dijous, 12 de novembre del 2020

Países Bajos, 2- República Checa, 3 (Euro 2004-Primera fase)

212. Jan Koller (2-1)

Disponer de un delantero de más de dos metros de altura, 2,02 en este caso, puede determinar el sistema de juego de un equipo. Se puede tender más a enviar balones altos para que este atacante los baje en detrimento del fútbol más rápido y de contraataque por sus limitaciones en cuanto a velocidad. Pero la selección checa de principios de siglo y también los equipos que dispusieron de él, no notaron que tuvieran que cambiar mucho la forma de jugar y, en cambio, se beneficiaron de las muchas virtudes que tenía el gigante Jan Koller.


Hoy en día sigue siendo el máximo goleador de la historia de la selección con 55 goles en 91 partidos. Su presencia fue innegociable durante tres Eurocopas y un Mundial y su habilidad y buenos movimientos lo convertían en un falso lento, ya que se movía con rapidez. De hecho, había comenzado su carrera en el Sparta de Praga como portero. Una vez situado como ariete, su trayectoria avanzó lenta, pero segura. Tuvo que esperar a los 23 años para salir del país. Fichó por el Lokeren belga, con el que completó tres temporadas in crescendo que finalizaron con 24 goles en la última. En 1999 fue contratado por uno de los grandes del país, el Anderlecht.

El año anterior había debutado con la selección, con la que marcó seis goles en seis partidos de clasificación que contribuyeron a entrar en su primera gran cita, la Eurocopa del 2000. Koller jugó los tres partidos de titular, pero dos derrotas contra Francia y los Países Bajos lo enviaron a casa. En el Anderlecht estuvo dos cursos, en los que no bajó nunca de los 20 goles y conquistó dos ligas, y en 2001 dio otro salto a una liga más importante cuando lo contrató el Borussia Dortmund.

En la cuenca del Ruhr se convirtió en un ídolo, sobre todo en su primera temporada, en la que se ganó la liga y se estuvo a punto de hacer lo mismo con la Copa de la UEFA. Los alemanes la perdieron contra el Feyenoord en Rotterdam por 3-2 en un duelo de gigantes en el que él marcó, pero en el que salieron ganadores los 193 centímetros de Pierre van Hooydonk.

Koller estaría cinco temporadas más al Dortmund, hasta 2006. En este trayecto, en 2004, afrontó su segunda Eurocopa, la que estuvo más a punto de ganar por la gran calidad de la selección checa, la de Portugal, que él encaraba ya con 31 años.

El gol

Al equipo de Karel Bruckner le costó arrancar, ya que tuvo que remontar ante una sorprendente Letonia. El segundo partido, en Aveiro, marcó un punto de inflexión. Los neerlandeses se situaron con un 2-0 favorable, gracias a los goles de Bouma y de Van Nistelrooy en sólo 19 minutos. Pero cuatro después cometerían un error fatal.




Fue culpa del habitualmente segurísimo Phillip Cocu, que quiso pasar el balón a uno de sus compañeros y se lo dio al delantero Milan Baros, que finalizaría el campeonato como máximo goleador y se encontraba en una gran forma. Este avanzó perseguido por Stam, que no le permitió disparar a portería, pero tampoco le pudo robar el balón. Viendo que no podía chutar, Baros descargó hacia la derecha, donde Koller acompañaba la jugada y éste sólo tuvo que empujar el esférico al fondo de la portería de Van der Sar.

Era el clic que necesitaban los checos, que remontaron el partido con goles de Baros y Smicer en la reanudación. Ya clasificados, hicieron descansar a Koller en el triunfo ante Alemania por 1-2. Este volvió para anotar en la victoria en cuartos de final contra Dinamarca por 3-0, pero como el resto de sus compañeros se estrelló contra la muralla griega en una semifinal que era una gran oportunidad para llegar al partido por el título. El gol del central Dellas tumbó a toda una generación.

En 2006, Koller disputó su único mundial, ya con 33 años. Sólo jugó 45 minutos en el triunfo contra Estados Unidos, en el que marcó a los cinco minutos de estar en el campo, pero Chequia quedó eliminada en la primera fase de un grupo muy duro por Italia, posterior campeona, y Ghana.

A nivel de clubes, bajó el nivel, pero siguió en una liga potente, marcando goles para el Mónaco durante dos campañas no muy positivas a nivel de equipo. Ya con 34 años volvió a Alemania y fichó por un Nuremberg que acabaría bajando, aunque él no lo vería. Al verano siguiente volvía a haber Eurocopa y él quería tener más minutos para entrar en la lista. En el mercado de invierno lo fichó el Krylia Sovetov ruso, con el que marcó dieciséis goles en dos años.

Al final, entraría a la convocatoria para el torneo europeo de 2008, que disputó con 35 años y en el que aún consiguió un gol contra Turquía, aunque fue un duelo de recuerdo agrio, ya que los otomanos remontaron y echaron a la selección del campeonato. Koller acabaría de jugar un año y medio más en Rusia antes de bajar definitivamente el nivel en el Cannes francés, en el que siguió siendo futbolista hasta los 38 años, aunque los últimos meses fueron complicados. Su gran cuerpo, el aliado durante toda su carrera, ya le fallaba en forma de lesiones.

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