diumenge, 1 de novembre del 2020

Yugoslavia, 3- Eslovenia, 3 (Euro 2000-Primera fase)

223. Savo Milosevic (1-3 y 3-3)

Muchos de los jugadores nacidos en los territorios de la antigua Yugoslavia esconden historias más o menos impresionantes. Además, en muchos casos tuvieron que jugar en el extranjero mientras en casa tenía lugar un conflicto bélico la resolución del cual hace difícil de explicar a qué bando pertenecen unos u otros. Fue el caso de un trotamundos del fútbol, ​​que hizo carrera sobre todo en la liga española, y al que seguramente faltó ser contratado por un equipo grande para demostrar hasta dónde podía llegar con sus innegables cualidades anotadoras. Era el delantero serbio Savo Milosevic.


Porque a pesar de nacer en territorio de la actual Bosnia y Herzegovina, en Bijeljina, esta ciudad se encuentra en el enclave de la República Sprska, la parte del país bosnio de mayoría serbia resultante de las disputas bélicas de los años noventa. El futuro delantero creció entre esta localidad y Johovac, unos kilómetros al oeste, y los 14 años fue captado por la escuela del Partizan de Belgrado. Debutó en Primera con diecinueve años y marcó 35 veces en las dos primeras campañas en el equipo blanquinegro. Era un delantero que no engañaba. Alto, fuerte, potente, un ariete de los de toda la vida con una gran pierna izquierda y un fuerte disparo.

En 1994 debutó con una selección yugoslava que había sido apartada de los grandes campeonatos por la guerra, pero que podía disputar amistosos. Al año siguiente dio el primer salto y lo contrató el Aston Villa de la Premier. Estuvo allí tres años, con buenas cifras, aunque no superó nunca los 12 goles por campaña. El verano de 1998 fue importante para él. Fue convocado para su primer mundial, el de Francia, en la que actuó en las dos victorias yugoslavas de titular, aunque no marcó, y lo fichó el Zaragoza.

A orillas del Ebro se convirtió en un ídolo. En dos campañas marcó 35 goles en la liga y en la segunda clasificó al equipo para la Champions. Pero el título de campeón de Europa del Real Madrid no permitió a los aragoneses jugar la máxima competición. 2000 volvió a ser un año importante, ya que aceptó la oferta para jugar en el Parma, uno de los equipos más destacados de la liga italiana, y había Eurocopa, la de Bélgica y los Países Bajos.

Los goles

Y el debut era interesante. Enfrentaba a lo que quedaba de Yugoslavia, es decir, Serbia y Montenegro, con una de las ex repúblicas del estado federal, Eslovenia. El duelo de Charleroi fue uno de los más espectaculares del torneo, que vio como en el inicio de la segunda parte los eslovenos ganaban por 0-3 con dos goles de Zahovic y otro de Pavlin. Pero Milosevic y los suyos no habían dicho la última palabra.


La remontada comenzó con un córner a favor. Un remate en semifallo parece que se perderá por la línea de fondo, pero Djukic salva el balón y supera al portero Dabanovic por encima. En boca de gol, Milosevic sólo tiene que empujar al fondo de la portería. Tres minutos más tarde, en el setenta, Drulovic anotará el 2-3 con un disparo de puntera dentro del área, tres minutos después del segundo gol y seis después del primero, llegará el empate, nuevamente de Milosevic.



Volvió a ser Drulovic quien apareció. Hizo una jugada espléndida por la banda derecha marchandose de Ceh y dio el pase de la muerte para que el ya ex delantero del Zaragoza, nuevamente en boca de gol, anotara. Era su segundo gol en el torneo. Marcaría en todos los compromisos, el gol decisivo para vencer a Noruega, uno de los de la increíble derrota por 3-4 contra España y el del honor en la eliminación por 6-1, en cuartos de final, contra los Países Bajos. Se convirtió en el máximo anotador del torneo empatado con Patrick Kluivert.

En Parma las cosas fueron más o menos correctas en el primer año, pero en el segundo fue cedido a su antiguo club, el Zaragoza, con el que no pudo evitar el descenso a Segunda División. Entonces inició un peregrinaje por conjuntos de la liga española, competición donde había rendido bien, con el Espanyol, el Celta y Osasuna. Fue en el Sadar donde se volvió a ver a su mejor versión, clasificando a los navarros en cuarto lugar en la temporada 2005-06.

Aquel verano jugó su segundo mundial con una selección que ahora se llamaba Serbia y Montenegro. Milosevic, pariente lejano del ex dirigente serbio Slobodan Milosevic y con grandes inquietudes políticas, se mostró contrario a la futura independencia montenegrina, ya decidida, y dijo que si marcaba sólo dedicaría los goles a los serbios. No hizo falta dedicar nada a nadie, ya que no marcó en ninguno de los tres partidos. Fueron los últimos antes de un amistoso, en 2008, con la nueva selección serbia, con la que marcó dos goles contra Bulgaria.

Los últimos años de Milosevic discurrieron entre Osasuna y el Rubin Kazan, donde se retiró en 2008, ya con 35 años, con un título de liga rusa para su historial. Entonces se dedicó a hacer el entrenador y terminó en su club de formación, el Partizan, donde ganó una Copa. Los problemas en la familia Milosevic, sin embargo, no fueron nunca fáciles. En 2011, su abuelo mató a su padre con un disparo de rifle tras una disputa familiar. Como se ve, la trayectoria del delantero, tanto dentro como fuera del campo, ha sido de todo menos un camino de rosas.

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