dimecres, 25 de novembre del 2020

Croacia, 2- Francia, 2 (Euro 2004-Primera fase)

199. David Trézéguet (2-2)

Hay jugadores que aparecen varias veces en esta lista ya que han marcado más de un gol digno de ser destacado. En algunos casos han sido anotaciones muy trascendentes para la resolución del torneo y saldrán en un lugar preponderante, en la recta final de este proyecto. El problema es explicar su trayectoria si el mejor gol ya había llegado cuando anotó otro como el que contamos hoy. Entonces, hay que mencionar el primero de paso pero no entrar en profundidad en él a la hora de recordar la carrera del delantero franco-argentino David Trézéguet.



Porque Trézéguet es uno de los tres únicos jugadores de la historia, junto con Panenka y Bierhoff, que completó una acción definitiva para el campeonato. Esto significa que después de su anotación en la Eurocopa del 2000, ya no pasó nada más, ni pudo haber capacidad de reacción por parte del otro equipo, en ese caso Italia. Fue un gol de oro en la final, como consiguió el alemán en 1996. El checo, por su parte, transformó el último penalti de 1976. Pero no fue el único tanto que Trézéguet consiguió en una Eurocopa, anotó dos más, uno de ellos, cuatro años después.

Trézéguet era un rematador, un goleador nato no exento de técnica, pero que tenía el área pequeña como hábitat vital. Hijo de un futbolista argentino, Jorge Trézéguet, nació en Rouen, en Francia, porque su padre jugaba allí en ese momento. Después, la familia regresó a Argentina, donde se formó en el Platense hasta que a los 17 años lo fichó el Mónaco, aprovechando su doble nacionalidad. De hecho, pudo jugar con cualquiera de las dos potentes selecciones, pero eligió la francesa tres años después de volver. En Mónaco había formado un gran tándem con Thierry Henry y ambos fueron seleccionados para el mundial sub-20 de Malasia, en el que quedaron eliminados en cuartos de final pero en el que Trézéguet había anotado cinco goles.

Al año siguiente había mundial absoluto en Francia y ambos amigos entraron en la lista de Aimé Jacquet. Con 20 años, Trézéguet anotó un gol, contra Arabia Saudita, pero se marchó con la espina de no actuar en la final, compensada por el hecho de haberse proclamado campeón. Desde entonces ya fue un fijo del equipo nacional. Con el Mónaco ganó dos ligas y había llegado a semifinales de la Champions de 1998 contra quien sería su nuevo equipo, la Juventus.

Los italianos lo ficharon en 2000, uno de los años más importantes de su vida, ya que ganó la Eurocopa con Francia con su gol de oro en la prórroga. Vivió diez años en Turín, siendo jugador de la Vecchia Signora, con la que ganó dos ligas y a la que permaneció fiel en el descenso de 2006 para volverla a la élite. Mientras tanto, se consolidaba como uno de los cañoneros europeos más regulares y lo normal es que pasara de los 20 goles por temporada. Era rápido, se desmarcaba bien y su físico, 1,86 metros de altura, lo ayudaba en el juego aéreo. Además, su formación en Argentina lo convertía en un incordio para las defensas.

Con la selección actuó en el calamitoso mundial de 2002, en la que Francia, vigente campeona, fue eliminada en la primera fase. Dos años después, con 26 años y en el mejor momento de su vida, era el delantero de referencia para la Eurocopa de 2004 en Portugal.

El gol

Debutó actuando los noventa minutos en la victoria agónica contra Inglaterra por 2-1 en Lisboa. El segundo partido era contra Croacia en Leiria y se complicó mucho, ya que aunque los franceses se adelantaron con un gol a medias entre Silvestre y el defensa Tudor, los goles de Rapaic y de Prso dieron la vuelta al resultado. Once minutos más tarde, Trézéguet demostró la pillería aprendida durante sus años de infancia y de juventud en Argentina.


Porque fue lo suficientemente listo como para adivinar un mal pase atrás nuevamente de Tudor, que en aquel momento era compañero suyo de equipo en la Juventus, hacia el portero Butina. Este llegó forzado por la presión del delantero, pero se adelantó y rechazó. En ese momento, sin embargo, Trézéguet levantó el brazo izquierdo y el balón le rebotó en él. Las evidentes manos no fueron indicadas por el árbitro danés Kim Milton Nielsen, un habitual de las polémicas en aquella época, y Francia empató el partido. El resultado le serviría, al final, para ser primera de grupo y evitar a Portugal en los cuartos de final.

Los franceses derrotaron a Suiza en el tercer partido, pero fueron sorprendentemente vencidos por Grecia en la primera eliminatoria directa. Trézéguet también jugó el mundial de Alemania de 2006 y allí vivió la cara contraria de la Eurocopa del 2000. Marginado por el técnico, el inefable Raymond Domenech, sólo actuó en un partido contra Togo, en el descuento de otro contra Corea del Sur, de la primera fase, y entró en la segunda parte de la prórroga de la final. El destino que le había convertido en héroe en Rotterdam seis años antes le guardaba la cruz de la moneda, ya que su error en la tanda de penaltis, al enviar el balón al larguero, dio el mundial a Italia, precisamente el mismo rival de entonces. Sólo jugaría cinco partidos más con el equipo francés y no entraría la lista para la Eurocopa 2008.

A nivel de clubes, Trézéguet sorprendió cuando, después de diez años en la Juventus, fichó por el Hércules, equipo que acababa de subir de Segunda División en España. Sus doce goles no evitaron el descenso de los alicantinos. Era el momento de volver a Argentina y, como había sucedido con la Juventus, lo hizo para emprender un rescate. River Plate había bajado a Primera B de manera traumática y a él, con 35 años, no le importó arremangarse para ayudar a devolver a los millonarios a la máxima división. Jugó dos torneos más con ellos y, luego, dos con Newell 's Old Boys antes de retirarse con una exótica aventura de nueve partidos en el Pune City indio. El guerrero goleador ya podía descansar.

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