dilluns, 30 de novembre del 2020

Portugal, 1- Islandia, 1 (Euro 2016-Primera fase)

194. Birkir Bjarnason (1-1)

La participación de la selección islandesa en la Eurocopa de 2016 fue todo un fenómeno de masas. Que un país de sólo 364.000 habitantes estuviera presente en una cita tan importante demuestra su evolución en los últimos años. Si unimos la pasión de los aficionados, el calor que aportaron a los estadios franceses durante varias semanas, todo lo que generaba la formación adquiría categoría de noticia. Y también se hicieron famosos los jugadores. Uno de ellos fue histórico, ya que marcó el primer gol del país en un gran torneo y, además, se convirtió en modelo. Era el centrocampista Birkir Bjarnason.



Conocido como "Thor" por sus compañeros y por la afición, en referencia al dios nórdico, Bjarnason nació en Akureyri, en el norte de la isla, pero jugó poco en su país. Cuando tenía once años, su familia se trasladó a vivir a Noruega y él dio sus primeros pasos profesionales en el país escandinavo. El Viking Stavanger, en dos ocasiones, y el Bodo Glimt fueron las formaciones que lo catapultaron para salir a otra liga más potente en 2012. Fichó por el Standard de Lieja e inició una trayectoria errante.

Centrocampista o extremo zurdo, jugador de cualidades físicas para recorrer toda la banda, entre la Eurocopa del 2012 y la del 2016 estuvo en cuatro equipos. Sólo jugó dieciséis partidos en Bélgica, a donde había llegado en el mercado de invierno. Recibió una oferta del Pescara, recién ascendido a la Serie A, e inició una trayectoria italiana muy particular. Después de un descenso con el equipo de la costa adriática, lo fichó la Sampdoria, pero al año siguiente volvió al Pescara, ahora en Serie B, con el que logró el ascenso y completó una buena temporada, con diez goles.

En 2015, Bjarnason fue fichado por el Basilea, con el que ganó la liga y se preparaba para un gran año. Con la selección ya había sido internacional sub-21 y había jugado una fase final del europeo en 2011 con compañeros que despurés serían importantes en la Eurocopa de 2016, como Gudmunsson, Sigurdsson, Sigthórsson, Smárason o Gunnarsson. En el equipo absoluto había debutado en 2010, con 22 años, y la selección fue viviendo un crecimiento que le había llevado a disputar un play-off, perdido contra Croacia, para ir al mundial de Brasil, en 2014. Para la Eurocopa ampliada a 24 equipos, Islandia tenía una buena oportunidad pero un grupo complicado. Sin embargo, fue segunda, detrás de la República Checa y delante de Turquía y de los eliminados Países Bajos, y alcanzó una clasificación histórica, con dos goles de Bjarnason en una victoria en Kazajstán.

El gol

El desembarco islandés en Francia fue total. Se calcula que el 8% de la población viajó para asistir a los partidos y el primero era de categoría, ante la Portugal de Cristiano Ronaldo en St-Étienne. Islandia planteó un choque totalmente defensivo y disciplinado pero sólo aguantó la portería a cero 31 minutos, el tiempo que tardó Nani en anotar el primer gol. La cosa estaba difícil, pero a los cinco minutos de la segunda mitad llegó un momento para recordar.


Fue en una acción simple, como es el juego islandés, lleno de cambios de orientación. Bodvarsson recuperó un balón a la derecha del ataque nórdico y lo descargó atrás a Gudmunsson. Este centró con la izquierda, a pierna cambiada, el balón sobrevoló la defensa, superó un Vierinha que, a pesar de jugar de lateral, demostró que no es defensa, y Bjarnason, con la pierna no tan hábil, empaló una volea no muy fuerte, pero efectiva, que superó a Rui Patrício.

Era el inicio de la locura islandesa durante el torneo y de su afición, que siguió con un empate contra Hungría, una victoria contra Austria, la eliminación impresionante de un grande del fútbol europeo como Inglaterra y terminó con una derrota previsible contra Francia por 5-2. En este partido, Bjarnason volvió a marcar con la cabeza. Había anotado el primero y el último de los ocho goles islandeses en la puesta de largo ante el mundo,

El jugador del Basilea sacó partido de su presencia en el torneo. A los 28 años se hizo famoso cuando la marca de ropa ASOS le propuso por Twitter convertirse en modelo de sus productos. Bjarnason, comparado por su físico con Brad Pitt y también con Chris Heimsworth, protagonista de la película Thor, su alias, traspasó a las publicaciones de otras temáticas que no eran la deportiva.

Desde el punto de vista futbolístico, siguió en el Basilea un año y luego lo contrató el Aston Villa, con el que actuó tres temporadas y logró el ascenso a la Premier en 2019. Un año antes, había debutado en un mundial. Jugó de titular los tres partidos de Islandia en Rusia, en los que el equipo ya no tuvo tan acierto y quedó eliminado a las primeras de cambio. El año pasado, con 31 años, parecía que iniciaba su descenso al fichar por el Al Arabi qatarí, pero su trayectoria en Italia le supuso recibir una oferta del Brescia para jugar en la Serie A, donde ha completado otro descenso.

Islandia no se clasificó directamente para la Eurocopa 2021. Debe disputar dos eliminatorias previas, ante Rumanía, en casa, primero, y luego en el campo del ganador del Hungría-Bulgaria. Si supera los dos partidos, y viendo su fase previa, con tres goles anotados, pocos dudan de que el Thor islandés estará de nuevo al torneo que le convirtió en famoso.

diumenge, 29 de novembre del 2020

Francia, 1- España, 1 (Euro 96-Primera fase)

195. José Luis Pérez Caminero (1-1)

La cantera del Real Madrid hace muchas décadas que es prolífica y que genera una gran cantidad de jugadores que llegan a actuar en primer nivel. El problema es que el primer equipo blanco no tiene suficiente capacidad para absorber a todos y la inmensa mayoría tienen que marcharse antes de hacer realidad su sueño. En algunos casos, algunos de sus productos sirven para convertirse en ídolos de los eternos rivales. Es lo que ocurrió con José Luis Pérez Caminero.



Porque el jugador, nacido en la capital pero crecido en Leganés, se formó en las categorías inferiores del Real Madrid. Llegó hasta el filial, donde actuó dos temporadas en Segunda División de la mano del posterior seleccionador Vicente del Bosque. Caminero podía alternar las posiciones de centrocampista, en el que jugaba en el filial, y central, donde se estableció en algunos partidos de la temporada 90-91 con el Valladolid, a las órdenes del colombiano Pacho Maturana. La voluntad de este de sacar el balón jugado desde atrás le hicieron probar esta demarcación. Caminero jugó cuatro años en Pucela, entre 1989 y 1993. La última temporada lo hizo en Segunda División, tras el descenso del año anterior. Los blanquivioletas ascendieron en Palamós y él recibió aquel verano la oferta del Atlético de Madrid.

Su progresión fue meteórica. Ese mismo septiembre le llamó Javier Clemente para ir a la selección y él respondió con dos goles en sus dos primeros partidos oficiales, dos victorias ante Albania por 1-5, en un duelo en el que el técnico vasco introdujo a cuatro centrales, preludio de lo que vendría después, e Irlanda. A nivel de club, las dos primeras temporadas con el Atlético fueron malas, con el equipo más cerca del descenso que de las posiciones europeas. Él, en cambio, se hizo un nombre en el apartado internacional al disputar el mundial de Estados Unidos, marcar tres goles y convertirse en el mejor jugador de la selección en el torneo.

En la temporada 1995-96, todo cambió en el Calderón. En la primera temporada de liga de tres puntos y con un campeonato de 22 equipos, la llegada de Radomir Antic al banquillo obró un milagro en un Atlético que ganó la liga y la Copa del Rey. Caminero jugó su mejor temporada, siendo titular indiscutible como centrocampista de fuerza y ​​llegada al área y acciones espectaculares. Después de este éxito, era evidente que sería convocado por Clemente para la Eurocopa de 1996, cuando él ya tenía 28 años.

El gol

España debutó con un empate poco esperanzador contra Bulgaria, en un mal partido en el que salvó un punto gracias a Alfonso. El segundo duelo tenía que ser el más importante del grupo, en Leeds, contra Francia. Pasó a la historia porque el seleccionador volvió a alinear a cuatro centrales natos (Abelardo, López, Alkorta y Hierro), aparte de dos laterales (Otero y Sergi). El partido parecía controlado pero Djorkaeff adelantó a los galos a los tres minutos de iniciada la segunda parte. Clemente tuvo que introducir en el campo a delanteros como Manjarín y Kiko, primero, y Julio Salinas, después, y cinco minutos antes del final llegó el gol.




Fue en una jugada de Kiko, compañero de Caminero en el Atlético, por la parte izquierda. Centró y Deschamps rechazó el balón de manera nada contundente hacia la banda. Lo recogió Manjarín, abierto a la derecha y centró atrás. Caminero, explotando su llegada al área, remató en semifallo, pero fue justamente el bote lo que evitó la oposición del central Alain Roche y lo que hizo que el balón superara a Bernard Lama. Segundo partido y segundo empate para España.

Pero Caminero pagó los platos rotos del mal juego y no disputó ni un solo minuto en el triunfo agónico contra Rumanía, con un gol de Amor, que clasificó a España para los cuartos de final. En Wembley, en la eliminatoria, tampoco fue titular contra Inglaterra. Entró en el descanso y, a pesar de que el equipo dispuso de muchas ocasiones, hizo falta ir a los penaltis que, por una vez en la historia, sonrieron a los ingleses. Caminero no sabía que aquel sería su último partido como internacional.

Porque a la vuelta, al inicio de la fase de clasificación para el mundial 98, Clemente le convocó para jugar contra Chequia después de no estar recuperado de una lesión y la situación creó una polémica con Antic en el Atlético de Madrid. No entró en la siguiente lista, contra Eslovaquia, y de repente desapareció de las convocatorias del técnico vasco. Aunque no pudo repetir el éxito de la campaña anterior, Caminero jugó un buen año en Europa, donde los colchoneros llegaron a cuartos de final. Aguantó un año más en el club y volvió a Valladolid a punto de cumplir 31 años.

En el club castellano aun jugó cinco temporadas más antes de retirarse con el mal sabor de boca de hacerlo con otro descenso a Segunda. Tras colgar las botas, se ha significado por su labor de director deportivo de los dos equipos de su vida, el Valladolid y el Atlético. También estuvo implicado en una trama de blanqueo de capitales por la que fue inculpado, aunque evitó la cárcel a cambio de un acuerdo. Después fichó como director deportivo del Málaga, de donde fue destituido por el polémico jeque Al Thani. Caminero fue un ejemplo de cómo las canteras de los grandes clubes, en este caso la del Madrid, sirven de fuente de recursos para muchos otros equipos e incluso de la selección en compromisos de primer orden.

dissabte, 28 de novembre del 2020

Alemania, 1- Países Bajos, 1 (Euro 2004-Primera fase)

196. Ruud van Nistelrooy (1-1)

Disponer de un gran goleador representa un factor diferencial. Los equipos pueden jugar muy bien, pero si no se tienen jugadores que metan el balón en la portería rival con cierta regularidad, las metas están más lejos de conseguirse. La selección neerlandesa dispuso de grandes atacantes durante los últimos años del siglo pasado y los primeros de éste y uno de los más destacados fue el potente zurdo Ruud van Nistelrooy.


Nacido en Oss, relativamente cerca de la frontera alemana, Van Nistelrooy se tuvo que trasladar a unos kilómetros al oeste, a s'Hertogenbosch, para empezar a jugar al fútbol en el Den Bosch. Curiosamente, lo hizo de medio centro defensivo y allí lo reconvirtieron en delantero centro tras observar sus cualidades goleadoras. Anotó 12 goles en la segunda categoría neerlandesa ya con 21 años y lo fichó el Heerenveen, de la Eredivisie. En sólo un año, este equipo pasó de pagar 360.000 euros a venderlo por 6,3 millones al PSV Eindhoven. La culpa la tuvieron los 13 goles que consiguió en la liga.

Y en el equipo de la Philips explotó con 32 goles en 34 partidos en su primera temporada, la posterior al mundial del 1998. Su progresión era constante y fue llamado para la selección. En la segunda temporada marcó 29 veces en 23 enfrentamientos. Sus características eran claras: su cuerpo le permitía luchar de tú a tú con los defensas y la capacidad de remate en todas las posiciones, sobre todo con la pierna izquierda, lo hacían muy difícil de parar. El año 2000 parecía que iría bien y jugaría la Eurocopa, pero una rotura de ligamentos de la rodilla no le permitió disputar el torneo en casa. Sería una de las muchas lesiones que tuvo en el largo de su carrera, la mayoría musculares.

Alex Ferguson, el técnico del Manchester United, se dio cuenta de que era el delantero que necesitaba, pero dudaba de sus condiciones físicas. Por ello, una vez recuperado de la lesión, los ingleses le dejaron cedido en el PSV para que se pusiera en forma. El año siguiente ya jugó en Old Trafford, donde su rendimiento fue espectacular, con 95 goles en 150 partidos durante cinco temporadas. Ganó una liga, una Copa, una Copa de la liga y una Supercopa y era querido por su afición.

En medio de esta etapa llegó su primer gran torneo de selecciones. En 2002 no pudo estar en el mundial de Japón y Corea, para el que los Países Bajos no se clasificaron, pero en 2004, con casi 28 años, llegaba la Eurocopa de Portugal y su selección tenía suficiente calidad para aspirar al título . En el partido del estreno ya dejó muestras de su capacidad rematadora con un gol espectacular.

El gol

El duelo no podía ser de más rivalidad, contra la odiada Alemania en Oporto. Él fue titular y los neerlandeses remaron a contracorriente por culpa de un gol de Thorsten Frings en la primera mitad en una acción de falta directa. El reloj iba avanzando y se acababa el tiempo para remontar, cuando llegó una acción más propia de lucha grecorromana que de fútbol.



Los alemanes se complicaron la vida a la izquierda de su defensa cuando el centrocampista Fabian Ernst perdió el balón ante el díscolo Andy van der Meyde. El jugador entonces del Inter de Milán envió un centro extraordinario hacia el área pequeña y allí Van Nistelrooy, agarrado por todas partes por el defensa Christian Wörns, remató cayendo al suelo, siendo objeto de penalti, en una especie de cuchara que sorprendió al portero Oliver Kahn. Los Países Bajos salvaban un punto.

Van Nistelrooy marcaría un gol en la derrota por 2-3 contra la República Checa y dos en el triunfo por 3-0 contra Letonia que permitió a los neerlandeses entrar en cuartos de final. Allí derrotaron a Suecia en los penaltis, tras un empate a cero. El jugador del United anotó el primer lanzamiento de la primera tanda ganada por la selección en toda la historia, después de muchas decepciones anteriores con este sistema de resolución. Los oranje, sin embargo, serían eliminados por Portugal en las semifinales por 2-1.

Dos años más tarde, después de una buena temporada, Van Nistelrooy fue fichado por el Real Madrid de la época post-galáctica con la intención de arrebatar el reinado de la liga al Barça de Ronaldinho. Y lo consiguió al ganar dos títulos seguidos, el primero tras un gol decisivo del neerlandés en Zaragoza que acompañó, casi simultáneamente, al Tamudazo del Camp Nou. El delantero había actuado en el mundial de Alemania y en 2008 también sería importante en la Eurocopa de Austria y Suiza, en la que anotó dos goles, ya casi con 32 años, pero vio como era Rusia quien lo dejaba fuera de las semifinales. Sería su última cita con la selección.

Porque las lesiones marcaron sus dos últimas temporadas en el Madrid, en el que sólo pudo disputar dieciséis partidos. A los 33 años fichó por el Hamburgo, con el que completó dos buenos ejercicios dejando el equipo hanseático a media clasificación. Pero faltaba un año inesperado y de sueño para terminar. Llegó a Málaga, a un equipo que disponía de dinero fresco para la compra de un jeque, y le ayudó a clasificarse para la Champions por primera vez. Los andaluces, la temporada siguiente, jugaron los cuartos de final de la máxima competición, pero él ya no estaba. Las rodillas habían dicho basta y se había tenido que retirar.

Van Nistelrooy encontró lugar como técnico asistente de la selección neerlandesa una vez colgadas las botas. Combinó su ocupación con una de diaria como entrenador de los juveniles del PSV Eindhoven. Si enseña a los jóvenes delanteros todas sus técnicas para conseguir goles de la nada, nos encontraremos ante una gran camada de anotadores.

divendres, 27 de novembre del 2020

España, 1- República Checa, 0 (Euro 2016-Primera fase)

197. Gerard Piqué (1-0)

Hay futbolistas que han pasado a la historia por todo lo que han hecho sobre el campo, que ha sido mucho y muy bueno, pero que sólo tenían una dimensión, la deportiva. Otros se han significado por sobresalir no sólo en el terreno de juego, sino por ser activos en otros campos, buscar nuevas inquietudes, ser controvertidos en sus declaraciones y extraordinariamente poliédricos. Este es el caso de Gerard Piqué.


La genética azulgrana de Piqué es indiscutible. Su abuelo, Amador Bernabéu, ha sido directivo del club y él es socio del FC Barcelona desde el nacimiento. Se formó en las categorías inferiores y, con un físico imponente desde joven, apuntaba a ser un defensa central con mucho futuro. Pero en 2004, con 17 años, decidió aceptar la oferta del Manchester United y trasladarse a Inglaterra. Allí vivió una formación completa en uno de los mejores clubes de la época y llegó a debutar en el primer equipo, dirigido entonces por Alex Ferguson. Debutó en un partido de Copa de la Liga, ese mismo año, contra el Crewe Alexandra y también lo hizo en la Champions, con una derrota intrascendente en el campo del Fenerbahçe.

Sus intervenciones en Old Trafford, de todos modos, fueron muy esporádicas durante dos temporadas y aceptó una cesión al Zaragoza, con el que se movió, sobre todo, en la posición de medio centro de la mano de Víctor Fernández. Seguramente esta experiencia le fue muy bien para saber que podía jugar en la élite y, aunque al año siguiente tampoco tuvo muchos minutos en un United que ganó liga y Champions, en verano le llegó una oferta para fichar por un Barça que estrenaba a Pep Guardiola en el banquillo.

Volvió a casa por cinco millones de euros y fue una apuesta redonda por ambas partes. Al primer año, a pesar de la competencia de jugadores como Puyol, Márquez o Cáceres, fue pieza clave en la consecución del primer triplete de la historia del club y ya nadie le quitó de la titularidad durante la década siguiente, en la que el centro de la cobertura del Barça siempre ha sido formado por Piqué y otro.

Debutó con la selección en 2009, en un amistoso contra Inglaterra. Piqué ya había sido un habitual de las formaciones de base de España y en su segundo partido, en el Santiago Bernabéu, un escenario que siempre la ha motivado, consiguió el primer gol con el equipo de Vicente del Bosque, ante Turquía, en el camino hacia el mundial de Sudáfrica. Su trayectoria futbolística posterior la conoce todo el mundo. Ocho ligas, seis Copas, tres Champions, tres mundiales de clubes, tres Supercopas europeas y seis españolas adornan un palmarés riquísimo en el mejor FC Barcelona de la historia. Paralelamente, los títulos de campeón del mundo con España en 2010 y de la Eurocopa de 2012 con la formación hispana. Pero Piqué no sólo despierta pasiones en el campo.

Con una vida pública notoria por su relación con la famosa cantante Shakira, con quien tiene dos hijos, Piqué ha destacado siempre por su personalidad directa, por decir lo que piensa sin importarle crearse enemigos y por una iniciativa empresarial muy grande. Ha fundado negocios de todo tipo, desde videojuegos a productoras, e incluso ha conseguido para su consorcio, Kosmos, la organización de eventos como la Copa Davis de tenis, Piqué tampoco ha evitado nunca hablar de temas políticos como la independencia de Cataluña. Aunque no se ha puesto nunca del lado secesionista, sí se ha pronunciado a favor del derecho a decidir de los catalanes. Esto provocó que fuera abucheado por muchos aficionados españoles durante los entrenamientos y los partidos con La Roja. En un ambiente de este tipo contra el jugador, España afrontó la Eurocopa de 2016.

El gol

La selección de Del Bosque se quería rehacer en Francia del desastre de dos años antes en el mundial de Brasil con un conjunto parcialmente renovado, pero aún con supervivientes de los grandes títulos anteriores. El debut fue muy cerca de la frontera, en Toulouse, contra la República Checa en una calurosa tarde de junio. Y el partido se decidió en una jugada.


Los checos plantearon un partido defensivo, aunque en la reanudación lanzaron contras peligrosas que los podían haber avanzado en el marcador. El partido caminaba hacia el 0-0 hasta que, a tres minutos para el final, llegó el gol. Fue tras un córner en el que el balón salió fuera del área. Juanfran centró por la derecha y Rosicky rechazó de manera no muy acertada. El esférico cayó a pies de Pedro, éste lo cedió a Iniesta y el manchego envió un preciso centro ue fueron a buscar los dos centrales incorporados al ataque. Piqué se adelantó a Ramos y, de cabeza, superó a Cech. Después lo fue a celebrar con un gesto desafiante a la afición española que había detrás de la portería, que esta vez no pudo abroncarle.

La Eurocopa no terminó bien para España ya que, aunque ganó el siguiente partido, contra Turquía, cayó ante Croacia y quedó emparejada por la parte difícil del cuadro. Italia se tomó la revancha de la final de 2012 y selló la defunción del proyecto Del Bosque. Piqué actuó en todos los partidos. Pero su presencia en el equipo estatal tenía fecha de caducidad. Él mismo la puso después de un partido de clasificación para el siguiente mundial, en Albania. Algunos medios dijeron que había despreciado el himno nacional antes del inicio del duelo y él, enojado, informó que después de la Copa del Mundo dejaría el equipo. Y así lo hizo, una vez consumada la eliminación en octavos contra Rusia.

Piqué ha seguido en el Barça, donde su buen rendimiento individual ha coincidido con la descomposición del gran equipo azulgrana. Con 33 años, sigue poniendo su calidad, presencia en el juego aéreo y buena lectura del juego al servicio del equipo, aunque ha admitido que cuando no disfrute, lo dejará. Quien más, quien menos, ya piensa en él como futuro presidente del club y él no niega que esté entre sus mil y un planes.

dijous, 26 de novembre del 2020

Inglaterra, 1- Ucrania, 0 (Euro 2012-Primera fase)

198. Wayne Rooney (1-0)

No se puede decir que Inglaterra no haya dispuesto de grandes delanteros y con mucho talento durante el tramo final del siglo XX y el inicio del XXI, pero nunca han sido suficientes para llevar al equipo de los tres leones a la consecución de un título que acompañe al mundial de 1966. en muchos casos, algunos de estos futbolistas han sido talentos precoces que han explotado muy pronto en sus clubes. Algunos han alargado más su trayectoria y otros, menos. Entre los primeros está Wayne Rooney.


Porque su apariencia de cliente habitual de pub inglés y algunos hechos que han enturbiado su vida privada no esconden un gran, y también longevo, talento. Además, ha sido un futbolista capaz de reciclarse en su trayectoria deportiva, tanto en la selección, como en sus clubes, básicamente en el Manchester United, donde ha actuado de delantero de referencia, de media punta, seguramente su mejor posición , desplazado a un lado para dejar espacio a otros atacantes e, incluso, cuando el físico le ha acompañado menos, de organizador de juego.

Rooney llegó a actuar con los equipos de las escuelas del Liverpool, pero no siguió. Más adelante, comenzó a marcar goles en ligas locales cuando Bob Pendleton, uno de los espías del Everton, lo reclutó hacia el lado azul de su ciudad de nacimiento. Se adelantó por un par de días a los reds y esto pudo marcar la historia ya que aquel pequeño, que poco después fue fotografiado como uno de los niños que intervienen en la salida al campo de los jugadores en un derby entre los dos equipos, sería el máximo goleador de la historia de la selección.

Debutó con 17 años en Goodison Park y su impacto fue inmediato, con seis goles en la liga en su primera temporada. Rooney es inglés, pero podría haber elegido la selección irlandesa, de donde provienen sus antepasados. Por ello, el equipo nacional lo hizo debutar pronto, primero en un amistoso contra Australia y luego en un duelo de clasificación para la Eurocopa de 2004 en Liechtenstein. Rooney formó con Michael Owen en la delantera de aquel torneo, que le llegaba con dieciocho años, y marcó cuatro goles, dos contra Suiza, que lo convirtieron de manera efímera en el anotador más joven de las Eurocopas, y dos contra Croacia. Pocos días después de su primer gol, le superaría en precocidad el helvético Vonlanthen.

Ese mismo verano lo fichó el Manchester United, club en el que jugaría las doce temporadas posteriores y con el que lo ganaría todo. Rápidamente fue importante para Alex Ferguson, que le hacía espacio donde fuera ni que luchara por la titularidad con hombres como Van Nistelrooy o Cristiano Ronaldo. En Old Trafford tiene el récord de ser el máximo goleador de la historia del club, con 253 goles. Aparte, ganó cinco ligas, una Copa, tres Copas de la Liga, cuatro Supercopas, una Europa League, un mundial de clubes y, sobre todo, la Liga de Campeones de 2008. También perdió dos finales de la máxima competición.

A nivel de selecciones, estuvo presente en el mundial de 2006 en Inglaterra, donde el equipo quedó eliminado por Portugal, y también al de Sudáfrica de 2010, con una derrota por 4-1 contra Alemania en octavos marcada por un gol fantasma no concedido a Lampard. En medio, algunos problemas con el alcohol y aventuras extramatrimoniales que han continuado después. Las dificultades para cuidar el peso han sido importantes en algún momento de su carrera, así como una obsesión por los implantes capilares debido a su incipiente alopecia.

En 2012, con 26 años, Rooney afrontaba su segunda Eurocopa, en Polonia y Ucrania, después de no haber estado presente en la de cuatro años antes porque Inglaterra no se había clasificado. El equipo de Roy Hodgson no contó con él en los dos primeros partidos, ya que le habían sancionado por una tarjeta roja en el último encuentro de la fase de clasificación, en Montenegro. Inglaterra había empatado el primero contra Francia y había vencido Suecia por 2-3 en el segundo. El tercero era contra Ucrania, en Donetsk.

El gol

Y hacía falta al menos un empate para no sufrir por la clasificación. Los locales no pusieron las cosas fáciles y hubo polémica. Antes, sin embargo, Rooney se dejaría notar con uno de los goles más fáciles de su carrera en el que demostró su oportunismo.



Fue tras un córner, cuando el balón volvió a Steven Gerrard, que lo había lanzado primero, en la banda derecha. El alma del Liverpool mandó un centro muy cerrado. La defensa ucraniana estuvo muy desafortunada, entre dos jugadores que no tocaron el balón y el portero, Pyatov, que lo dejó pasar por debajo de la mano. En el segundo palo, Rooney, solo, simplemente lo tuvo que empujar con la cabeza al fondo de la portería, la misma dónde ya no se encontraba la calvicie de unas temporadas antes gracias a los implantes.

Ucrania estuvo a punto de empatar un cuarto de hora después, pero ni el colegiado, el húngaro Viktor Kassei, ni su ayudante, Gabor Erös, vieron que la pelota impulsada por Devic era salvada por Terry cuando ya había superado la línea. Inglaterra accedió a cuartos como primera de grupo y se cruzó con Italia. El partido terminó sin goles y se llegó a una tanda de penaltis en la que Rooney anotó el suyo, pero en el que su equipo perdió. Era la sexta vez que los penaltis dejaban a los ingleses fuera de un gran torneo.

Rooney aguantaría cinco años en un United ya decadente, al que Ferguson dejó en 2013, periodo durante el que participó en la Eurocopa de 2016, donde anotó un gol en unos octavos de final de infausto recuerdo en Francia por la eliminación contra Islandia. Al año siguiente volvería a casa, al Everton. Jugó allí dos temporadas, en las que reencontró la libertad táctica, y con 32 años emprendió una aventura en Estados Unidos, donde jugó dos años en el DC United. Rooney volvió a Inglaterra el año pasado, a las filas del Derby County, de Championship. Antes, en 2018 había disputado su último partido con la selección, precisamente contra los Estados Unidos. Superó a Bobby Charlton como máximo goleador con el equipo nacional, con 53 goles. Hace diecisiete años que debutó en la Premier pero aún no ha cumplido 35. Media vida justa siendo famoso y dejando huella.

dimecres, 25 de novembre del 2020

Croacia, 2- Francia, 2 (Euro 2004-Primera fase)

199. David Trézéguet (2-2)

Hay jugadores que aparecen varias veces en esta lista ya que han marcado más de un gol digno de ser destacado. En algunos casos han sido anotaciones muy trascendentes para la resolución del torneo y saldrán en un lugar preponderante, en la recta final de este proyecto. El problema es explicar su trayectoria si el mejor gol ya había llegado cuando anotó otro como el que contamos hoy. Entonces, hay que mencionar el primero de paso pero no entrar en profundidad en él a la hora de recordar la carrera del delantero franco-argentino David Trézéguet.



Porque Trézéguet es uno de los tres únicos jugadores de la historia, junto con Panenka y Bierhoff, que completó una acción definitiva para el campeonato. Esto significa que después de su anotación en la Eurocopa del 2000, ya no pasó nada más, ni pudo haber capacidad de reacción por parte del otro equipo, en ese caso Italia. Fue un gol de oro en la final, como consiguió el alemán en 1996. El checo, por su parte, transformó el último penalti de 1976. Pero no fue el único tanto que Trézéguet consiguió en una Eurocopa, anotó dos más, uno de ellos, cuatro años después.

Trézéguet era un rematador, un goleador nato no exento de técnica, pero que tenía el área pequeña como hábitat vital. Hijo de un futbolista argentino, Jorge Trézéguet, nació en Rouen, en Francia, porque su padre jugaba allí en ese momento. Después, la familia regresó a Argentina, donde se formó en el Platense hasta que a los 17 años lo fichó el Mónaco, aprovechando su doble nacionalidad. De hecho, pudo jugar con cualquiera de las dos potentes selecciones, pero eligió la francesa tres años después de volver. En Mónaco había formado un gran tándem con Thierry Henry y ambos fueron seleccionados para el mundial sub-20 de Malasia, en el que quedaron eliminados en cuartos de final pero en el que Trézéguet había anotado cinco goles.

Al año siguiente había mundial absoluto en Francia y ambos amigos entraron en la lista de Aimé Jacquet. Con 20 años, Trézéguet anotó un gol, contra Arabia Saudita, pero se marchó con la espina de no actuar en la final, compensada por el hecho de haberse proclamado campeón. Desde entonces ya fue un fijo del equipo nacional. Con el Mónaco ganó dos ligas y había llegado a semifinales de la Champions de 1998 contra quien sería su nuevo equipo, la Juventus.

Los italianos lo ficharon en 2000, uno de los años más importantes de su vida, ya que ganó la Eurocopa con Francia con su gol de oro en la prórroga. Vivió diez años en Turín, siendo jugador de la Vecchia Signora, con la que ganó dos ligas y a la que permaneció fiel en el descenso de 2006 para volverla a la élite. Mientras tanto, se consolidaba como uno de los cañoneros europeos más regulares y lo normal es que pasara de los 20 goles por temporada. Era rápido, se desmarcaba bien y su físico, 1,86 metros de altura, lo ayudaba en el juego aéreo. Además, su formación en Argentina lo convertía en un incordio para las defensas.

Con la selección actuó en el calamitoso mundial de 2002, en la que Francia, vigente campeona, fue eliminada en la primera fase. Dos años después, con 26 años y en el mejor momento de su vida, era el delantero de referencia para la Eurocopa de 2004 en Portugal.

El gol

Debutó actuando los noventa minutos en la victoria agónica contra Inglaterra por 2-1 en Lisboa. El segundo partido era contra Croacia en Leiria y se complicó mucho, ya que aunque los franceses se adelantaron con un gol a medias entre Silvestre y el defensa Tudor, los goles de Rapaic y de Prso dieron la vuelta al resultado. Once minutos más tarde, Trézéguet demostró la pillería aprendida durante sus años de infancia y de juventud en Argentina.


Porque fue lo suficientemente listo como para adivinar un mal pase atrás nuevamente de Tudor, que en aquel momento era compañero suyo de equipo en la Juventus, hacia el portero Butina. Este llegó forzado por la presión del delantero, pero se adelantó y rechazó. En ese momento, sin embargo, Trézéguet levantó el brazo izquierdo y el balón le rebotó en él. Las evidentes manos no fueron indicadas por el árbitro danés Kim Milton Nielsen, un habitual de las polémicas en aquella época, y Francia empató el partido. El resultado le serviría, al final, para ser primera de grupo y evitar a Portugal en los cuartos de final.

Los franceses derrotaron a Suiza en el tercer partido, pero fueron sorprendentemente vencidos por Grecia en la primera eliminatoria directa. Trézéguet también jugó el mundial de Alemania de 2006 y allí vivió la cara contraria de la Eurocopa del 2000. Marginado por el técnico, el inefable Raymond Domenech, sólo actuó en un partido contra Togo, en el descuento de otro contra Corea del Sur, de la primera fase, y entró en la segunda parte de la prórroga de la final. El destino que le había convertido en héroe en Rotterdam seis años antes le guardaba la cruz de la moneda, ya que su error en la tanda de penaltis, al enviar el balón al larguero, dio el mundial a Italia, precisamente el mismo rival de entonces. Sólo jugaría cinco partidos más con el equipo francés y no entraría la lista para la Eurocopa 2008.

A nivel de clubes, Trézéguet sorprendió cuando, después de diez años en la Juventus, fichó por el Hércules, equipo que acababa de subir de Segunda División en España. Sus doce goles no evitaron el descenso de los alicantinos. Era el momento de volver a Argentina y, como había sucedido con la Juventus, lo hizo para emprender un rescate. River Plate había bajado a Primera B de manera traumática y a él, con 35 años, no le importó arremangarse para ayudar a devolver a los millonarios a la máxima división. Jugó dos torneos más con ellos y, luego, dos con Newell 's Old Boys antes de retirarse con una exótica aventura de nueve partidos en el Pune City indio. El guerrero goleador ya podía descansar.

dimarts, 24 de novembre del 2020

Francia, 1- Inglaterra, 1 (Euro 2012-Primera fase)

200. Samir Nasri (1-1)

La historia del fútbol está llena de balas perdidas, jugadores a los que se otorgó el don de jugar maravillosamente pero que se han empeñado en no explotar al máximo sus condiciones. Mentalidades infantiles y poco maduras que los han hecho aparecer más en los medios por polémicas y escándalos que por sus logros deportivos, que podían haber sido muchos y muy grandes. Un caso paradigmático de este tipo de jugador es el francés Samir Nasri.


Nasri creció en una familia de origen argelino establecida en Marsella, una ciudad que curte a cualquiera. Sus padres ya eran nacidos en Francia, país al que se habían trasladado sus abuelos, y Nasri comenzó pronto a jugar a fútbol en diversos clubes de base hasta que deslumbró a todos en un torneo contra equipos del Milan y la Juventus y lo reclutó la academia del Olympique de Marsella. Su juego era de talento, de calle, de intuición y de mucha vista. Entusiasmaba a todos con su calidad y a los diecisiete años debutó con el primer equipo del conjunto marsellés, el mismo año en que quedó campeón europeo de la categoría con la selección francesa.

En la tercera temporada de estar en el equipo debutó con la selección absoluta, a la que ayudó a clasificarse para la Eurocopa de 2008. El torneo no fue muy positivo para los galos, él debutó a los 21 años en una gran cita, pero en el partido decisivo contra Italia, fue víctima del histrionismo del seleccionador, Raymond Domenech. La había hecho entrar en el campo a los diez minutos, por lesión de Ribéry, y lo sustituyó a los 26, enojado por su defensa en la acción del gol de penalti de Pirlo. Pese a este primer choque con un seleccionador, fue un gran año, ya que lo fichó el Arsenal por 16 millones de euros.

Seguramente fue en el club donde rindió mejor durante tres temporadas, con diez goles en la liga en la última, la 2010-11, aunque la vida de los futbolistas en Inglaterra, con mucho glamour y también alcohol, le empezó a seducir. Además, no fue al mundial de 2010 después de que, en un ambiente de plena guerra civil en la selección, algunos veteranos como William Gallas acusaran a los jóvenes de ser demasiado desvergonzados. Francia fracasó en Sudáfrica y se acabó la era Domenech

En 2011 lo fichó el Manchester City, club en el que dio otro salto de calidad en un conjunto de Roberto Mancini que ganó la liga de la primavera siguiente de manera agónica con dos goles de Agüero contra el Queen 's Park Rangers. En plena euforia, el nuevo seleccionador, el siempre diplomático Laurent Blanc, lo convocó para la Eurocopa de Polonia y Ucrania.

El gol

Francia quedó encuadrada en un grupo en el que parecía que su máximo rival era Inglaterra, aunque también debía jugar contra uno de los anfitriones, Ucrania. Nasri había sido importante en una clasificación complicada, en la que se superó a Bosnia-Herzegovina por un solo punto. Sólo el campeón de grupo entraba en el torneo. Los franceses debutaron en la fase final contra los ingleses, con muchos conocidos de la Premier para Nasri, en Donetsk. Y el marsellés tuvo un papel importante.


Inglaterra se adelantó con un gol del central Lescott a la media hora de juego. Nueve después, llegó el empate de Nasri, Fue en una acción por la izquierda entre Evra y Malouda. Este quiso tirar una pared con Ribéry, pero no le devolvió la pelota, sino que la cedió atrás, hacia Nasri. El jugador del City no se lo pensó y soltó un fuerte disparo que superó a Joe Hart. El partido acabaría en empate.

Nasri disputó los noventa minutos en la victoria contra Ucrania, pero fue sustituido en la derrota contra Suecia, que no hizo peligrar la clasificación para los cuartos de final, pero sí supuso que pagara los platos rotos para el partido contra España . Fue suplente y, aunque Blanc le hizo entrar perdiendo por 1-0 faltando 25 minutos, no pudo contribuir a empatar y el equipo recibió otro gol y tuvo que volver a casa.

En el City, Nasri todavía ganó una Copa de la Liga, una Supercopa y otra liga, dos años más tarde, esta con Manuel Pellegrini en el banquillo, pero ya había tenido problemas de lesiones derivados de sus dificultades para mantenerse en forma y el peso a raya. Con la selección, además, tenía problemas. Didier Deschamps, el nuevo seleccionador, no suele tener mucho aprecio por los jugadores poco sacrificados como Nasri. Le utilitzó poco en el camino hacia el mundial de Brasil y, al final, le dejó fuera de la lista. El técnico fue increpado por la pareja de Nasri, Anara Atanes, a través de Twitter y allí se acabó la carrera internacional del jugador. Pero no finalizaron el intercambio de recados entre ambos. En 2016, cuando Nasri dijo que no quería ir a la selección porque había mal ambiente, Deschamps le sugirió que probara suerte en la formación femenina. Años después, el jugador le censuró por apartar a Benzema del equipo y dijo que cualquier técnico habría quedado campeón del mundo, en 2018, con una plantilla como la que había.

Nasri aguantó en el City hasta 2016, momento en que fue fichado por el Sevilla. Según reconoció él tiempo después, el técnico del equipo, Jorge Sampaoli, le dijo al llegar que no era necesario que se cuidara mucho fuera del campo si dentro decidía. Y Nasri le hizo caso, sobre todo en la primera parte de la ecuación. Durante el año, protagonizó otro escándalo. En Navidad viajó a Estados Unidos, según él para someterse a una terapia física que más tarde resultó ser más bien sexual, a juzgar por el aspecto de las enfermeras del centro que hizo aparecer en las redes sociales. Y todo, habiendo viajado con su pareja, de quien se separó y volvió a juntar varias veces. Parece que ahora no van juntos, pero quién sabe. Nasri fue sancionado con medio año sin jugar.

Deportivamente, Nasri impulsó al Sevilla a quedar eliminado de la Champions al dejarse expulsar en una eliminatoria contra el Leicester. Como mínimo, contribuyó a la clasificación del equipo para la previa de la siguiente edición de la máxima competición. Su aventura en el club andaluz duró un solo año y luego jugó ocho partidos en el Antalyaspor, seis con el West Ham United, con un rendimiento ya bastante inferior al de su anterior etapa en la Premier, y el año pasado llegó al Anderlecht. En el club belga, después de haber actuado durante ocho ratos, le perdieron el contacto durante el tiempo de confinamiento y ya no volvió. A los 33 años, ha declarado que se siente satisfecho porque "quería vivir la vida, y lo he hecho". Pero es una pena que un talento futbolístico como el suyo haya dejado mucho por mostrar a causa de su carácter.


dilluns, 23 de novembre del 2020

Dinamarca, 1- Portugal, 1 (Euro 96-Primera fase)

201. Ricardo Sá Pinto (1-1)

El fuerte temperamento, si se controla bien, es una buena cualidad de los futbolistas. "Mejor pasarse que quedarse corto", dicen muchas veces los entrenadores, que prefieren elementos que asuman responsabilidades demostrando que están implicados en el proyecto que otros que pasen de todo. Pero el temperamento descontrolado, como en todo, hace mucho daño. Y uno de los futbolistas de las últimas décadas que ha sufrido más consecuencias negativas derivadas de un mal carácter ha sido el delantero portugués Ricardo Sá Pinto.



Aunque es una de las leyendas de las últimas décadas del Sporting de Portugal, equipo con sede en Lisboa, Sá Pinto nació en Oporto y se formó en los Dragoes hasta los 15 años, en 1987, justamente el año en que la formación absoluta ganaba la primera Copa de Europa. Pero fue descartado y tuvo que ir al Salgueiros, un club de la misma ciudad con el que debutó como profesional. Su trayectoria en categorías inferiores era muy buena. En 1994, con una formación en la que también jugaban muchos de los compañeros con los que compartió convocatoria en la Eurocopa de dos años más tarde, fue subcampeón europeo sub-21. En aquel equipo estaban Figo, Rui Costa o Joao Pinto, pero cayeron en la final contra Italia en la prórroga.

Sá Pinto abandonó entonces Oporto y fue contratado por el Sporting, que se convertiría en el equipo de su vida. Con los leones ganó una Copa en su primera temporada y se estrenó con la selección absoluta que consiguió clasificarse para el campeonato europeo de Inglaterra. Sá Pinto no era un delantero centro nato sino una especie de media punta con mucha llegada al área y también con mucho carácter. De hecho, en los cuatro primeros partidos con Portugal vio cuatro tarjetas amarillas. En 1986, con 23 años, el seleccionador António Oliveira le convocó para la Eurocopa.

El gol

El debut fue en Sheffield contra Dinamarca y Portugal alineó a todos sus jóvenes para acompañar a Rui Costa, el cerebro del equipo, en fase ofensiva. El duelo no comenzó nada bien ya que Brian Laudrup adelantó a Dinamarca en el minuto 22 de partido. Antes del descanso, Oliveira introdujo en el campo al delantero Folha por el centrocampista Océano. El ataque luso en la reanudación fue total y a los ocho minutos llegó el empate.



Fue en una gran acción de Figo por la banda izquierda. Recogió el balón y sacó un gran centro con su pierna menos hábil superando la oposición del lateral Helveg. El vuelo del esférico superó la posición del central Högh, por el otro lado el lateral Risager no cerró bien y Sá Pinto se coló entre todos para rematar con la cabeza, después de un bote y medio en plancha, y superar a Schmeichel. Portugal siguió atacando, pero se encontró al portero danés muy inspirado y tuvo suerte de no recibir otro gol de Brian Laudrup.

Aquel fue el único partido entero que jugó Sá Pinto en el torneo, ya que en los tres restantes, con dos victorias (Turquía y Croacia) y la derrota en cuartos contra la República Checa fue relevado, en los dos últimos en el descanso. Era el eslabón más débil de la delantera cuando había que cambiar algo.

El año siguiente siguió en el Sporting, pero en marzo de 1997 vivió un episodio que le cambió su carrera. Fue cuando agredió al nuevo seleccionador, Artur Jorge, por no haberlo convocado para un partido de la fase de clasificación para el mundial de Francia. Le dio dos puñetazos y también golpeó a su ayudante, el exgoleador del Benfica Rui Aguas. Fue apartado de la selección, del equipo y el Sporting decidió que lo tenía que traspasar, porque además recibió un castigo federativo. Lo hizo a la Real Sociedad.

Jugó dos temporadas en Anoeta, con mucha participación y seis goles en más de sesenta partidos en un equipo que deambulava por media clasificación, sin objetivos en cuanto a títulos. Al final de la segunda temporada, ya redimido de sus males y sin Jorge en la selección, ahora con Humberto Coelho, volvió a un gran campeonato, la Eurocopa de 2000. Pero ya no era trascendental. Actuó en dos partidos de suplente y en uno de titular, en la victoria contra Alemania de final de la primera fase que sirvió para dar descanso a los mejores hombres del equipo. En las semifinales, contra Francia, se quedó en el banquillo. Sólo jugaría cuatro partidos más con la absoluta, con un gol contra Estonia en la clasificación para el mundial del 2002, en el que ya no participaría.

2000 fue el año en que pensó que había que volver a casa. El Sporting recibió al hijo pródigo y en la segunda temporada ganó, por fin, la liga. Jugó allí seis temporadas, en las que estuvo a punto de ganar una Copa de la UEFA, con derrota en su propio estadio ante el CSKA de Moscú, en 2005. Con 32 años fue titular en aquella final y relevado en el minuto 72 cuando ya se perdía por 1-2. Pero no terminó la carrera en casa, sino que lo hizo en Bélgica, con un último año en el que ayudó al Standard de Lieja a ser tercero en la liga.

Sá Pinto se pasó entonces al otro lado, al de las direcciones deportivas y banquillos, a ser uno de esos con los que se había discutido e incluso llegado a las manos. Y no abandonó su temperamento. Lo demostró en 2010 cuando, siendo responsable de los despachos del Sporting, que lo había acogido por tercera vez, se las tuvo tiesas con el delantero Liedson los vestuarios, también a puñetazos. Sá Pinto había criticado la actuación del portero Rui Patrício en un partido de Copa contra el Mafra y el atacante salió en defensa de su compañero. El dirigente fue fulminantemente despedido.

Pero esta relación de amor-odio entre los lisboetas y el ex jugador siguió en 2012, cuando fue contratado para ser entrenador de los juveniles y, posteriormente, del primer equipo. Había iniciado su trayectoria como técnico en el Uniao Leiria. Sá Pinto sólo duró ocho meses en el banquillo blanquiverde e inició una trayectoria nómada en Serbia, Grecia, Portugal mismo (en el Belenenses), Arabia Saudí, Bélgica (de nuevo en el Standard), Polonia y de nuevo en su país. El Braga confió en él, pero lo despidió el año pasado cinco meses después de haberlo fichado. Y es que aquel jovencito temperamental con sus entrenadores debe haber descubierto, con los años, que el trabajo de estos no es tan fácil como creía.

diumenge, 22 de novembre del 2020

Turquía, 0- Croacia, 1 (Euro 2016-Primera fase)

202. Luka Modric (0-1)

Hace sólo tres días esta lista daba un repaso a la primera parte de la trayectoria de un futbolista aún en activo, de uno de los mejores centrocampistas europeos de la década, que estrenó su cuenta en los grandes campeonatos en la Eurocopa del 2008. Ocho años después de aquella anotación, lograría otra de mejor factura, de repercusiones similares, para ganar un partido inaugural del campeonato, y ambos, curiosamente, marcadors en domingo. Entre un logro y el otro, una gran carrera que aún mejoró en los años posteriores. Son los mejores momentos de Luka Modric.


Después de la Eurocopa de 2008, con 22 años, media Europa deseaba a Modric, pero este terminó aceptando la oferta del Tottenham para participar en una liga en gran expansión como la Premier. Había quien pensaba que su físico era demasiado débil para resistir el rigor de una competición tan dura, pero los hizo callar a todos. Sólo tuvo problemas físicos en su segunda campaña, una fractura de peroné que le hizo estar dos meses sin jugar, pero fue un prodigio de regularidad en una formación, la de Harry Redknapp, con la que sólo le faltó ganar títulos . En 2012, para conseguirlos, decidió aceptar la oferta del Real Madrid, que lo fichó por 40 millones de euros.

Aquel verano había vuelto a jugar una Eurocopa, la de Polonia y Ucrania, en la que Croacia quedó fuera de competición en la primera fase, cuando había quedado encuadrada en el mismo grupo que España. Con algunos de esos jugadores rivales coincidió después. En el Madrid le costó un poco entrar, ya que su lugar lo ocupaba Özil, pero su progresión vivió un antes y un después de Old Trafford. Un gol suyo desde fuera del área, y un recital de juego, propiciaron la remontada y la victoria por 1-2. El Madrid no ganaría nada importante ese año, pero él se consolidó en una titularidad que ya no dejó.

Modric, que había convencido a Mourinho antes de ser destituido, hizo lo mismo con los siguientes técnicos que ocuparon el banquillo blanco. En 2014 fue campeón de Europa con Ancelotti y debutó en un mundial, con eliminación en la primera fase a Brasil. En 2015, las cosas no fueron tan bien, pero en 2016 volvió a ver cómo el equipo conquistaba la Liga de Campeones, esta vez en Milán y con Zinedine Zidane al mando, contra el Atlético de Madrid. Además, Francia acogía la tercera Eurocopa en que actuaría.


El gol

Croacia, nuevamente en el grupo de España, debutaba contra Turquía en el Parque de los Príncipes. Y como ocurrió ante Austria ocho años antes, también el primer domingo del torneo, un gol suyo decidió, aunque esta vez no fue de penalti.



Fue en una segunda acción tras un córner que Rakitic colgó al área. Mandzukic intentó rematar, pero los otomanos rechazaron, particularmente Selçuk Inan con un voleón altísimo. Modric, situado en la frontal del área, la vio bajar y empaló un disparo con la pierna derecha que botó delante del portero Volkan Babacan y entró en la portería. Ya no habría más anotaciones.

Croacia fue primera de grupo desrprés de empatar con la República Checa y de remontar contra España para vencer 1-2. Modric no jugó ante los españoles por una distensión en un abductor que se había causado ante los checos, pero estuvo a punto para los octavos de final. Aquella fue una gran decepción, ya que Croacia dominó a Portugal pero fue eliminada por un gol de Quaresma en la prórroga.

Sin embargo, la carrera de Modric aun tenía que vivir los mejores momentos. Aparte de Supercopas y mundiales de clubes, ganó la liga el año siguiente con el Madrid y lo remató con su tercera Champions, esta vez contra la Juventus. Pero nada comparado con 2018. Volvió a ser campeón de Europa vestido de blanco, contra el Liverpool, y afrontaba un mundial al que Croacia llegaba en plena madurez.

El equipo balcánico combinó tramos de partido maravillosos, como la victoria contra Argentina, con la agonía de superar dos eliminatorias por penales y las semifinales en la prórroga. Modric comandó el equipo, pero no pudo hacer nada para evitar perder la final contra Francia. Sin embargo, fue elegido el mejor jugador del mundial.

Después de un 2019 de bajón claro de rendimiento, y de un 2020 marcado por la pandemia, en el que ha vuelto a ganar la liga, Modric puede llegar en condiciones a la Eurocopa del 2021 y, a pesar de que hay que tener en cuenta que ya lo hará con 35 años, no se puede menospreciar nunca su juego y su calidad, forjada en medio de una guerra en un aparcamiento de un hotel de Zadar.

dissabte, 21 de novembre del 2020

Portugal, 1- Turquía, 0 (Euro 96-Primera fase)

203. Fernando Couto (1-0)

Las selecciones portuguesas de las últimas décadas han destacado por disponer de un gran talento en zonas ofensivas, jugadores que incluso han conseguido Balones de Oro y han sido referencias en toda Europa. Pero el país también ha dado grandes defensas. Los últimos, cronológicamente, seguramente son más sofisticados y tienen más capacidad de sacar el balón jugado, pero también han existido los contundentes. Uno de los más icónicos fue el central Fernando Couto.


Su aspecto era intimidatorio, alto, fuerte y con una larguísima melena, provocaba que los atacantes se lo pensaran dos veces a la hora de hacerle frente. Formó durante bastante tiempo una buena pareja de centrales en la selección con otro defensa cortado por un patrón similar como Jorge Costa, ambos provenientes de la cantera del Oporto, aunque coincidieron poco tiempo porque Couto, dos años mayor, salió antes del país.

Fue campeón del mundo sub-20 con Portugal en Arabia Saudí, en 1989, después de jugar una gran semifinal contra Brasil, aunque no estuvo presente en la final contra Nigeria. Había debutado un año antes, con dieciocho, con el primer equipo del Oporto, al que volvió después de dos cesiones a categorías menores, al Famalicao y al Académica Coimbra. En 1990 se estableció en el centro de la defensa de los Dragoes, con los que ganó dos ligas y dos Copas. Adquirió experiencia en la nueva Liga de Campeones y en 1994 fue eliminado por el Barça en el partido único de semifinales, la vez que estuvo más cerca de la final.

Ese año salió en dirección al faraónico proyecto del Parma de principios de los noventa. El fútbol italiano aún cortaba el bacalao en Europa y jugó allí dos temporadas. La primera fue muy buena, con cuatro goles marcados y un título de Copa de la UEFA con él de titular en una final a doble partido contra la Juventus. En el segundo ya no fue tan protagonista y disputó muchos menos partidos. Pero sí fue importante en la clasificación del país para la Eurocopa del 1996, la primera en doce años para el torneo y en diez para un gran campeonato. Con 26, le llegaba en el mejor momento.

El gol

Couto era titular indiscutible en la selección entrenada por António Oliveira. No compartía el centro de la defensa con Jorge Costa, sino con Hélder Cristovao, que aquel verano ficharía por el Deportivo de la Coruña. En el debut, empate a un gol contra Dinamarca. El segundo partido era contra Turquía en Nottingham. Una victoria aclaraba mucho el acceso a los cuartos de final. Y Couto fue decisivo.


Como en todas las acciones a balón parado, se incorporó a rematar un córner. Este se lanzó en corto. Rui Costa pasó a Paulo Sousa, campeón de Europa pocas semanas antes con la Juventus, quien colgó el esférico al área, Este fue rechazado por un defensor turco hacia el centro y Fernando Couto estuvo muy rápido al rematar de volea con la pierna izquierda, con la que no era tan hábil. Quizá por ello el disparo no salió recto, sino que se fue abriendo e hizo inútil la estirada de Rüstü. El gol fue el único del partido y lo celebró con una voltereta sin manos que ya hacía tiempo era habitual en los festejos de sus pocas anotaciones.

Couto fue indiscutible en los otros dos partidos, una clara victoria contra Croacia por 3-0 que otorgaba el primer puesto del grupo y la decepción de la derrota contra la República Checa en cuartos de final por culpa de un gol de Poborský. Pero el verano no se acababa para el portugués, ya que semanas después del torneo recibió la noticia de que lo había fichado el FC Barcelona.

En el Camp Nou jugó un primer año bastante correcto a las órdenes de un entrenador que confió en él como Bobby Robson. En el equipo liderado por Ronaldo ganó la Supercopa de España, la Recopa y la Copa del Rey. En el segundo año, con Louis van Gaal en el banquillo, las cosas ya no fueron tan bien y tuvo que dejar el club para fichar por la Lazio.

Y en Roma vivió un largo trayecto de seis años en los que no fue siempre titular, pero sí muy importante en la época más exitosa del club, con el que ganó una liga, una Copa, una Recopa, una Supercopa italiana y una europea. Su juego se adaptaba a las características de un fútbol defensivo de la época, como el transalpino, y se encontró como pez en el agua hasta los 36 años. Durante estas temporadas, además, acumuló dos participaciones más en Eurocopas, la de 2000, en que fue muy protagonista pero en la que quedó fuera de la final por un gol de oro de Zidane en la prórroga, y en la de casa, la de 2004, en la que se despidió del equipo nacional con 35 años. Jugó tres ratos y sólo la sorpresa griega le privó de un título. También estuvo presente en el mundial de 2002, un fracaso en Japón y Corea.

En 2005 aún tuvo fuerza para volver al Parma y jugar tres temporadas. Había perdido rapidez, pero no colocación ni capacidad para desplazar el balón en largo, una virtud que quizás se le valoró poco. Couto se retiró del fútbol a punto de cumplir 39 años e inició una etapa de director deportivo del Braga, en el que también fue técnico asistente. Una larga y provechosa carrera para un defensa de los de antes, con una imagen propia que quedó para siempre en la retina de los aficionados.

divendres, 20 de novembre del 2020

Turquía, 0- Croacia, 1 (Euro 96-Primera fase)

204. Goran Vlaović (0-1)

Ser el primero de tu país que ha conseguido un hito importante te hace pasar a la historia. Ni que entonces ya no hagas nada más, tu nombre ya entra en los libros de personalidades importantes. Esto no ocurrió con el protagonista de esta acción, que completó una carrera decente en el fútbol continental, aunque seguramente podría haber sido mejor, pero fue una acción puntual, una anotación de crack, la que le hará ser recordado. Fue el delantero croata Goran Vlaovic.


Vlaovic nació muy cerca de la frontera actual entre Croacia y Bosnia-Herzegovina, en el interior de su país. La proximidad con Osijek, fronteriza con Serbia, provocó que empezara a jugar a fútbol en este equipo y en 1991, cuando estaba a punto de comenzar el conflicto bélico en los Balcanes, fichó por el Dinamo de Zagreb, que entonces se llamaba Croatia . Antes, en categorías de base, no había actuado con ninguna selección yugoslava, con lo que la primera camiseta nacional que se puso fue la del tablero de ajedrez en tres amistosos contra Australia en las antípodas. Era 1992 y ya entró en la historia para actuar en estos primeros enfrentamientos de una nueva era.

El delantero decidió entonces dar un salto a la liga italiana. Le contrató un conjunto modesto, el Padova, con el que consiguió la permanencia en el primer año y bajó en el segundo, a pesar de que él anotó trece goles. En la fase de clasificación para la primera Eurocopa de la historia del país, la de 1996, Croacia quedó primera de grupo, empatada con Italia, y logró el billete con facilidad. Vlaovic sólo jugó un partido, pero su buen final de temporada y, sobre todo, la intervención en dos amistosos en los que marcó tres goles contra Corea del Sur y uno frente a Israel provocaron que el técnico, Miroslav Blazevic, lo incluyera en la lista para el torneo.

El gol

Con un equipo que poseía una delantera formada por Bokšić y Suker, era complicado entrar. Vlaovic esperó su turno en el banquillo en el primer partido de Croacia en un gran campeonato, ante Turquía en Nottingham. El duelo fue muy cerrado e igualado e incluso parecía que se decantaba del lado otomano. El todavía jugador del Padova entró en el minuto 73 y trece después entró en la historia.


Y lo hizo con un golazo a alcance de muy pocos. En un córner favorable a Turquía, cuatro minutos antes del final del partido, Asanovic recogió un rebote en la frontal de su propia área, salió hacia un lado presionado por rivales y soltó un gran pase hacia Vlaovic, que arrancó al contragolpe desde su campo. Se adelantó a la acción enloquecida del defensa Rahim Zafer y, en una acción llena de potencia, en un terreno de juego pesado por la lluvia, superó en la carrera a Alpay Özalan, dribló al portero Rüstü, y aún tuvo fuerza para alojar el balón al fondo de la portería. El primer gol de la historia de Croacia en un torneo oficial servía para dar tres puntos.

Ya nadie quitó la titularidad a Vlaovic en todo el torneo, aunque ya no volvió a marcar ni en el triunfo ante Dinamarca por 3-0, ni en las derrotas contra Portugal, 0-3, ni en los cuartos de final contra Alemania, 2-1. Su buena Eurocopa, sin embargo, no pasó desapercibida y lo contrató el Valencia. Su trayectoria en la capital del Turia tuvo dos partes, después de un inicio esperanzador, su presencia en el equipo de Claudio Ranieri fue constante durante las tres primeras temporadas que se coronaron con la Copa del Rey de 1999, con él de titular. Sin embargo, nunca superó los diez goles por ejercicio y con la llegada de Héctor Cúper al banquillo, la temporada 1999-2000, sus apariciones, con cuatro partidos en todo el año, fueron residuales.

Por eso tuvo que cambiar de aires y encontró una nueva casa en Atenas. En el Panathinaikos estuvo cuatro temporadas que también fueron de más a menos, aunque se proclamó campeón de liga y de Copa el último año, en 2004. Su mejor temporada en Grecia había sido la 2001 -02, en la que ayudó al equipo a llegar a cuartos de final de una Champions que entonces tenía dos fases de grupos.

Con la selección vivió su mejor momento cuando estaba disfrutando de más minutos en Valencia en otro hito importante para el país, el tercer puesto en el mundial de Francia, en 1998. Actuó en los siete partidos con mención especial para el duelo de cuartos de final, la revancha de la Eurocopa de 1996, contra Alemania. Croacia ganó esta vez por 0-3 y él consiguió su único gol en una Copa del Mundo, el segundo del partido. Una de sus decepciones fue no tener ningún minuto en el mundial de 2002, el de Corea y Japón, a pesar de haber entrado en la lista del técnico Mirko Jozic. Sólo jugaría un partido internacional más, un amistoso, aquel agosto, contra Gales.

Vlaovic se retiró joven, a los 32 años, e inició una carrera de comentarista, sobre todo en los partidos de la selección, en la televisión pública de su país. Es un habitual de los medios porque él y su esposa, la ex cantante y escritora Milana Kovacek, forman una de las parejas más conocidas de Croacia.

dijous, 19 de novembre del 2020

Austria, 0- Croacia, 1 (Euro 2008-Primera fase)

205. Luka Modric (0-1)

Entre hoy y el domingo disfrutaremos en esta lista de dos goles de uno de los centrocampistas más completos del fútbol europeo de la última década. Hasta su primera Eurocopa, era un casi total desconocido en el continente, miembro de una selección que entraba y salía de los grandes campeonatos, aunque ya se hablaba de él como una posible futura figura y líder de su equipo nacional. Entre este gol y el próximo, se convirtió en una estrella, ganó tres Ligas de Campeones, a las que luego añadiría otra, y en 2018 incluso fue Balón de Oro. Es el croata Luka Modric.


Toca, por tanto, hablar de la primera parte de esta historia. Lo primero que sorprendía al ver imágenes de Luka Modric estaba en su parecido físico con Johan Cruyff, más de cara que de cuerpo. Modric, más bajo que el genial neerlandés, no es un futbolista tan ofensivo, de tantos cambios de ritmo en los últimos metros, ni de tanta llegada al área, pero también es un elemento diferencial. Destaca por su técnica, el control del espacio y el tiempo, una importante capacidad de sacrificio cuando toca defender, una fantástica visión de juego y un demoledor disparo desde fuera del área.

Nacido en 1988, su familia fue una de las víctimas de la guerra de Croacia. Le pusieron Luka por su abuelo, al que había ayudado a cuidar cabras hasta los cinco años, y que fue ejecutado por las milicias serbias en el conflicto bélico. Su padre también tuvo que combatir y el pequeño Modric se vio obligado a vivir como refugiado en un hotel durante siete años. En aquel tiempo, el fútbol le servía para olvidar las bombas que caían a encima de la ciudad. Debían jugar en el aparcamiento del hotel y los padres de los niños que residían intentaban que todo lo que les rodeaba no afectara a los niños.

En medio de toda esta situación, y gracias a la ayuda de un tío, con sólo cuatro años fue inscrito en una academia de fútbol de Zadar. Él tenía a su compatriota Zvonimir Boban, entonces el Milán, como gran referente. Poco a poco fue creciendo, pero no suficiente para algunos técnicos del país, que también se iba pacificando muy lentamente. Fue descartado por el Hajduk Split, el equipo más grande de Dalmacia, por ser demasiado bajo y cuando tenía dieciséis años el jefe de la academia recomendó a sus padres que aceptara una oferta del Dinamo de Zagreb, con lo cual se tuvo que trasladar a la capital.

Modric fue cedido primero al Zrinjski Mostar, de la liga bosnia, y al Inter Zapresic croata, donde se curtió y endureció, antes de volver al primer equipo del Dinamo. En el equipo de la capital, casi único dominador en el país, consiguió tres ligas y su nombre comenzó a sonar. En 2006 fue especial. Debutó con la selección absoluta en un amistoso contra Argentina, ganado por 3-2, y fue a su primer mundial con dieciocho años. En el torneo alemán acumuló 28 minutos de experiencia contra Japón y Australia. Dos años después, con veinte años, ya era el líder del equipo, al que había conducido a la Eurocopa de Suiza y Austria dejando en la cuneta a Inglaterra. Equipos importantes de Europa ya se lo disputaban.

El gol

La Eurocopa, por tanto, sería un gran escaparate para ese talento y se empezaría a ver en el partido contra uno de los anfitriones, Austria, en el Estadio Ernst Happel de Viena. En sólo cuatro minutos, demostró su carácter.


Fue en una acción suya por la banda izquierda después de presionar y robar un balón al defensa Stranzl. Combinó con Ivica Olic y éste, cuando intentaba penetrar, fue obstaculizado por Aufhauser. En el equipo había jugadores veteranos como el propio Olic, Petric o los hermanos Kovac, pero Modric asumió la responsabilidad de ejecutar el lanzamiento y superó por el centro al portero Macho. Croacia acabaría ganando aquel partido con este solitario gol.

El centrocampista también jugó todo el encuentro contra Alemania, con victoria por 2-1 que aseguraba el pase a los cuartos de final. Descansó en el tercer enfrentamiento, en el que los suplentes derrotaron a Polonia y reapareció en los cuartos de final. Volvió a ser en Viena y parecía que los croatas estaban a punto de entrar en las semifinales con un gol en el tramo final de la prórroga de Klasnic, pero el empate de Semih Sentürk cuando nadie lo esperaba condujo a unos penaltis en que Modric ya no estuvo tan acertado como en el duelo del debut y envió fuera el primer penalti de su selección.


Tras él fallaron Rakitic y Petric y Croacia quedó fuera del torneo. Fue una lástima y una decepción, pero Modric ya no volvería al Dinamo. Aquel verano lo fichó el Tottenham, debutaría en la Premier League y empezaría su gran década.

dimecres, 18 de novembre del 2020

Albania, 0- Suiza, 1 (Euro 2016-Primera fase)

206. Fabian Schär (0-1)

Es complicado de entender que un partido entre dos selecciones de países separados por 1.200 kilómetros de distancia casi se pueda considerar un derby. En este caso, amistoso. Y más si se trata de dos países tan diferentes desde todos los puntos de vista como Albania y Suiza. Pero la gran cantidad de familias kosovares de origen albanés que se establecieron en el país helvético durante las guerras de los Balcanes provocan que el combinado centroeuropeo disponga de muchos descendientes de aquellos emigrantes. Así de especial fue el duelo que enfrentó a los dos países en 2016 en Lens y que decidió el gol de un defensa que no proviene de aquellos movimientos de población, el central Fabian Schär.



Fabian Lukas Schär es nacido en Wil, en la zona germanoparlante del país, cerca de la frontera con Alemania. Debutó en la máxima división con el equipo de su ciudad y, después de dos buenas temporadas, con 21 años fue contratado por un Basilea que ya asomaba en el panorama europeo. Se trata de un defensa fuerte físicamente pero que destaca más ofensivamente que defensiva, sobre todo a la hora de sacar el balón jugado o en las acciones en ataque a balón parado. En las tres temporadas que estuvo en el conjunto de la triple frontera entre Suiza. Alemania y Francia ganó las respectivas ligas y una Copa y se consolidó en la selección.

Schär fue olímpico en Londres, en 2012, pero el equipo no pasó de la primera fase. El mismo año, en 2012, debutó con la selección absoluta y, dos después, fue titular en dos partidos del mundial de Brasil, con un conjunto que iba creciendo desde el fracaso en la Eurocopa que había organizado en 2008 y después de no haber entrado en la de cuatro años después. Los jugadores de familias originarias de Albania y Kosovo habían ido pasando fases y ahora ya ocupaban posiciones importantes en la selección mayor.

2015 fue un año importante para Schär. Salió al extranjero, fichado por Hoffenheim, con el que se salvó milagrosamente del descenso a Segunda. A pesar del mal trago, su rendimiento fue bastante bueno para ser convocado para la Eurocopa de Francia de junio siguiente.

El gol

Suiza había quedado encuadrada en un grupo con la vecina Francia, con Rumania y con Albania. Muchos de sus jugadores, un total de siete de la convocatoria, provenían de familias inmigrantes de los Balcanes, y algunos de Albania y Kosovo. Por este motivo, el buen ambiente se pudo apreciar en las gradas y durante todo el partido. Pero éste cayó del lado suizo y lo hizo tras un error terrible del portero rival.



Porque Etrit Berisha, uno de los ídolos de la primera clasificación albanesa para un gran campeonato, era uno de los elementos más fiables del combinado de Giovanni de Biasi. Tenía la experiencia de tres años en la Lazio y todo el mundo confiaba en él, pero en el minuto 5 de partido calculó mal el saque de esquina de uno de los suizos de origen kosovar, Xherdan Shaqiri. El balón sobrevoló el corazón del área y Schär, muy bueno en estas acciones, se adelantó a la enloquecida salida de Berisha y anotó el único gol del partido.

La trayectoria suiza en el resto del torneo no fue excesivamente brillante, con dos empates más, contra Rumanía y Francia, que le permitieron superar la primera fase, y con otra igualada contra Polonia en los octavos que condujo a la tanda de penaltis. Schär anotó el suyo, el cuarto de la lista, pero el error anterior de Granit Xhaka, otro "albanés", alejó al equipo del acceso a cuartos.

Schär jugó muy poco la temporada siguiente con un Hoffenheim tan mejorado que se clasificó para la previa de la Champions. Por eso, en 2017 aceptó una salida hacia el Deportivo de la Coruña. Conocería la liga española, pero aunque jugaría mucho y marcaría dos goles, no pudo evitar el descenso de los gallegos. A pesar del desencanto, actuó en los tres partidos de la primera fase de Suiza en el mundial de Rusia. Pero dos tarjetas amarillas no le permitieron actuar en los octavos en que los helvéticos cayeron ante Suecia.

Con 27 años, y en plena madurez, Fabian Schär parece haber encontrado su lugar en Inglaterra. El Newcastle lo contrató y parece que, de momento, ha conseguido hacer destacar sus cualidades. Ha jugado bastante y ​​ha marcado seis goles en dos temporadas. Afronta un curso vital para consolidarse en uno de los equipos que se prevé que pueden crecer más en la Premier y para entrar en la lista para la fase final de la Eurocopa 2021. Entonces, cinco años después, intentará rememorar su gol a los "hermanos" de Albania.

dimarts, 17 de novembre del 2020

España, 1- Italia, 1 (Euro 2012-Primera fase)

207. Cesc Fábregas (1-1)

El fútbol español ha sido históricamente importador. Hasta hace unos años, por lo menos hasta la segunda década del siglo XXI, eran pocos los jugadores que emprendían aventuras en el extranjero y aún menos los que triunfaban. En cambio, hoy en día es habitual ver a una gran cantidad de legionarios en cualquier convocatoria de la propia selección o en cualquier liga del mundo. Uno de los pioneros y que, además, triunfó fuera antes de hacerlo en su país, fue el centrocampista Cesc Fàbregas.



El jugador de Arenys de Mar se formó en la cantera del FC Barcelona pero no se puede considerar que siga los mismos parámetros que otros futbolistas que estuvieron allí antes de llegar a profesionales. De la misma generación que Piqué o Messi, nacidos en 1987, se trataba de una de las promesas de los equipos de base azulgrana cuando decidió dar un giro a su vida y aceptar la oferta del Arsenal para ir a Inglaterra con dieciséis años, justo después de ser una de las estrellas en un mundial sub-17, el de Finlandia de 2003, en el que España fue subcampeona, al perder la final contra Brasil.

Arsène Wenger le reclutó para su proyecto y, aún en edad de formación, comenzó a adaptar particularidades del fútbol británico en su juego que le han acompañado durante su trayectoria, principalmente la verticalidad y la llegada al área. Debutó con dieciséis años en algunos partidos de la Copa de la Liga de la temporada 2003-04 y en la siguiente hizo lo mismo en la liga y en la Champions. En el segundo año, ya establecido en la titularidad, y con sólo 19, fue titular en la final de Saint-Denis que el Arsenal perdió contra "su" Barça.

Su trayectoria era meteórica. Ese mismo 2006 fue convocado para el mundial de Alemania y disputó los cuatro partidos. Dos años más tarde, formaría parte de la selección española campeona de Europa, justamente contra los alemanes, en Viena. Transformó un penalti decisivo en la tanda de cuartos de final contra Italia y jugó de titular la final por la lesión de Villa. Paralelamente, con la marcha de Thierry Henry del club, justamente en Barcelona, ​​el mismo año, se convirtió en el capitán más joven de la historia de los gunners, con los que, en ocho años, sólo ganó una Copa y una Copa de la Liga.

Cada verano empezó a sonar su nombre para volver a casa y su posible fichaje se convertía en un serial. Parecía hecho después de ganar el mundial de Sudáfrica, en 2010, e incluso se le hicieron bromas en las celebraciones, pero se tuvo que esperar hasta 2011 para volver a un Barça que había sido campeón de Europa dos veces en tres años. En su primera temporada en el Camp Nou, la última de Guardiola como entrenador, ganó Supercopa, mundialito de clubes y Copa del Rey con fases brillantes acompañadas de otras en que parecía que no se le encontraba el lugar correcto en el campo. En este contexto llegó la Eurocopa de 2012.

El gol

Y España la afrontó con la intención de repetir título. El debut, en Gdansk, era contra Italia y el seleccionador, Vicente del Bosque, ante la baja de Villa por lesión y el dudoso estado de forma de Torres planteó el partido de la misma manera que había hecho Guardiola en la final del mundial de clubes contra el Santos, sin delantero fijo. Cesc era el falso nueve. El partido, sin embargo, se atascó e Italia se adelantó con un gol de Di Natale al cuarto de hora de la reanudación. Sólo cuatro minutos más tarde, el delantero mentiroso de los españoles apareció.



Fue en una típica internada de Iniesta por la izquierda. Combinó con el canario David Silva y éste hizo uso de sus grandes técnica e imaginación para mandar un pase descomunal con el exterior del pie izquierdo hacia dentro del área. Cesc ocupó el espacio del nueve superando la cobertura insuficiente de Giaccherini y batió a Buffon. El resultado ya no se movería.

España acabaría revalidando el título, con victorias contra Irlanda, con un gol suyo, y Croacia en la primera fase, ante Francia en los cuartos, en unas semifinales luchadísimas ante Portugal, resueltas por penaltis y en las que, como había pasado en Viena cuatro años antes, el lanzamiento final de Cesc fue decisivo, y con un partido contra los italianos en la final muy diferente al de la primera fase y que terminó con un rotundo 4-0 para los conservadores del trono.

Cesc, que disputaría con España tres torneos más, la Copa Confederaciones del año siguiente, con subcampeonato en Brasil, el mundial del mismo país, con eliminación en la primera fase, y la Eurocopa de 2016 en Francia, con revancha italiana en los octavos de final, no acabó de triunfar en el Barça. En aquel 2012 sólo tenía 25 años y parecía que toda una gran trayectoria por delante para tomar el relevo de Xavi e Iniesta, pero dejó el club en 2014, después de haber ganado la liga del 13 y de haber perdido la última en el último partido, dejando la sensación que siempre había sido un cuerpo extraño en la maquinaria azulgrana, pese a unos buenos registros de 28 goles en 96 partidos. En el Camp Nou nunca ejerció el liderazgo que sí tenía en el Emirates.

Por eso decidió volver a la ciudad que la había visto triunfar, Londres, pero ahora con el Chelsea, donde tuvo un primer año espectacular con José Mourinho y ganó la Premier. Repetiría liga dos años después con Antonio Conte en el banquillo, y también se llevó una Copa de la Liga y una Copa. En el mercado de invierno de 2019, viendo que no contaba para Maurizio Sarri, abandonó la competición inglesa y fue a Mónaco, donde aún continúa. Cesc ha sido, seguramente, un centrocampista de difícil catalogación entre la organización de sus equipos y la llegada al área, pero con una trayectoria que, cuando se retire, y a pesar de algunos detractores por un juego que en el tramo final de la su carrera ha pecado de cierta indolencia, habrá que calificar de magnífica.

dilluns, 16 de novembre del 2020

República Checa, 2- Italia, 1 (Euro 96-Primera fase)

208- Pavel Nedved (1-0)

Los grandes torneos de selecciones sirven a algunos futbolistas, sobre todo los procedentes de las ligas menos conocidas, para dar un salto en su carrera. Una serie de buenos partidos en el momento adecuado pueden catapultar a un jugador que seguramente no habría salido de su ámbito doméstico a entrar en el foco de las grandes ligas europeas. Actualmente, esto no pasa tanto, ya que las direcciones deportivas acumulan mucha información, pero hace un cuarto de siglo, aun era habitual. Es lo que le pasó, por su actuación en la Eurocopa del 1996, al Balón de Oro europeo de 2003, el checo Pavel Nedved.



Los checos vivieron un idilio con las primeras Eurocopas que disputaron como estado separado de Eslovaquia. Parecía que se quisieran quitar de encima el estigma de que el título conseguido como Checoslovaquia en 1976 hubiera sido con mayoría de elementos provenientes del país ahora vecino. El torneo de 1996 fue el primero que pudieron afrontar y llegaron hasta la misma final, con una serie de futbolistas que entonces no conocía mucha gente. Y eso que Nedved ya tenía casi 24 años y hacía cuatro que jugaba en el Sparta de Praga, procedente del Dukla, el equipo del ejército, donde había cumplido el servicio militar, y antes del Skoda Plzen, conjunto de el oeste del país. De hecho, Nedved había nacido en Cheb, junto a la frontera alemana.

Era un centrocampista con un dinamismo colosal, con capacidad de conducir el balón, de combinar y también de llegar al área, como habían demostrado los catorce goles en 27 partidos en la liga de su país de aquel año. Además, no paraba nunca de correr y es de aquellos que contagia a los compañeros, que entonces hacen lo mismo por mímesis. Había debutado con el equipo nacional dos años antes. Curiosamente, había actuado en las categorías inferiores con Checoslovaquia incluso cuando el país ya no existía, en el europeo de 1994. Intervino en cuatro partidos en la fase de clasificación para la Eurocopa del 96, en la que los checos sorprendieron superando por un punto a los Países Bajos y a Noruega, que fue eliminada, y afrontó como titular el debut en el torneo.

El gol

Este no fue muy afortunado, ya que en pocos minutos Alemania, su adversario, ya había conseguido dos goles con los que terminaría el partido, en Manchester. La República Checa había caído en un grupo muy complicado y ahora se encontraba a Italia, que había vencido a Rusia en su estreno, en el segundo enfrentamiento, en Anfield, en Liverpool. Nedved sólo tardó cuatro minutos en mostrar su nombre en el mundo.


El partido había apenas comenzado cuando Poborský introdujo un balón en el área sin que nadie lo esperara. La defensa transalpina de Arrigo Sacchi, como solía hacer, salía en bloque para dejar a gente en fuera de juego pero se quedó atrapado el defensa Apolloni. Nedved le ganó la espalda, paró el balón con el pecho y con el exterior del pie derecho superó la salida de Peruzzi. Los checos acabarían ganando el partido por 2-1 tras el empate de Chiesa y el gol decisivo de Radek Bejbl, todos en la primera parte. Fue el inicio del gran torneo del equipo, que empataría en el último minuto agónicamente contra Rusia con un gol de Smicer, eliminaría a Portugal con un remate de Poborský y se clasificaría para la final tras vencer a Francia por penaltis en semifinales, una tanda en la que Nedved anotó su lanzamiento. Lamentablemente, en el partido por el título, aunque el equipo se adelantó con un penalti transformado por Berger, acabó claudicando por dos remates del alemán Bierhoff.

Pero a Nedved le cambió la vida. El Sparta se inventó un traspaso al Kosice eslovaco, conjunto con el que compartía propietario, como argucia legal para no pagar derechos de formación al Skoda Plzen en el momento en que el jugador fue fichado por la Lazio por poco más de un millón de euros. Jugó con el equipo romano en los mejores años de la historia del club, con un título de liga, en 2000, dos Copas, una Recopa, con gol suyo en la final contra el Mallorca, y una Supercopa europea entre otros hitos. Su entrega entusiasmaba al público del Olímpico.

Con la selección fue tercero en la Copa Confederaciones de 1997 y participó en la Eurocopa del 2000, pero sin demasiada fortuna. En 2001, cerca de cumplir 29 años, aumentó aún más de nivel y fichó por la Juventus. Parecía que no podría mejorar, pero su capacidad de sacrificio convirtió a aquel ídolo de la Lazio en una leyenda en Turín. Ganó dos ligas y dos Supercopas. En 2004, con el equipo nacional, se acercó mucho a ganar la Eurocopa, pero Chequia fue eliminada por Grecia en las semifinales de manera sorprendente. Incluso entonces pareció que lo había tenido más cerca que en 1996.

Durante el año anterior, en 1993, había sido elegido mejor jugador europeo, Balón de Oro, por la revista France Football. Pudo ser un año completo si la Juventus no hubiera perdido otra de las muchas finales europeas que ha dejado escapar, por penaltis ante el Milan en Manchester, en el mismo escenario en el que Nedved había debutado en un gran torneo internacional. Y fue aún más leyenda para la Vecchia Signora cuando en 2006, con 33 años, decidió quedarse y jugar en la Serie B, a la que la entidad había sido descendida debido al llamado Moggigate después del mundial de 2006, el único que disputó. Por todas estas razones, Nedved, que se retiró en el equipo en 2009, con 36 años, es ahora embajador juventino a todos los eventos. Una carrera inmensa que quizás habría tomado otro camino de no haber llegado aquel gol en Anfield contra Italia, el país que después le dio tanto.

diumenge, 15 de novembre del 2020

Hungría, 3- Portugal, 3 (Euro 2016-Primera fase)

209- Balázs Dzsudzsák (2-1 y 3-2)

Los contrarios también juegan. Esta frase es habitual cuando algún futbolista quiere justificar que el propio conjunto no haya conseguido el resultado adecuado. Evidentemente, la oposición del otro equipo, que ésta sea más o menos dura, influye en los resultados. Pero los adversarios también pueden servir como aliados, como alguien que, de manera evidentemente involuntaria, ayuda a conseguir los propósitos. Esto es lo que le pasó dos veces en un solo partido, y con una diferencia de ocho minutos, al húngaro Balázs Dzsudzsák.



Ya ha quedado dicho en otros goles que Hungría ha pasado tres décadas de travesía del desierto entre dos participaciones en grandes competiciones, la del mundial de México 86 y la Eurocopa de Francia 2016. La que había sido gran potencia europea de la primera parte del siglo XX y de los años 50 y 60 se fue apagando y, con ella, la capacidad para exportar futbolistas importantes a las grandes ligas del continente. Durante este tiempo, ha habido pocos jugadores que hayan destacado, y casi siempre en conjuntos de segunda fila. Uno de ellos fue el rápido delantero Dszudzsák, que afrontó el torneo de Francia cuando estaba a punto de llegar a los treinta años.

De raíces polacas, como indica su nombre, se formó en el Debreceni, conjunto que tiene su sede próxima a la frontera con Eslovaquia y también con Polonia, aunque los dos países no sean vecinos. Pero el joven Balázs, un zurdo rápido y escurridizo, sabía que tenía que salir de territorio magiar para progresar y con 21 años lo contrató el PSV Eindhoven, uno de los conjuntos europeos más acertados a la hora de detectar talento oculto. Después de una temporada complicada, se convirtió en un titular en el Philips Stadion donde, en el último de los tres ejercicios en los que jugó, marcó 14 goles en la liga.

Paralelamente, los fracasos iban llegando al equipo nacional, que no tenía ninguna posibilidad de disputar grandes torneos. Dzsudzsák, entonces, decidió priorizar el apartado económico al deportivo y comenzó a hacer carrera en la emergente financieramente, pero no tanto futbolísticamente, liga rusa. Aceptó la oferta del nuevo rico Anji Majachkalá, donde llegó a compartir equipo con Samuel Eto'o. Pero una lesión cervical le dejó fuera de combate y, cuando volvió, el proyecto se había esfumado. Fue traspasado por 19 millones de euros al Dinamo de Moscú, con lo cual se convirtió en el jugador húngaro por el que habían pagado más dinero. Durante tres temporadas tampoco ganó nada y en 2015, con la selección con muchas posibilidades de ir a la Eurocopa, cambió de aires.

Fichó por Bursaspor turco en verano y en noviembre celebraba la clasificación para el torneo de Francia, ampliado a 24 equipos. El equipo magiar se había desembarazado de Noruega en la repesca y volvía a un gran campeonato. Con el conjunto otomano las actuaciones fueron discretas, pero al llegar junio se aprestaba a ser protagonista de la cita continental.

Los goles

Hungría debutó con muy buen pie al derrotar a Austria en el primer partido por 0-2. En el segundo, salvó un punto con un autogol islandés a última hora. Invicto, afrontaba el tercer partido, contra los posteriores campeones, Portugal, que fue uno de los más espectaculares del torneo. Porque los portugueses, que sólo habían encadenado dos empates contra islandeses y austriacos, necesitaban al menos puntuar para pasar ronda como uno de los mejores terceros. Y además, marcar muchos goles. Dzsudzsák y sus compañeros los estuvieron a punto de eliminar con dos acciones afortunadas.


Se adelantaron los danubianos con un gran disparo de Zoltan Gera al que respondió Nani con el empate. Al inicio de la reanudación, el árbitro, el inglés Martin Atkinson, decretó una falta de Carvalho a Szalai en la frontal del área. Dzsudzsák probó suerte y tuvo la fortuna de que el balón tocara en André Gomes, instalado en la barrera, y despistara a Rui Patrício. Portugal empató tres minutos después mediante Cristiano Ronaldo, pero ocho minutos después del 2-1, nueva falta en la frontal del área, de nuevo de Carvalho a Szalai, casi en la misma posición, para los magiares.



Dzsudzsák chutó, esta vez contra el cuerpo de Cristiano, pero él mismo recogió el rebote, volvió a encarar el área y disparó de nuevo. Esta vez fue Nani quien puso el pie estirado con tan mala suerte que el balón volvió a describir una parábola imposible y volvió a entrar, ante la desesperación de la estrella lusa. Portugal pudo salvar los muebles con un gol de Cristiano en el minuto 62 y entró como tercera de grupo, a punto de la eliminación. Hungría lo hizo como primera y superaba una ronda inicial de un gran campeonato por primera vez desde el mundial de 1966. Pero la aventura no iría mucho más allá, ya que cayó eliminada ante la superioridad de Bélgica en octavos de final por un concluyente 1-4.

Tras el torneo, Dzsudzsák, un habitual de las acciones benéficas, tales como recaudar dinero para la familia de su ex compañero Milos Fehér, muerto en un campo de fútbol, o pagar las entradas a los aficionados húngaros para ir a ver a su equipo en la vecina Rumania, siguió alejado de la competitividad europea y se fue a disputar la liga de los Emiratos Árabes, donde aún sigue. Sin embargo, ha continuado jugando con la selección húngara, con la que aún podría entrar, a punto de cumplir 35 años, a la próxima Eurocopa si los magiares se clasifican