dimarts, 10 de novembre del 2020

Portugal, 2 (6)- Inglaterra, 2 (5) (Euro 2004-Cuartos de final)

214. Michael Owen (0-1)

Ha habido una buena cantidad de delanteros en el transcurso de la historia que han destacado a pesar de no tener un físico privilegiado. Habitualmente, los entrenadores les han acostumbrado a arrinconarlos a un lado y a hacerlos actuar de extremos, porque son rápidos, pero cuando tienen instinto goleador, habilidad e inteligencia, hay que situarlos lo más centrados posible para hacer más daño a el equipo rival. Cuando las lesiones le dejaron, estas fueron las principales virtudes del inglés Michael Owen.



Balón de Oro del año 2001, en una temporada en la que su equipo, el Liverpool, ganó todas las competiciones pequeñas que disputó, pero no la liga, ni la Champions, Owen se formó en la ciudad costera, donde llegó procedente de muy pocos kilómetros al sur, de Chester, donde nació. Fue un talento precoz. Debutó con los reds con diecisiete años y marcó en su primer partido, una derrota en el campo del Wimbledon, en 1997. En el mismo año anotó dos goles en el mundial sub-20 y al siguiente ya fue convocado por Glenn Hoddle para disputar el mundial de Francia, donde consiguió dos goles, uno de ellos extraordinario en la derrota por penaltis en octavos de final contra Argentina. Fue el jugador más joven de debutar con la camiseta de los tres leones y también el de menos edad en perforar la portería rival.

Durante la misma temporada y la siguiente fue máximo goleador de la Premier, con 18 goles en cada una de ellas. En las poco más de siete temporadas que jugó en Anfield anotó 118 goles en 216 partidos, aunque los títulos tardaron en llegar. De hecho, los primeros fueron los cinco de 2001 (Copa, Copa de la Liga, Supercopa inglesa y europea y Copa de la UEFA), a los que se unió otra Copa de la Liga en 2003.

Con la selección, era un fijo. Participó en la eliminación en la primera ronda en la Eurocopa 2000, en la que anotó un gol, y también marcó dos en la buena puesta en escena del conjunto que entonces entrenaba Sven Göran Eriksson en el mundial de Corea y Japón de 2002. Llegaron a cuartos de final y él anotó dos veces, una de las cuales en la derrota definitiva contra Brasil por 2-1. 2004 sería un año importante para Owen. A los 24, cambiaría de equipo y de país y también afrontaba su segunda Eurocopa.

El gol

Inglaterra presentaba una muy buena selección en Portugal, con un gran centro del campo, con hombres como Beckham, Scholes, Gerrard y Lampard en buena forma y una delantera que era la sensación del momento, con el jovencísimo Rooney y el mismo Owen. Su participación, sin embargo, vino condicionada por la derrota en el añadido del primer partido contra Francia. Esta la llevó a ser segunda de grupo y a tenerse que cruzar con la anfitriona, Portugal, en cuartos de final. Owen no pudo marcar en ninguno de los partidos de la primera fase, pero se redimió a los tres minutos del que tuvo lugar en el Estadio Da Luz.


Fue en una acción muy directa, resuelta con una gran calidad. El portero, David James, chutó fuerte buscando el área rival. Parecía que Costinha podría rechazar con claridad, pero llegó justo a la pelota y sólo la tocó atrás. La acción cogió a contrapié el central Andrade y favoreció a Owen, aunque éste estaba de espaldas a la portería. Entonces, con una reacción de genio, se giró en un movimiento totalmente antinatural y con un toque con el exterior, sin ver al portero Ricardo, le batió de manera sorprendente. Todo un golazo.

Hubiera podido servir para dar el triunfo a Inglaterra, pero Hélder Postiga empató ocho minutos antes del final del partido y llevó el duelo a una prórroga en la que también acertaron Rui Costa y Lampard. Los penales eran un hecho. Owen anotó el suyo, el segundo de la tanda, pero los errores de David Beckham y de Darius Vassell dejaron a los ingleses en la cuneta.

Aquel verano Owen fichó por el Real Madrid y se unió a la nómina de galácticos de Florentino Pérez, pero nunca se hizo con la titularidad, aunque anotara trece goles con algunas buenas actuaciones, como un gol contra el FC Barcelona en el clásico. Nunca desbancó a Raúl, ni a Ronaldo en los esquemas de Camacho, García Remón, ni Luxemburgo y volvió a la Premier, en este caso al Newcastle. Aunque era joven, tenía 25 años, la segunda parte de su carrera no fue tan brillante como la primera.

En las dos primeras temporadas en el norte del país tuvo muy mala suerte con las lesiones. En la primera se rompió un hueso del pie se recuperó para ir al mundial de Alemania, en 2006, pero en el minuto 4 del tercer partido, contra Suecia, se rompió los ligamentos de una rodilla y se pasó casi toda la temporada siguiente en blanco. Esta sería su última aparición en un gran campeonato, con sólo 26 años .Inglaterra no entraría en la Eurocopa del 2008 y, en 2010, sus mejores días ya habían pasado. Sin embargo, se repuso y dos buenos años con los magpies le llevaron a fichar por el Manchester United, el gran rival tradicional del Liverpool, en una contratación que no gustó en Anfield.

Pero ya no era el mismo. En Old Trafford sólo anotó diecisiete goles en tres temporadas, en las que fue un jugador muy suplente en los esquemas de Alex Ferguson. Estuvo a punto de ganar una Liga de Campeones, la de 2011, en la que no jugó la final con victoria del FC Barcelona por 3-1 ante el United en Wembley. En 2012, con 32 años, salió en dirección al Stoke City, donde sólo disputó nueve partidos antes de retirarse. El brillo de la estrella de Owen fue fugaz, pero siempre quedarán para el recuerdo grandes acciones como aquel gol de Lisboa, sólo al alcance de grandes jugadores.

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