería después para terminar la carrera. Vistió también la elástica del Bayern y retornó a Italia para actuar en la Sampdoria, para terminar su trayectoria en los Spurs. Después se hizo entrenador y dirigió a dos selecciones en dos mundiales. En 2006, quedó tercero y fue el impulsor del equipo alemán que viviría una década muy productiva con su sucesor, Joachim Löw, y en 2014 llevó a los Estados Unidos hasta la segunda fase de la competición, en Brasil . A nivel de clubes, las cosas no le han ido tan bien, en el Bayern y, este mismo año, en el Hertha. Pero seguro que vuelve. Hace 32 años que apareció en un gran torneo, con el gol contra Dinamarca en Gelsenkirchen, y desde entonces el nombre de Klinsmann no ha abandonado nuestras vidas.

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