dimarts, 1 de desembre del 2020

Alemania, 2- Polonia, 0 (Euro 2008-Primera fase)

193. Lukas Podolski (2-0)

En esta serie hemos visto ya algunos casos de futbolistas que han marcado goles en grandes torneos internacionales por selecciones representativas de países donde no han nacido. Hay muchas situaciones de nacionalizaciones y, incluso, algunos jugadores que han anotado contra el equipo de su tierra de origen. Pero es complicado encontrar un caso de alguien que mete un gol contra el país donde nació y que luego lo rechazó. Sucedió en 2008 con Lukas Podolski.


El futuro delantero nació en 1985 en Gliwice, en Polonia, pero a los dos años, cuando el comunismo en la Europa del este aún no había caído, su familia emigró a Colonia, a Alemania Federal. Los Podolski se acogieron al "derecho de retorno", una ley que permitía vivir en la tierra de los antepasados. De hecho, era una especie de trampa legal ya que los abuelos de Lukas eran alemanes porque antes de 1945 la ciudad de Gliwice, en Silesia, recibía la denominación teutona de Gleiwitz y pertenecía al país germano. De todos modos, los miembros de la unidad familiar se seguían sintiendo polacos, un hecho que ha demostrado el jugador durante toda su vida.

Lukas Podolski creció en Bergheim, pocos kilómetros al oeste de Colonia, y fue captado por el equipo de esta ciudad con diez años. Fue progresando en las categorías inferiores, en las que fue internacional por Alemania, y a los dieciocho años se le planteó la oportunidad de llegar al primer equipo. Su intención, llegado el caso, era jugar con la selección absoluta polaca, pero el entonces seleccionador, Pawel Janas, no contó con él, ni la federación se preocupó de su repatriación. Fue entonces cuando decidió, a regañadientes, que jugaría con Alemania.

Y su debut en la élite fue espectacular. En el primer año en el equipo mayor del Colonia anotó diez goles en diecinueve partidos y fue convocado para la Eurocopa de 2004, en la que disputó 45 minutos de un partido contra la República Checa. Fue llamado para la Copa de las Confederaciones de 2005, que Alemania afrontaba como anfitriona ya que también organizaría el mundial de 2006. Anotó tres goles en cada uno de los dos torneos y quedó tercero en ambos. En la Copa del Mundo, además, se enfrentó por primera vez a "su" Polonia. No marcó y los alemanes vencieron por 1-0 con un gol de su sustituto, Oliver Neuville.

El mismo 2006, Podolski dio el típico salto de la mayoría de grandes jugadores alemanes y lo fichó el Bayern de Múnich. Estuvo tres temporadas allí y ganó una liga y una Copa, pero no llegó a triunfar. De hecho, durante su carrera ha ido reproduciendo un hecho curioso y es que ha dado siempre mejor rendimiento en la selección, donde ha marcado y ha sido titular en la mayoría de campeonatos, que en el club en el que ha estado, quizás a excepción del Colonia . En 2008, antes de su última temporada en el Bayern, entró en la lista de Joachim Löw para la Eurocopa de Austria y Suiza.

Los goles

Y en su debut volvían a enfrentarse Alemania y Polonia, esta vez en Klagenfurt. Podolski formaba delantera con otro jugador nacido en el país vecino, Miroslav Klose. Ambos contra sus raíces. Y ambos fueron protagonistas de los dos goles anotados.


Joachim Löw había apostado por una solución poco repetida, la de alinear juntos dos arietes como Klose y Mario Gómez. Fue este segundo quien sirvió de boya para recibir y descargar hacia Klose, quien entró solo por la banda derecha. Levantó la cabeza y vio solo a Podolski, que había trazado una de sus habituales diagonales desde la izquierda. Este no desaprovechó el pase de la muerte. Ninguno de los dos "polacos" celebró el gol por respeto a su país de nacimiento, en contraste con la alegría de sus compañeros. El duelo se mantuvo igual hasta el tramo final, en el que volvió a aparecer la conexión.



Fue en una presión alemana en el minuto 72 gracias a la que Schweinsteiger robó el balón a Golanski. Cedió a Klose quien, con todo a favor, remató en semifallo el balón. Este salió hacia arriba y cayó perfecto para la pierna izquierda de Podolski, quien volvió a fusilar a Boruc. Tampoco lo celebró muy efusivamente. Alemania comenzaba un camino medio detenido por la derrota posterior contra Croacia por 2-1, con el tercer y último gol de Podolski en el torneo. Pero entró en cuartos al derrotar a Austria con una falta marcada por Ballack. En cuartos se deshizo de Portugal y en semifinales de Turquía por el mismo resultado, 3-2. El equipo, sin embargo, perdió la final contra España, su verdugo de la época, con el gol de Fernando Torres en Viena.

En 2009, Podolski volvió a la comodidad de Colonia desde donde siguió asistiendo a la selección. De hecho, formó parte de la plantilla que llegó a las semifinales del mundial de Sudáfrica, donde anotó dos goles más antes de caer contra España, y de la Eurocopa de 2012, en la que metió un gol más antes que la Mannschaft fuera derrotada por Italia en la misma fase. A pesar de haber vivido tanto, sólo tenía 27 años y lo fichó el Arsenal, donde tuvo una trayectoria, como solía ser habitual, irregular durante dos temporadas. En medio de ambas formó parte de la selección campeona del mundo de Brasil 2014, aunque su rol ya fue muy secundario. Sólo jugó 52 minutos en total.

En 2015, el año en que cumplió treinta, ya inició un progresivo declive con dieciocho partidos en el Inter y el desembarco en una liga menos competitiva como la turca, en el Galatasaray, donde obtuvo una Copa y una Supercopa. Löw todavía confió en él para una última competición, la Eurocopa de 2016, en el que sólo jugó dieciocho minutos y volvió a ver cómo eliminaban al equipo en unas semifinales, en esta ocasión contra Francia. Podolski ha actuado tres años en el Vissel Kobe japonés, donde ha ganado una Copa del Emperador junto a dos de sus verdugos en 2008 y 2010, David Villa y Andrés Iniesta. Ha regredado a Turquía, al Antalyaspor, donde agota sus días con las botas puestas mientras estará pensando en un futuro muy ligado a organizaciones como su fundación y en el centro de atención a los niños desfavorecidos Arca, cerca de Varsovia. Podolski es un triunfador en una de las mejores épocas de la selección alemana, país que le acogió a él y a su familia, pero no olvida sus raíces y su sentimiento polaco.

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