dimecres, 23 de desembre del 2020

Suecia, 1- Dinamarca, 0 (Euro 92-Primera fase)

171. Tomas Brolin (1-0)

Durante cuatro años del inicio de la década de los noventa la selección sueca, que no estaba presente en un gran torneo desde 1978, aprovechó una gran hornada de jugadores para obtener espléndidos resultados. Es cierto que en el mundial de 1990 quedó eliminada en la primera ronda sin conseguir ningún punto, pero en los dos campeonatos posteriores, la Eurocopa de 1992, que jugó en casa, y el mundial de Estados Unidos de 1994, llegó hasta en las semifinales. La estrella de aquel equipo era un jugador que vivió aquellos días de gloria y, al poco, el olvido y el descenso al infierno. Era el delantero Tomas Brolin.

La Eurocopa del 92 fue el ecuador de sus grandes años con la selección. Como aparecerá en otro gol de aquel torneo, en este sólo se hablará de sus mejores días hasta entonces y el resto lo dejaremos para más adelante. Brolin nació en la gélida Hudiksvall, muy al norte de Estocolmo y cerca de la ciudad de Sundsvall, que es donde empezó a jugar al fútbol de manera seria. Antes, había actuado en equipos menores, pero fue ahí cuando comenzó a pensar que podría construir una buena carrera y donde jugó durante tres temporadas. 1990 fue un año trascendental en su vida. Cambió de equipo y fue al Norrköping, con el que se convirtió en la sensación del momento con siete goles en nueve partidos al inicio de una liga que el país nórdico comienza en febrero. A partir de ahí, fue todo rodado.

Brolin no era un ariete sino un jugador de buena técnica y astucia, que encontraba bien los espacios en el área y que actuaba mejor con un punta que le abriera espacios. Fue convocado por la selección sub-21, con la que llegó a las semifinales del europeo antes de ser eliminada por la URSS a doble partido. Pero la sorpresa llegaría cuando formó parte de la lista del técnico Olle Nordin para disputar el mundial de Italia.

Y fue llegar y besar el santo. En el debut marcó, en Turín, y nada menos que contra Brasil. Había empezado de titular y había aprovechado su oportunidad, a pesar de la derrota de la selección por culpa de dos goles anteriores de Careca. La Copa del Mundo fue un fracaso para los suecos, que perdieron los tres partidos por 2-1, los otros dos contra Escocia y Costa Rica, pero un gran trampolín para el delantero, que había actuado en todos los minutos excepto en el último partido, por una lesión a la media hora. Su actuación fue tan buena que llamó la atención de un equipo que estaba creciendo como el Parma, que le contrató para convertirlo en uno de sus tres extranjeros.

Y las cosas fueron muy bien. Aunque no era muy goleador, sólo once anotaciones en dos temporadas, actuó durante muchos minutos en un club que consiguió su primer título, una Copa italiana en 1992. A los 22 años, llegaba en un gran momento en la Eurocopa que, precisamente, se disputaría en Suecia, primer torneo que acogía el país desde 1958. El campeonato comenzó para los nórdicos, ahora entrenados por Tommy Svensson, con un empate contra Francia. El resultado no era un triunfo, pero se podía percibir un conjunto mucho mejor que el de dos años antes y con muchos jugadores prometedores. El segundo partido era contra los vecinos daneses.


El gol

Dinamarca había entrado en el campeonato por la baja de Yugoslavia, descalificada por el conflicto bélico de los Balcanes. Los daneses habían empatado contra Inglaterra en el debut y el partido de Solna contra los anfitriones les era vital. Todo se resolvió en el minuto 14 de la segunda mitad.



El entrenador sueco era fiel a un 4-4-2 que le estaba dando buenos resultados y era muy típico del país escandinavo, donde se practicaba un fútbol muy británico por la influencia de algunos entrenadores que habían llegado. Pero Svensson cambió la pareja de Brolin. Retiró a Kennet Andersson, más estático, y introdujo al versátil Martin Dahlin, un año mayor que su nuevo compañero de ataque y entonces integrante del Borussia Mönchengladbach. Entre éste y Thern robaron un balón a Jensen en el centro del campo e iniciaron un fulgurante contragolpe que terminó con centro del delantero. Parecía que Schwarz, que llegaba desde segunda línea, podría rematar. Torben Frank, en tareas defensivas, le quitó el balón, pero tuvo tan mala suerte que este terminó entre las piernas de Brolin quien, casi para no tropezar en él, puso la pierna derecha como pudo y superó a Schmeichel.

Este sería el único gol del partido, que dejaba a los suecos cerca de la clasificación y a los daneses, con un pie fuera del torneo. En el siguiente partido, Brolin volvió a marcar el gol de la victoria, esta vez contra Inglaterra. Paralelamente, Dinamarca batía inesperadamente a Francia y también se clasificaba para las semifinales. Brolin conseguiría su tercer y último gol del campeonato, del que acabaría máximo goleador empatado con Bergkamp, ​​Riedle y Henrik Larsen, contra los alemanes, pero una derrota por 2-3 dejaba el conjunto de casa fuera de combate. Curiosamente, los daneses, que habían perdido con un gol de Brolin días atrás, se proclamarían campeones. La Eurocopa del 92 precedería grandes días para Brolin, y también el duro descenso que le llegaría unos años más tarde.

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