dijous, 10 de desembre del 2020

 Italia, 2- Dinamarca, 0 (Euro 88-Primera fase)

184. Alessandro Altobelli (2-0)

Los analistas de fútbol se pasan horas diseccionando los partidos, discerniendo de qué manera habría tenido que jugar ese equipo o aquel otro y buscando claves que expliquen los resultados. Al final de todo, a pesar de la complejidad de las tácticas, lo que cuenta son los goles. Y si un club, o una selección, dispone de jugadores con facilidad para alojar el balón en la portería contraria tiene mucho ganado. Además, hay futbolistas con tendencia a anotar en momentos decisivos. Fue el caso del delantero Alessandro Altobelli.


El sexto máximo anotador de la historia de un combinado tan grande como la Squadra Azzurra, con 25 goles en 61 internacionalidades, tanto era capaz de marcar en la final de un mundial en un partido en el que había entrado de suplente y en el que, posteriormente, sería sustituido, como conseguir un gol determinante en el primer balón que tocaba. Era un atacante alto y muy elegante, con un gran juego aéreo y unas piernas largas que lo hacían llegar a balones imposibles. Seguramente, el hecho de actuar la mayor parte de su carrera en un Inter de Milán que no ganaba campeonatos le impidió disponer de un palmarés más imponente, pero cada vez que jugaba con la selección era sinónimo de peligro.

Altobelli nació entre Roma y Nápoles, en Sonnino, y comenzó a jugar al fútbol en el Latina, el equipo de su zona. Después se tuvo que trasladar a la Lombardía, en el norte del país, porque lo fichó el Brescia de Serie B y, después de tres años en el equipo, dio el salto, con 21, al Inter. Su trayectoria en el equipo neroazzurro, en cuanto a títulos, fue de más a menos. Curiosamente, las victorias llegaban siempre antes de grandes campeonatos de selecciones. Fue campeón de Copa en 1978, aunque él no fue al mundial de Argentina, ya que no había debutado con la selección; su única liga, la consiguió en 1980, antes de la Eurocopa en la que sí jugó; finalmente, la segunda y única Copa cayó en la previa del mundial de España, que Italia se llevó.

Debutó en la selección en la Eurocopa de 1980, sin haber jugado antes ni un amistoso. Fue media parte en el intento infructuoso de marcarle un gol a Bélgica, la selección que desplazó a los transalpinos de la final. Después, jugó toda la final de consolación perdida contra Checoslovaquia y él anotó en la tanda de penaltis. Pero su momento más exitoso vestido de azul fue en la Copa del Mundo de 1982. Y no es porque disputara un gran campeonato. De los siete partidos de Italia, se perdió cuatro enteros, los de la primera fase y la histórica victoria contra Brasil en Sarrià. De los otros, diez minutos ante Argentina, veinte en las semifinales contra Polonia y la lotería le tocó en la final. Porque tuvo que sustituir a Francesco Graziani, lesionado a los siete minutos, y entró en la historia al anotar el tercer gol italiano del 3-1 definitivo. Aún tuvo tiempo de ser relevado por Causio, para perder tiempo.

Italia no se clasificó para la Eurocopa de 1984 y la gran actuación de Altobelli como internacional, a pesar de no ganar el campeonato, llegó en México 1986, con treinta años. Entonces ya era el delantero titular y marcó en los cuatro primeros partidos, ante Bulgaria, en el gol inaugural de todo el torneo, contra la Argentina de Maradona y dos veces ante Corea del Sur. El camino se vio cortado por la derrota contra Francia por 0-2 en octavos de final. Era el fin de la era de Enzo Bearzot en el banquillo.

Con 32 años, el verano de 1988 fue movido para Altobelli. Decidió dejar el Inter después de once años y fichar por la Juventus, en un traspaso entre equipos grandes bastante común a la Serie A. Su registro en la liga no había sido nada del otro mundo, con nueve anotaciones, lejos de las diecisiete que tiene como récord, pero había sido importante para el nuevo seleccionador, Azeglio Vicini, en la clasificación para la Eurocopa 88. Por ello recurrió a él como delantero suplente en una lista muy renovada.


El gol

Altobelli no tenía lugar en la delantera formada por los atacantes de la Sampdoria Mancini y Vialli. Tenía que esperar en el banquillo. En los dos primeros partidos, sólo jugó un minuto en el empate contra Alemania y 21 en la victoria ante España, en los que sus dos rivales por un puesto de titular habían marcado el gol logrado en cada uno de los enfrentamientos. En el tercer duelo, contra Dinamarca, Italia tenía la clasificación prácticamente conseguida y aún podía ser primera de grupo si se llevaba el triunfo. Pero el partido se atascó y no había manera de marcar. Entonces sucedió algo que pasa muy pocas veces.


Tal como había pasado contra España, Mancini fue el jugador elegido por el técnico para ser sustituido por Altobelli. No se fue del campo con muy buena cara mientras el veterano delantero entraba. Fue llegar y besar el santo, porque justo en la primera acción, Vialli profundizó por la banda izquierda en una gran escapada, centró al área y allí, Altobelli ganó la posición a Ivan Nielsen, tocó el balón una vez con la izquierda y, con la misma pierna, superó a un joven Schmeichel. Hacía sólo 29 segundos que estaba sobre el terreno de juego

Italia ganó el partido por 2-0, con un gol al final de De Agostini, pero perdió la semifinal contra la URSS. Altobelli volvió a sustituir a Mancini, esta vez en el descanso, pero no pudo marcar y, en cambio, vio como los soviéticos anotaban dos goles y dejaban al equipo transalpino fuera del torneo. Aquellos fueron sus últimos minutos como internacional. La temporada posterior con la Juventus no fue muy positiva. Sólo anotó cuatro goles en una liga en la que el equipo fue cuarto, un torneo en el que el campeón fue el Inter, al que había abandonado meses atrás. La Juventus también sufrió una eliminación traumática en la Copa de la UEFA ante el Nápoles de Maradona, que remontó un 2-0 en Turín con un 3-0 en San Paolo, prórroga incluida. El equipo del sur de Italia acabaría proclamándose campeón. Con 33 años decidió dejar la élite y volver al Brescia, en la Serie B, donde marcó sus últimos siete goles antes de colgar las botas

Después ha sido comentarista deportivo y, cinco años después, se hizo pasar las ganas de jugar disputando dos mundiales de fútbol-playa de los que fue máximo goleador. En uno de ellos, Italia fue tercera y, en el otro, compartió trofeo de mejor anotador con Zico, un coetáneo suyo de los mundiales de España y de México, en los mejores años de su carrera como gran goleador internacional.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada