dimarts, 15 de desembre del 2020

 Grecia, 0- Rusia, 1 (Euro 2008-Primera fase)

179. Konstantin Zyrianov (0-1)

Hay jugadores que tardan en vivir sus mejores momentos. Son futbolistas de maduración lenta que llegan al máximo de su rendimiento cuando se acercan a la treintena de años. 2008 vivió la explosión en pocos meses del Zenit de San Petersburgo. El conjunto entrenado por el holandés Dick Advocaat, campeón de liga en 2007, era seguramente el equipo más en forma del continente pero no jugaba la Champions. Exhibió su talento en una Copa de la UEFA que se llevó tras arrollar a rivales como el Leverkusen y el Bayern y derrotar al Rangers en la final. El gran estado de forma se trasladó a la selección. El barómetro del juego de aquellos dos equipos era el centrocampista Konstantin Zyrianov.


Nacido en Perm, 1.200 kilómetros al este de Moscú, Zyrianov es de la etnia komi, una de las muchas que hay en Rusia y típica de la región de donde es originario. Sus primeros pasos los dio en los clubes de la ciudad, la Estrella y el Amkar, con el que actuó en segunda división hasta que fue captado por un club de la capital, el mítico Torpedo. Allí, con 22 años debutó en la máxima categoría y al poco tiempo ya se consolidó. Como diría después el mismo Advocaat, Zyrianov era un medio centro de contención que descargaba de trabajo a sus compañeros, que se sentían seguros con él al lado. En 2006, el conjunto moscovita descendió de categoría, pero él no. Lo fichó el Zenit de San Petersburgo, que pretendía crear un gran proyecto.

Y fue llegar y besar el santo. En su primer año ganó la liga con una gran participación suya y no sólo en número de partidos. El técnico holandés le adelantó la posición y, con más llegada al área, consiguió nueve goles. Durante el año anterior ya había debutado con la selección, que también era entrenada por un neerlandés, Guus Hiddink. Se convirtió en un fijo y Rusia se clasificó para la Eurocopa de 2008 tras dejar en la cuneta a Inglaterra, y también a Israel, por un solo punto.

Con treinta años afrontaría su primer gran campeonato, pero antes sería esencial en el gran final de temporada de su equipo que, a pesar de quedar alejado de la liga, en quinta posición, se destapó en Europa con un juego de fantasía, liderado por talento de Arshavin y con acompañantes que vivieron su gran año con el título en la UEFA. Pocos días después, cinco de ellos, añadiendo al portero Malafeev, a Anyukov y a Shirokov, entraron en la lista definitiva para la Eurocopa.


El gol

Rusia no comenzó nada bien. Perdió en el partido inaugural por 4-1 contra una España que ponía la primera piedra de su triplete consecutivo de Eurocopas y el mundial. El segundo enfrentamiento era contra Grecia, vigente campeona, que también necesitaba vencer después de la derrota inicial contra Suecia. El partido disputado en Salzburgo se decantó por un detalle.


Fue poco después de la media hora de juego cuando los rusos profundizaron por la izquierda y Bylialetdinov realizó un centro demasiado largo. En el medio, el lateral Anyukov abroncó a su compañero por la mala acción e incluso ya regresaba a defender. Pero alguien creyó que la jugada se podía salvar. Fue el centrocampista Semak, que corrió detrás del balón y ganó la acción al portero Nikopolidis y al defensa Amanatidis. Centró de espaldas y sin mirar y Zyrianov, que seguía la jugada, empujó el balón al fondo de la portería. El gol sería definitivo, eliminaría a Grecia y daría a Rusia la opción de jugárselo todo en la última jornada. Curiosamente, doce años después, la conexión continúa porque Semak es el entrenador del Zenit y Zyrianov, el del equipo sub-21.

La victoria permitió disfrutar del mejor juego del equipo de Hiddink, con un triunfo ante Suecia que le metía en los cuartos de final (2-0) y, sobre todo, con una exhibición en esta ronda contra los Países Bajos, su nación. Con un Arshavin que hizo el partido de su vida, Rusia se impuso por 1-3 en la prórroga. Sólo España, con un 0-3 en las semifinales, cerró el paso a la final a un conjunto en estado de gracia.

Zyrianov aún tenía mucho que dar. Jugó en el Zenit hasta hace dos años, cuando ya había cumplido cuarenta. Ese mismo 2008 ganó la Supercopa contra el Manchester United y, durante la siguiente década, añadió dos ligas, una Copa y numerosas participaciones europeas a su palmarés. Aun jugó otra Eurocopa, la del 2012, con una victoria sobre la República Checa y un empate contra Polonia que parecía que significaría el pase a cuartos. Pero el seleccionador, un viejo conocido, Dick Advocaat, no confió en él para el partido decisivo contra, nuevamente, Grecia, y Rusia lo pagó con la derrota. En 2018, una vez terminada su carrera, inició la de entrenador al propio Zenit, donde ahora enseña todo lo que ha aprendido durante una larga trayectoria a los jóvenes de la entidad.

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