dijous, 1 d’octubre del 2020

Croacia, 0- Portugal, 3 (Euro 96-Primera fase)

254. Domingos (0-3)

En un fútbol como el actual, en el que los entrenadores valoran mucho a los jugadores versátiles, aquellos que pueden ocupar varias posiciones en el campo y hacer diferentes funciones para el equipo dependiendo de las necesidades de un juego que varía dentro del mismo partido, han quedado en desuso los especialistas. En la historia, ha habido futbolistas que han sido espectaculares haciendo cierta cosa mejor que los demás. O chutaban bien, o marcaban bien al rival o hacían goles. Los había que no tenían ni grandes cualidades físicas, ni técnicas, pero que eran oportunistas y, aún más, lo eran cuando jugaban en un equipo y, cuando se iban, su rendimiento ya no era el mismo. Fue el caso de un gran goleador del Oporto, Domingos Paciencia.



Porque sus cifras en los dragoes fueron espectaculares, con 105 goles en 264 partidos en la primera división portuguesa. Nació en Leça de Palmeira, localidad adscrita a Matosinhos, pocos kilómetros al norte de Oporto. Entró en las categorías inferiores del conjunto blanquiazul, con el que debutó en 1987, justo la temporada siguiente a cuando el equipo ganó su primera Copa de Europa. El técnico, Tomislav Ivic, el eligió para relevar a una leyenda del club como Fernando Gomes y, a pesar de una cierta irregularidad, lo fue consiguiendo.

En la temporada 1990-91, ya con Ivic fuera del club, estuvo a punto de ser máximo goleador del campeonato. Anotó 24 goles, pero fue superado por una anotación por el benfiquista Rui Aguas. Después de unos años poco acertados, pilló dos muy buenos, entre 1994 y 1996, en los que marcó 19 y 24 veces, respectivamente.

Con la selección, su presencia había sido muy intermitente. Pero en la fase de clasificación para la Eurocopa del 1996, el técnico, Antonio Oliveira, había confiado en él. Había marcado seis goles en diez partidos y Portugal, tras superar en la clasificación a las dos Irlandas, entraba en un gran torneo por primera vez desde el mundial de 1986. Domingos, en su mejor momento, entró en la lista.

Pero no fue titular. El técnico prefería apostar por Joao Pinto y Ricardo Sá Pinto, del Benfica y del Sporting, respectivamente, en punta, y con Figo y Rui Costa para abastecerlos de balones. Portugal debutó con un empate contra Dinamarca (1-1). Domingos jugó 28 minutos. En el segundo partido, victoria contra los otomanos sin la participación del delantero. El tercer duelo sería contra Croacia, decisivo para conseguir el liderato del grupo.

El gol

Domingos volvió a ser suplente y vio como Figo y Joao Pinto marcaban dos goles en la primera parte que dejaban el resultado muy encarrilado. Él entró en el campo en el descanso, en el lugar de Sá Pinto, y disputó unos buenos minutos, aderezados con uno de los goles más estúpidos de los que aparecerán en esta lista pero que demuestran su capacidad para aprovechar los errores rivales.


Los croatas, que habían quedado desconcertados por el marcador, se pasaban el balón en fase defensiva sin muchas ganas de avanzar. El central Pavlicic quiso lanzar un pase largo, pero hizo rebotar el balón en Bilic, que estaba de espaldas. Este quedó suelto y Domingos, que siempre andaba por allí, lo aprovechó para recogerlo, avanzar hacia el área y batir al portero Mrmic de un tiro cruzado. Era el 0-3 definitivo que dejaba a Portugal como campeón de grupo.

Domingos volvió a actuar en los cuartos de final contra la República Checa. Salió con 0-0 en el marcador y, desde el campo, vio como un gol de Poborsky dejaba fuera a su equipo del torneo. Tenía 27 años, una edad en la que todavía hay futuro deportivo, pero fue su último duelo en un gran torneo internacional. De hecho, sólo jugaría cuatro partidos más con la selección en los años siguientes.

En 1997 decidió abandonar su zona de confort y fichar por un equipo de otra liga. Lo contrató el Tenerife, pero no se terminó de adaptar, a pesar de estar dos temporadas en las que marcó sólo siete goles. En 1999, con treinta años, volvió al Oporto, donde su rendimiento ya no fue el de antes. Se retiró dos temporadas después habiendo ganado siete ligas y cinco Copas con el equipo de su vida.

Después inició una carrera de entrenador que tuvo su punto culminante en 2011. Como técnico del Braga llevó al equipo hasta la final de la Europa League. El oponente en Dublín no podía ser otro sino el Oporto, que se llevó el partido con un cabezazo de Radamel Falcao. Después, Domingos fichó por el Sporting, de donde fue relevado al cabo de una temporada y media. Nuevamente, su primera aventura en el extranjero fue en España. No se tuvo que mover mucho, ya que lo contrató el Deportivo de la Coruña, pero se marchó a los seis partidos de manera repentina. Después, entrenó en Turquía, en Chipre, al Vitoria Setúbal y al Belenenses. Aún no se ha podido sentar en el banquillo de su Oporto, el equipo en el que marcaba goles sin parar.

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