dimecres, 2 de desembre del 2020

Polonia, 1- Irlanda del Norte, 0 (Euro 2016-Primera fase)

192. Arkadiusz Milik (1-0)

A veces, los grandes talentos no acaban de explotar del todo. Son jugadores que apuntaban muy alto en su época de equipos de formación y que se disputaban grandes clubes, pero que, a pesar de que han llegado a profesionales y a grandes ligas, quizás se esperaba más de ellos. En algunos casos, además, combatir contra una gran figura para ser titular en la selección tampoco ayuda y menos cuando sufres dos lesiones durísimas en dos años consecutivos. Todo esto le ha sucedido al delantero polaco Arkadiusz Milik.



Y es que "Arek", como también es conocido, debutó muy joven en la máxima categoría polaca, con sólo diecisiete años, en uno de los grandes del país, el Gornik Zabrze. Nacido en Tychy, cerca de la frontera con la República Checa, cuando era muy joven fue sondeado por dos equipos ingleses, el Tottenham y el Reading, para llevárselo a su plantel. Pero prefirió ir cubriendo etapas poco a poco y seguir en su club de formación, el Rozwój de Katowice, ciudad situada a pocos kilómetros de su casa. La evolución le llevó a Gornik y allí ya sólo pudo aguantar una temporada y media, hasta que fue contratado por el Bayer Leverkusen, un club especialista en captar talento en la Europa del este.

Milik ha sido siempre un rematador, un goleador, un hombre de gran envergadura pero no exento de técnica, por lo que siempre se pensaba que si evolucionaba podía ser un proyecto de crack importante. En la clasificación para el europeo sub-21 de 2014, por ejemplo, anotó nueve goles en seis partidos. Antes, con dieciocho años había debutado con la absoluta y dos meses después había marcado su primer gol, contra Macedonia.

En Alemania, Milik no triunfó, ni en Leverkusen, ni en Augsburgo a continuación, y decidió ir a un club en el que se respeta la formación de jugadores como el Ajax. En las dos temporadas en las que estuvo dio un paso adelante importante, sobre todo en la segunda, en la que su nombre sonó mucho al anotar 21 goles en la liga. Era un año importante porque aquel verano había Eurocopa, que él afrontaría con 22 años y en plena forma. En la selección, había tenido una buena fase de clasificación para el torneo, con seis goles anotados, pero se encontraba con una dificultad. El seleccionador, Adam Nawalka, dudaba de la conveniencia de alinear juntos a dos delanteros puros como Milik y la gran estrella del equipo, Robert Lewandowski, titular indiscutible. Salió de dudas en el primer partido.

El gol

Polonia debutó en Niza contra Irlanda del Norte, una selección combativa, pero que tenía que ser superada por los polacos. Ante el poder aéreo británico, el técnico apostó por sus dos atacantes, muy fuertes con la cabeza. El duelo se complicó porque Polonia no encontraba fluidez, pero se desatascó en una transición a los seis minutos de la reanudación.


Fue en una acción de Blaszczykowski por la banda derecha, que cogió a contrapié a la defensa norirlandesa. La jugada no pudo ser más simple. Al llegar al área centró hacia la frontal. Milik recibió con la pierna izquierda, que no es tan hábil como la otra, pero ejercitó el primer mandamiento de la ley de un ariete, entretenerse poco. Un toque, disparo, y gol superando la estirada de McGovern. Fue suficiente para ganar el partido.

Aunque el juego no fue brillante, visto el resultado y la pólvora que tenía arriba, Nawalka fue a apostando por la pareja durante todos los partidos. Los resultados fueron difíciles de valorar. Polonia empató a cero contra Alemania y superó a Ucrania con un gol de Blazczykowski. Después, derrotó a Suiza por penaltis. El gol, durante el partido, había sido del mismo jugador y Milik había anotado su disparo en la tanda. En los cuartos de final, empate nuevamente a un gol contra Portugal, con gol de Lewandowski, y esta vez derrota en los lanzamientos finales. Es cierto que Polonia pasó dos rondas, pero también que sólo marcó cuatro goles en cinco partidos y su pareja de delanteros sólo totalizó uno cada uno. No se puede decir que fuera una actuación ofensiva brillante.

Aquel verano, Milik llegó a una de las ligas punteras de Europa, la italiana, para jugar en el Nápoles. Allí ha tenido mucha mala suerte. Ha sufrido dos lesiones de ligamentos cruzados casi consecutivas en los dos primeros años de estancia en la ciudad transalpina y, sin duda, esto le ha lastrado. Condicionado por este hecho, llegó corto de forma al mundial de Rusia y sólo jugó de titular el primer partido, una derrota contra Senegal. Nawalka cambió el sistema de cara al segundo duelo y las cosas no fueron mejor. Polonia quedó fuera de combate a las primeras de cambio.

Los dos últimos años en el Nápoles han sido bastante buenos. El mejor, con Carlo Ancelotti en el banquillo, con el que anotó diecisiete goles en la liga. En la convulsa última temporada, la llegada de Gennaro Gattuso al banquillo parece que la ha convertido en un suplente de garantías. Ha acabado con once goles al campeonato y tres en Europa y es valorado por su técnico, aunque no arranque de inicio. Teniendo en cuenta que sólo tiene 26 años, y que cuando ha estado bien de salud ha demostrado que posee mucho gol, la carrera de Milik aún no se ha terminado. Seguro que va a la Eurocopa del año que viene, donde habrá que ver si su potente dupla con Lewandowski, ahora sí, se consolida la selección y él da el paso adelante que muchos le suponían cuando era tan joven.

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